Prólogo

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AMBER

Desperté con el sonido de mi alarma aturdiendo mis oídos cansados, y tardé unos segundos en reconocer que me encontraba en casa. Todavía seguía un tanto aturdida y mi cuerpo pesaba más de lo normal aquella mañana; no estaba segura si era culpa del esfuerzo de aquella noche o simplemente mis emociones que me rogaban por permanecer encerrada bajo las mantas de por vida, pero luego de chequear la hora en el reloj de mi celular y frotarme los ojos con las palmas de mis manos, me decidí a levantarme.

El entierro se llevaría a cabo aquella mañana, y lo último que quería era tener que escuchar a mi madre regañarme y decir que llegaría tarde al funeral de mi propio padre.

Caminé como un zombie hasta llegar al baño, sintiendo mis músculos cansados y la cabeza mareada, que todavía me daba vueltas por culpa de los medicamentos que me habían dado en el hospital.

No podía creer que habían pasado solo dos días desde el incendio, y me parecía extraño pensar que no volvería a ver a mi padre nunca más.

Luego de la visita de Devon en el hospital, no me pude contener en mandarle un mensaje intentando convencerlo de que me explicara a dónde se iría, pero mis mensajes no le llegaban y las llamadas me indicaban que aquel número ya no existía.


No estaba segura de cuánto tiempo había permanecido observando mi reflejo frente al espejo, pero cuando me quise dar cuenta, unas pequeñas gotas ya habían comenzado a caer de mis ojos y mi pecho dolía insoportablemente, de la misma manera que ardía mi garganta.

Una voz detrás de mi cabeza susurraba que nunca superaría aquel sentimiento de pérdida y desconsuelo, me sentía débil e incapaz de atravesar aquel doloroso día con la mirada alta.

Mi padre estaba muerto, y Devon se ha marchado...

Necesitaba distraerme de todo esto, necesitaba cambiar, dejarlo todo atrás y marcar una nueva etapa para no derrumbarme por completo. Sin siquiera detenerme a pensarlo, busqué entre mis cosas unas tijeras lo suficientemente filosas, y luego de prometerme hacia mis adentros que esto era lo que necesitaba, comencé a cortar mi cabello justo por debajo de mi barbilla.

En aquel momento, no me importó ser prolija, o los resultados que aquello dejaría. Solo me concentré en cortarlo todo.

Cuando terminé mi tarea y noté los mechones ahora sin vida en el lavabo, me sequé las lágrimas para luego atreverme a llevar mi mirada hacia mi reflejo.

Ahora, una Amber con el cabello corto y un tanto disparejo se miraba como si fuera una extraña, era justo lo que ansiaba por lograr.

Mi rostro ya no reflejaba las heridas de los últimos días, mi mirada no me recordaba a él, y mi rostro no se asemejaba tanto al de mi padre.


Luego de terminar de arreglarme, me preparé para comenzar mi día, y me encontraba desayunando cuando mi madre se despidió de mí para marcharse hacia el cementerio junto con mis hermanos.

Yo había decidido ir más tarde, con la excusa de que todavía me sentía un tanto débil, pero la realidad era que, no estaba segura de poder pasar más de unos segundos observando el cajón donde yacía su cuerpo sin vida, así que me aseguraría de llegar sin un segundo de anticipación.

De alguna forma u otra, me sentía culpable por su muerte; El enojo y resentimiento por como se había desenmascarado él durante aquella noche todavía me dejaban un sabor amargo. Pero todavía deseaba que algo tan terminal como aquello no hubiera sucedido, aunque sus últimas horas mi padre no había sido el mejor hombre que pudo ser, todavía era mi padre, y la realidad era que se había dejado llevar por sus obsesiones, por más cazador que fuera, seguía siendo humano..., al igual que yo, y mi corazón todavía me traicionaba cada vez que intentaba perdonarlo.



HELLBORN: El regreso del fuego [En curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora