Uno: Intento de James Bond

11.6K 666 79
                                    

—Bueno, antes de empezar con la clase, creo que lo correcto es que todos se presenten.— Dijo el profesor Redmond, sentándose en su escritorio y acomodando su lentes en el puente de su nariz. —Empezaremos contigo.— Dijo señalando con la mirada a la chica a mi lado. Ella sonrió sin mostrar los dientes, develando unos preciosos hoyuelos.

—Bueno... me llamo Maddie Young. Tengo dieciocho años, me encanta hacer nuevos amigos y salir con ellos, en especial a la playa.— Dijo con una sonrisa amplia, la miré, y por un momento me devolvió la mirada... Dios, es bella.

—¿Qué hay de ti?— Me preguntó el profesor. Me quedé callado un momento. Todas las miradas, incluyendo la de Maddie, se posaron sobre mí.

No saben cuanto me desagradaba ser el centro de atención.

—Me llamo Justin, Justin Bieber.— Dije nervioso.

—¡Miren, un intento fallido de James Bond!— Dijo un chico al fondo, provocando que todos estallaran en risas. Hasta el profesor, disimuladamente buscaba reír. Vi a Maddie... y no lo hacía.

—Sí el único modo de que tu consigas la atención de los demás es burlándote de los otros, entonces tu vida es bastante lamentable.— Dijo Maddie hacia el chico que había tratado de ridiculizarme, sorprendiéndome a mí en el proceso.

Después de aquello la clase siguió. Me alegró que Maddie me defendiera, pero me sentí como un idiota al no adelantarme y hacerlo yo mismo.

Desde hace un tiempo no era de esas personas que tomaban la iniciativa.

—Eso es todo, nos vemos la próxima clase. Y, señor Baker, espéreme. Necesitamos hablar.— Dijo el profesor, y todos salimos del aula.

Junté todo el valor que pude y tomé por el hombro a Maddie suavemente, quien se volvió y me sonrió.

—Escucha... gracias por defenderme, de verdad. No era necesario, pero...

—No hay de qué. Baker necesitaba que alguien le cerrara la boca.— Rió un poco, y aquel sonido envolvió mis oídos de una hermosa manera.

El resto del día transcurrió de manera... normal, por así decirlo.

Como era de esperarse, Michael me dejó solo el resto del día. Incluso ya estaba logrando algo con una chica, creo que pronto tendrán una cita.

Llegué a mi casa, y mi papá me recibió en el living.

—¿Cómo te fue, hijo?— Dijo con el rostro iluminado.

—Bien, de hecho.— Dije, evadiendo el tema de que una chica tuvo que defenderme pues yo no pude hacerlo.

—¿Quieres cenar?

—No, comí en la universidad.— Le di una sonrisa para reconfortarlo y antes de que preguntara algo más, me dirigí a mi cuarto.

Maddie... Maddie Young.

Parte de mí creía que la conexión que sentí con ella fue por el perfume que llevaba puesto.

Chanel.

Miré al cielo. Mamá, ¿es así?

Maddie me ha hecho traer el recuerdo que he tratado de evadir por años para no salir lastimado.

Y bajo aquella pila de recuerdos, está algo que mi madre me dijo en mi primer día de secundaria.

“—Si algún día te sientes que te estás ahogando, que debes hablar con alguien pero no puedes en ese momento, tú sólo... escribe.”

Entonces eso hice.

Me senté en el balcón, tomé papel y lápiz. Miré al cielo, con una fuerte creencia de que la estrella más grande del cielo era mi madre, y empecé a escribir.

“Querida mamá:

Hoy conocí a una chica, Maddie Young. Era preciosa, sencilla.

Me defendió cuando todos no hacían más que burlarse de mí.

Supe que era especial, ya que... no muchas personas harían eso.

También... usaba tu perfume. Usaba Chanel.

Ella me trajo el recuerdo de ti de vuelta a mi vida.

Mamá, ¿debería conocerla más?

Creo que me gustaría hacerlo.

Chanel → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora