Tu mirada en mi [Libro 1] ✔️

C A P I T U L O 48 (Segunda parte)

A decir verdad, mi familia quedó encanta con Tae. No paraban de decir lo caballeroso y guapo que es.

Mis familiares varones no han dejado de intimidarlo desde que hablaron con el.

Según lo que Tae me dijo, le dijeron que si me hacía daño, ellos le iban a picar la cabeza.

Y no se referían a la de arriba.

Pero supongo que les cayó muy bien a ellos, aunque no lo quieran admitir.

—Me falta por presentarte a una persona súper especial en mi vida.—Lo dirigí hacia una de las mesas de invitados, en la cual, estaba mi abuela. En cuanto mi abuela vio a Tae, se le iluminó la cara con una tierna sonrisa.—Abuela, él es mi novio Taehyung.

Mi abuela lo invitó a que se sentara junto a ella y él no dudó en hacerlo. Hizo una pequeña reverencia y ella hizo lo mismo.

—Vaya, usted es muy guapo.— Le sonrió.

—Es un placer conocerla. T/N me ha hablado mucho de usted.

—Eres muy tierno, chico.— Tae sonrió cuadradamente.— Y tienes una hermosa sonrisa, nunca deje que nadie la borre de su hermoso rostro.

—Le dije a mi abuela que siempre has estado ahí para mi como un mejor amigo.— Comenté.

—Y no sabe cuánto se lo agradezco.— Mi abuela puso una mano en el brazo de Tae.

—Amo mucho a su nieta, nunca dejaría que algo malo le pasara.— Mi abuela le sonrió dulcemente.

Comenzaron a tener una conversación muy fluida. Mi abuela le contaba anécdotas de cuando tenía nuestra edad, le contó como conoció a mi abuelo y lo que él hizo para conquistarla.

Salí difícil gracias a ella.

Tae la escuchaba con toda la atención del mundo y reía a cada cosa que ella decía.

Y sé que en varios momentos se puso sentimental.

Extraña tanto a su abuela.

Pasaron tanto tiempo hablando, que cuando repartieron la comida; él comenzó a comer junto a mi abuela en la misma mesa.

Me levanté de la mesa para ir a buscar unas bebidas para los tres.

Y adivinen quienes estaban en la mesa de bebida...

Mis adoradas primas.

Tomé tres vasos y en ellos comencé a servir Coca-Cola.

—¿Cuanto le pagaste?

Fruncí el ceño y miré a Elisa.

—¿Que?

—¿Que cuánto le pagó?— Está vez habló mi tía.— Ese no puede ser tú novio.

Ahora si puedo decirles todo lo que quiera.

—¿Lo dicen porque ustedes nunca podrán tener un hombre así? ¿O lo dicen porque vi que Patricia le intentó coquetear y él no le hizo caso?