DEVONEmpujé la gran roca que cubría la salida con ambas manos, hasta que la observé desplomarse en el suelo delante mío.
Por sorpresa, era de noche, y noté una gruesa capa de nieve en toda la superficie que me rodeaba.
Por un instante, sentí frío, pero le ordené a mi cuerpo que se calentara al notar la diferencia de temperatura.
Y permanecí observando el oscuro lugar unos pocos segundos más, antes de reconocer en dónde me encontraba.
–Un cementerio, como no. –hablé hacia mis adentros con ironía.
Sin saber exactamente cómo salir, comencé a caminar por la senda de piedra que se encontraba libre de nieve, y cuando finalmente divisé la salida, me apresure a forzar el candado que mantenía cerrado el gran portón, para luego volver a arreglarlo, derritiendo el acero del candado en mi mano y uniendo las cadenas entre ellas, creando una gran bola de acero derretido que parecía imposible de separar.
Luego de asegurarme que todo se encontraba en su lugar, el pensamiento de como abrirán el cementerio a la mañana siguiente se cruzó por mi cabeza, pero aquello ya no era problema mío.
Alcé la mirada hacia lo alto del protón para leer en letras de cemento el nombre del lugar para tomar como referencia en donde me encontraba, "Cementerio Woodlawn".
Sin tener apuro alguno, me acomodé el manto negro que llegaba hasta el suelo, pero no fue hasta que escuché unas voces detrás mío, que volteé.
Ahora, tres jóvenes que parecían no tener más de 15 años me miraban sin mover ni un solo músculo.
Parecían asustados, y uno de ellos intentó susurrar algo al oído del que tenía al lado.
–Si saben lo que les conviene, se largarán de aquí tan rápido como sus pequeñas piernas lo permitan. –advertí por lo alto con tranquilidad, mientras escuchaba como los tres se sobresaltaban por mi amenaza.
Pero no parecieron querer obedecer, y todavía me miraban con los ojos a punto de salirse de sus órbitas
–¡AHORA! –les ordené, esta vez gritando y acercándome hacia ellos para espantarlos de una vez por todas.
En cuestión de segundos, los tres jóvenes comenzaron a correr mientras se insultaban entre ellos y se alejaban de mí con rapidez.
Exhalé con impaciencia ante mi primera experiencia de vuelta en la tierra, y luego de acomodarme la túnica y quitarme la capucha de la cabeza, eché un vistazo en ambas direcciones, y me decidí por ir hacia la gran condensación de luz, para llegar a la ciudad.
–Lucifer me ha enviado a reabrir los 7 portales –le di a saber–..., y volver luego de que la tarea esté completa.
Dejé que ella me quitara el largo manto negro, y luego me deshice de la túnica oscura que llevaba debajo, quedando completamente desnudo.
–Sabes, ha venido aquí mismo la otra noche..., y sigue con aquel idiota. –soltó de repente, mientras colgaba la tela en uno de los ganchos de la entrada.
–No –impuse de repente–. No quiero saber. –hablé sin mirarla a los ojos, intentando distraerme mientras abría y cerraba cajones para llegar a unos pantalones.
Todo lo que habia en aquel ropero eran capisetas negras, trajes de gala y zapatos de vestir. Cassandra pareció jugar a la estilista cuando se enteró que vendría.
Cuando encontré lo que buscaba, tomé los primeros de la pila y me los coloqué sin importar que no llevaba nada más debajo.
Ya acostumbraba a no usar ropa interior, de hecho, hace mucho que ni siquiera usaba pantalones.
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HELLBORN: El regreso del fuego [En curso]
Fantasy"Para el hijo del diablo, romper las reglas es básicamente una obligación." "Todo ese dolor que estas sintiendo, úsalo, conviértelo en poder." Pasaron 3 largos años desde la última vez que la rubia escuchó sobre él, y ahora ella parece tenerlo todo...