Capítulo 1: La vida continúa

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AMBER
Diez meses después...

Luego de salir de mi primera clase de dibujo en Parsons, me coloqué los auriculares para comenzar mi camino hacia el Starbucks más cercano, que quedaba de paso al apartamento de mi abuela.

La clase había pasado más rápido de lo que me esperaba, y mi profesor de introducción al dibujo resultó ser un joven carismático que se preocupó por introducirse personalmente a los 20 estudiantes esparcidos por las amplias mesadas de la clase de artes.

No hicimos mucho más que dibujar modelos partiendo de una maqueta base de unos pocos metros, que había dejado al frente para que todos pudiéramos guiarnos de ella.


La noche comenzaba a aparecer cuando abrí la puerta para que el embriagante olor a café y tostadas se apoderaran de mis sentidos. De repente, todo lo que quería era tener un café caliente entre mis manos.

Bufé por lo bajo al ver la fila para ordenar, y me coloqué al final de ella para tomar mi celular, en Nueva York hay un Starbucks en cada esquina pero, de todas maneras, cada uno de ellos permanece repleto de gente las 24 horas del día.

Cuando mi turno para ordenar llegó, pedí un latte caliente para llevar, y antes de que pudiera cerrar el pedido, escuché como alguien se unía a mi conversación con la barista.

–Que sean dos, para tomar aquí. –cambió mi pedido una voz gruesa.

Volteé prácticamente al instante, y tardé unos cuantos segundos en reconocerlo.

Philiph Doregon ahora se encontraba de pie a mi lado, con la misma sonrisa radiante y los ojos color café que resaltaban en su rostro. Ahora, su larga cabellera rubia había sido reemplazada por un corte que lo hacía parecer como un joven empresario, y una fina barba cubría su parte inferior de la cara.

Lucia bien, como siempre.

–iPhilip! –respondí a aquel inesperado encuentro, mientras lo abrazaba con cordialidad.

–¿Cómo te encuentras Amber? Me ha comentado Sarah que estudiarás en Parsons. –me preguntó de repente, mientras le entregaba una tarjeta de crédito a la mujer detrás del mostrador.

Por un momento me sentí culpable por que pagara a pagar mi café, pero rápidamente recordé los tantos tragos y cervezas que él mismo se ofrecía a ordenar cada vez que salíamos cuando todavía iba a la escuela en Nueva York.

–Si, acabo de salir de mi primera clase, de hecho. –le comenté mientras nos hacíamos paso entre la multitud para encontrar una pequeña mesa libre.

Unos pocos segundos después de tomar asiento, un barista cantó el nombre de Philip por los aires para avisarnos que nuestros cafés ya estaban listos, y el rubio me advirtió que no me levantara mientras comenzaba el recorrido hasta la barra.

Una vez que nuestros vasos de cartón se encontraron en la mesa, lo escuché volver a lanzar otra pregunta.

– ¿Por qué no has venido en todo el verano? –se interesó él mientras colocaba su abrigo detrás de su silla.

Pensé mi respuesta por unos momentos antes de contestar, no sabía realmente qué decir.

–Estuve ocupada, ayudando a mi madre con mis hermanos. –finalmente hablé.

En parte era cierto, la ausencia de mi padre se sintió inmediatamente luego de aquella noche, ahora no había nadie que llevara a Cody y Tyler al fútbol todas las semanas y los domingos de partido, o quien se encargara de su parte de la empresa, mi madre tuvo tuvo que encargarse de conseguir consejeros, empleados, e incluso lidiar con mi decisión de no heredar la empresa, dejando la compañía a cargo de los Van Doren, y poniendo mi nombre como asociada, en caso de que quisiera retomar el cargo de mi padre en la compañía.

HELLBORN: El regreso del fuego [En curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora