AMBERSin hacer mucho ruido, tomé la bolsa de granas de café para verterla en la cafetera, pero no fue hasta que la encendí que me percaté del barullo que hacía la máquina.
Ya no había vuelta atrás, así que la dejé andar mientras limpiaba un poco el desastre de ayer y rogaba por que Philip estuviera soñando tan profundo como siempre.
Pero cuando un cuchillo se me resbaló de las manos y cayó al suelo de la cocina, supe que era cuestión de tiempo.
–Amber, ¿todo en orden? –esuché al rubio hablar con la voz ronca.
Philip se encontraba en boxers caminando hacia mí desde atrás, mientras se estiraba con los brazos hacia arriba.
–Si, lo siento por el ruido. –me disculpé mientras dejaba los cubiertos en el lavabo y me dirigía hacia la máquina de café para servir un poco en mi taza preferida–. ¿Quieres?
Philip se había sentado en una de las banquetas altas, a un costado de la cocina.
Lo observé dirigir su vista hacia su muñeca con tranquilidad para ojear el reloj.
–Son las 5:30 de la mañana, ¿qué haces despierta? –me preguntó mientras me miraba, un tanto preocupado.
–No podía dormir –contesté sin más, pero cuando su expresión facial pareció comenzar a hacerse todas las preguntas que sabía que quería hacerme, añadí–. Es que estoy un tanto nerviosa por el desfile, tengo mucho por preparar y todavía ni siquiera tengo los diseños. –finalice, algo que no era del todo verdad.
–¿No tienes hasta fin del semestre para eso?
–Si..., ¿acaso no me conoces? Soy así. –jugué con una sonrisa.
Por fortuna, no se molestó por contestar, se encontraba muy procupado bostezando.
Me sentia mal por ocultarle mi verdadera preocupacion, pero ¿qué le diría sino? ¿Que mi intuición estaba comenzando a advirtiertirme que algo raro estaba sucediendo y que creía haber visto a la famosa Cassandra despues de tres años? Incluso si pudiera, no sabría por dónde comenzar a explicarle, y él pensaría que me he vuelto loca.
–Relájate mujer.
Philip no tardó mucho tiempo en extender su brazo pidiendo mi cercanía, y cuando llegué hasta allí, él tomó de mis caderas y me colocó entre sus piernas para abrazarme con tranquilidad.
Me concentré por abrazarlo de los hombros y enterrar mi rostro en su cuello, buscando seguridad en su cuerpo, pero unos pocos segundos bastaron antes de sentir cómo algo se movía en la habitación de al lado, haciéndome reaccionar al instante.
En un solo movimiento, me solté del agarre del rubio y tomé un cuchillo sucio del lavabo, para luego mantenerme alerta en posición de defensa.
Había alguen dentro de mi departamento.
–Que cojo- –intentó preguntar Philip.
Pero lo callé al instante, haciéndole señas con la mano.
–Espera aquí. –impuse en voz baja mientras comenzaba a caminar lentamente hacia la sala de estar.
Pero no logré atravesar la puerta, porque el rubio tomó de mi muñeca, haciéndome voltear.
–No, déjame ir a mí. –me advirtió él.
Sonreí al recordar que Philip no tenía idea qué estaba sucediendo en verdad.
–Pou, créeme, es mejor que vaya yo. –hablé por lo bajo.
–Que practiques boxeo una vez por semana no significa que seas invencible, ademas, ¿que si tiene un arma? –me intentó hacer recapacitar, susurrando.
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HELLBORN: El regreso del fuego [En curso]
Fantasy"Para el hijo del diablo, romper las reglas es básicamente una obligación." "Todo ese dolor que estas sintiendo, úsalo, conviértelo en poder." Pasaron 3 largos años desde la última vez que la rubia escuchó sobre él, y ahora ella parece tenerlo todo...