Capítulo 16: No le creas nada

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AMBER

–No, solo necesito que me ayudes a encontrarlo. –hablé al teléfono mientras cerraba la puerta de mi departamento con una mano.

Era de noche, y no había una sola luz encendida, así que me costó más de lo usual encontrar el agujero de la cerradura.

–Amber, si Devon está metido en la desaparición de tu novio dudo ser capaz de ayudarte. –me rompió las noticias Jim desde la otra línea.

Luego de dejar mi cartera en el suelo, me quité las botas torpemente para caminar hacia la sala de estar de mi departamento y encender la luz del techo.

–De acuerdo, solo intental- –pero me petrifiqué al dirigir mi mirada hacia el centro de la sala.

–Rubia, Philip se ha ido –habló a una cierta distancia–. Ahora corta la llamada.

Su voz tranquila me asustó, y me sobresalté al verlo de pie en mi departamento.

–Jim, esta D- –no puede terminar de hablar, porque una llama de fuego en forma de látigo, que salió de la mano de Devon, me arrebató el celular y lo arrastró hasta él.

Cuando el morocho tuvo mi móvil en sus manos, colgó la llamada para luego arrojarlo al sillón.

Lo que acababa de hacer me había tomado desprevenida, pero luego de haber visto su rostro completamente cubierto de llamas, ya no me sorprendía.

–¿Qué haces aquí? –comencé–. ¿Por dónde mierda has entrado? –lancé mi segunda pregunta, alzando la voz.

Devon tosió por lo bajo antes de hablar.

–Vengo a disculparme. –me respondió, con las manos en los bolsillos de su pantalón de traje.

– ¿Disculparte? –pensé en voz alta–. ¿El hijo del diablo ha venido a disculparse? –pregunté con ironía.

De repente, lo estaba disfrutando.

–Borra esa sonrisa asquerosa y acéptala. –impuso un tanto más molesto, empezando a caminar por la habitación.

–Tengo una mejor idea, ¿porque no te largas de mi departamento? –propuse yo, caminando hacia él cuando vi que se acercaba a mi escritorio.

Por alguna razón, no quería que estuviera allí, que invadiera mi espacio, que encontrara mis diseños del desfile, y que supiera cosas sobre mi vida privada.

Pero cuando llegué hasta allí, ya era demasiado tarde. Devon tomó la hoja con los modelos y le dio un vistazo antes de que pudiera arrebatársela de las manos.

–Vi que has decidido meterte en la moda. –opinó él, pero por algún motivo, se sintió como si aquellas noticias fueran viejas para el morocho.

–No toques mis cosas. –le ordené, colocando la hoja dentro de la carpeta y cerrándola–. Y mi vida privada no es de tu incumbencia, ya no más. –dije las últimas palabras por lo bajo, mientras me atrevía a mirarlo a los ojos.

Devon ahora se encontraba a unos pocos pasos, apoyado contra el escritorio y, al escucharme, exhaló por lo bajo con una sonrisa de costado.

–Es tarde para eso. –me confesó.

Encarné mis cejas y me crucé de brazos.

–¿Qué tanto crees que sabes sobre mí? –me encontraba interesada por su respuesta.

–Rubia, te tengo una pregunta. –Devon cruzó los brazos segundos después, parecía hablar en serio–. ¿Por qué crees que no he vuelto antes?

HELLBORN: El regreso del fuego [En curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora