Diecinueve: "Muy joven para irse"

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No me muevo de la sala de espera en toda la noche, no me muevo de mi asiento en toda la noche, no pestañeo en toda la noche. La verdad no sé decir cómo me siento, es algo inexplicable.

Es como si todavía no lo aceptase, pero doliera como el infierno, y no sé qué es lo que va a pasar después. He tenido este sentimiento muy, muy pocas veces en mi vida y la verdad... no se lo deseo a nadie.

Revolviéndome un poco en mi asiento, me niego a las peticiones de Ámber a mi lado sobre que vaya a dormir un poco.

—El doctor ni siquiera tiene noticias aún, Maddie. Deberías...

—Escucha. El desvelo lo estoy pasando yo, no tú. ¿De acuerdo? Soy mayor de edad y puedo decidir si quedarme despierta a esperar noticias sobre mi novio o no— Digo, en un ataque de furia. Pero esta furia no era con Ámber, sino con la vida. Con el destino. Justin no le hacía daño a nadie, ¿por qué tiene que sufrir tanto? No lo comprendo realmente.

Veo como Ámber baja la mirada, quizás herida por lo que he dicho y Jeremy me mira con el ceño fruncido mientras acaricia la espalda de su prometida. Me arrepiento automáticamente de mi acción, sintiéndome avergonzada de mi misma y de que no pueda mantener el control de mis emociones.

—Yo... yo realmente lo siento, Ámber. No quise hacerlo. Simplemente...— Entonces llega el punto donde el nudo en mi garganta no me deja hablar, cortando mi oración. Suelto un jadeo escandaloso, preludio para comenzar a llorar y mi madre a mi lado me acaricia la espalda tratando de darme algo de confort.

Me encantaría ser yo la que esté en ese quirófano, y no él. Debí estar en su sitio, rayos. No debí ponerme sobre su regazo. De este modo el choque se hubiese evitado, y él no estaría al borde de la muerte.

Esto es totalmente mi culpa. Y eso me hace querer golpear mi cabeza contra una pared repetidas veces hasta sangrar y pagar por hacerle tal daño a la vida de la persona que amo.

—Me quiero morir...— Digo en un susurro casi inaudible, pero que mi madre llega a oír.

—Escúchame bien, Madeline Young. No quiero que vuelvas a decir eso jamás en ti vida, ¿de acuerdo?— Dice, poniendo sus manos a ambos lados de mi rostro, obligándome a que la mire. —Yo no te he enseñado a ser cobarde. Irás y le demostrarás a ese chico que tanto quieres que estarás aquí siendo fuerte para él sin importar qué, porque estoy segura de que lo haría por ti, ¿entendido?

Sorbiendo por mi nariz, asiento levemente sabiendo que ella tiene razón, y que lo único que quiere en este momento es que me componga y me muestre fuerte. —Te amo, Maddie— Finalmente me dice, acercándome a ella para darme un abrazo. Le correspondo, sabiendo que eso es lo único que necesito en este momento.

—Yo también te amo, mamá.

[...]

Mi mirada se levanta del piso, donde ha estado por mucho tiempo, hacia adelante. El doctor ha llegado, su semblante no es muy bueno, luce agotado, serio. Como todos los que vinimos por Justin. Todos por instinto nos levantamos, esperando lo mejor... pero temiendo lo peor.

—¿Cómo está Justin?— Me adelanto a preguntar antes de que el doctor pudiese abrir su boca para decir algo. Suspira, como si se estuviese preparando para malas noticias. Siento como mi corazón sube a mi garganta, provocando una sensación completamente desagradable.

—Tuvimos que revivirlo un par de veces. Fue una cirugía bastante agotadora, entró en paro cardíaco tres veces, y cuando estuvimos a punto de dejarlo ir él simplemente comenzó a respirar de nuevo gracias a la última descarga que le brindamos. Es como si se estuviese sujetando a algo con mucho empeño— Dice, mirándome. —. El mayor impacto lo recibió su cabeza, y hay algo importante que debo decirles sobre ello.

Chanel → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora