Cinco: No Lo Valgo

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No respiré. No supe que hacer en aquel momento.

¿Por qué estaba ella aquí?

¿Cómo había conseguido mi dirección?

¿Qué quería?

Asentí, y pronto mi padre y Michael buscaron una razón para dejarnos solos.

Me senté a su lado, donde ella parecía prepararse para decirme algo. Me dio una sonrisa tranquilizadora antes de decir palabra.

—¿Cómo has estado? No sabes lo preocupada que me tenías...— Y aquellas palabras me pudieron alegrar, pero no lo hicieron. Me hace ilusión saber que Maddie se preocupa por mí, pero no me gustaba que ella se sintiera de esa manera. Yo simplemente no lo valgo.

—He estado bien, sabes, tuve suerte de no haber muerto.— Dije, sin que yo mismo creyera en mis palabras. —¿Cómo has conseguido mi dirección?

—Se la pedí a Michael, no dudó en dármela.

—Escucha, te debo una explicación...— Comencé a hablar pero ella me interrumpió.

—Ya he hablado con tu padre y me ha explicado todo Justin.— Puso su mano en mi hombro y pude sentir una leve descarga eléctrica. Oh, Dios... su tacto. —Sé que esas cartas no fueron tuyas, sino una broma de Baker para hacerte quedar mal frente a toda la universidad y en especial con tu compañera de asiento. No te preocupes, yo confío en ti y en lo que me ha dicho tu padre.

Iba a replicar, pero su teléfono sonó.

—¿Hola?— Dijo ella. —¡Hola, cariño! Sí, no se me olvida que tenemos una cita esta noche.— Rió. —He estado muy bien.— Rió nerviosamente. —Sí, en seguida me voy a alistar. Bye, un beso.— Dijo antes de colgar. —Me tengo que ir, Justin. Pero fue un placer saber que estabas bien. Me tengo que ir, nos vemos mañana en el colegio.— Sonrío ampliamente y después de darme un abrazo fugaz, se marchó.

Los pedazos de mi corazón roto se multiplicaron al ser triturados por las palabras de Maddie.

Fui a mi habitación, evitando la mirada expectante de mi padre sobre mi espalda, y le pasé el pestillo.

Tomé lápiz y papel, me senté en mi cama y empecé a escribir.

“Querida mamá;

estoy destrozado, llévame contigo.

Cuando por fin después de años creí encontrar a alguien que me haga genuinamente feliz,

mis esperanzas han sido destrozadas.

Por un momento creí que era suficiente,

que era bueno, y que ella podía estar interesada en mí,

fui demasiado tonto e ingenuo.

Y creo que es por eso que no le gusto,

porque soy frágil,

porque sigo roto y no puedo defenderla, ni siquiera a mí mismo.

Sé que quiere algo distinto, y por eso,

por favor ayúdame a olvidarme de Maddie Young.

Chanel → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora