AMBERMe asusté al escuchar como alguien detrás mío me callaba, y al voltear me encontré con Maxinne, una pelirroja con incontable cantidad de pecas que me llegaba a los hombros.
Llevaba clickeando la punta de mi bolígrafo inconscientemente toda la tarde, y era la segunda estudiante que me callaba por culpa de mi tic nervioso.
–¿Ansiosa? –bromeó por lo bajo.
–Lo siento. –susurré rápidamente mientras la veía sonreír.
Solo era Lunes, y todavía me quedaba media hora de escuchar a la vieja amargada que creía que combinaba los colores cálidos y fríos de su atuendo correctamente; no podía esperar a llegar a mi departamento para hablar con Jim sobre lo que sucedió.
La mañana del sábado, luego del ataque con aquel infrano, lo primero que hice fue llamarlo en busca de asesoramiento y respuestas. Pero, para mi sorpresa, el viejo parecía igual de perdido que yo.
Aunque todavía no había descubierto como, sabía que los infranos habían vuelto a la ciudad, y ahora debía estar más atenta.
Según el gran reloj de pared, solo faltaban cinco minutos de clase, y me concentré en intentar mover la aguja con mi mente, pero luego de unos duros intentos, entendí que tendría que esperar.
De repente, un zumbido proveniente del bolsillo de mi chaqueta me desconcertó, y cuando logré tomar el móvil de adentro, el nombre en la pantalla me alertó, era Jim.
No lo pensé dos veces al presionar el botón verde, y me levanté de mi asiento mientras me dirigía escaleras abajo hacia la salida, y me disculpaba ante mi profesora.
–¿Sabes algo más? –pregunté el momento en que cerré la puerta de la clase a mis espaldas.
–Amber, necesito que vengas a mi casa. –dijo casi a modo de orden.
–¿Ahora? ¿Qué sucede? –pregunté confundida.
–Si, creo que está sucediendo algo más grande de lo que pensamos. –me informó con nerviosismo.
Antes de poder contestar, escuché la campana sonar por el pasillo, y no tardé mucho en ver cómo los estudiantes comenzaban a brotar de las aulas.
–Ahora voy. –confirmé antes de cortar la llamada.
Rápidamente, volví a adentrarme en la clase para alcanzar mi asiento, y no tardé en lanzar mis cosas en la amplia cartera e intentar de esquivar a la multitud de estudiantes con tal de ser unos de los primeros en salir de la institución.
No podía permitirme quedar encerrada entre la multitud que intentaba pasar por la única puerta giratoria de la entrada principal.
Recién me encontraba fuera de la clase cuando me percaté de que alguien me llamaba.
– ¡Amber! –me llamó Maxinne, mientras alzaba las manos para que la reconociera.
Era demasiado pequeña, y no se la veía entre los estudiantes amontonados.
Sin muchas ganas, me vi forzada a retroceder para alcanzarla.
–Ven, por aquí. –habló ella en secreto.
La pelirroja tomó de mi muñeca para guiarme en contra de la salida, y caminamos en dirección a los depósitos y talleres con rapidez.
–¿A dónde vamos? –pregunté mientras alcanzaba su lado.
–Hay una puerta trasera al lado de las oficinas. –me infromó con una sonrisa traviesa.
Abrí los ojos al enterarme de esa noticia, y miré hacia atrás para notar como otros dos jóvenes se dirigían hacia nuestra dirección a paso rápido.
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HELLBORN: El regreso del fuego [En curso]
Fantasy"Para el hijo del diablo, romper las reglas es básicamente una obligación." "Todo ese dolor que estas sintiendo, úsalo, conviértelo en poder." Pasaron 3 largos años desde la última vez que la rubia escuchó sobre él, y ahora ella parece tenerlo todo...