Poco a poco los niños se iban retirando a sus casas, muchas madres y padres iban por ellos en sus automóviles, la tarde estaba helada, el pronóstico meteorológico anunciaba una pequeña nevada. Zero miraba el reloj ya eran más de las siete de la tarde, no era que al peliplata le molestaran los niños de la guardería donde trabajaba, al contrario, amaba a los niños en general, pero ya se acercaba la hora de ir por su hija hasta la sala cuna donde ella estaba.
Siete y treinta y solamente quedaban los hermanitos Kuran, era extraño que nadie fuera por ellos, normalmente eran los primeros en volver a casa, pero ahora no había indicios de sus padres, aunque Zero desconocía si era alguno de sus padres quien iba normalmente por ellos. Zero trabajaba en el primer turno, por lo que a eso de las cuatro de la tarde el joven salía del trabajo, pero ese día le había cambiado el turno a Rima, su mejor amiga, la chica tenía una cita con su novio.
A las ocho sin saber qué hacer, decidió buscar en los registros de padres los datos de los tutores de los niños, para llamar y avisar que los niños seguían allí, por suerte una de las chicas de la sala cuna le llevó a su hija, la cual dormía en sus brazos. Le llamó la atención que los datos de contacto de emergencia era solo uno, el padre de los niños, acaso los pequeños Kuran no tenían madre, pero bueno no era momento, para comenzar a curiosear, marcó el número de celular, pero nadie respondía, al tercer intento una voz grave, pero muy varonil le respondió.
- Disculpe que le moleste, pero le estoy llamando de la guardería de sus hijos -
- ¿Les ha pasado algo? -
- No, pero nadie ha venido a recogerlos y Hana ya tiene sueño y hambre -
- Voy por ellos enseguida. Disculpe las molestias -
- No se preocupe, pero venga con cuidado -
- Por supuesto, muchas gracias jovencito -
Zero sonrió, no sabía claramente el motivo, pero algo en la voz de ese hombre le causaba una pequeña aceleración en su maltratado corazón.
Kaname estaba en medio de una importante reunión, la que abandonó una vez que se disculpó con los presentes, al salir su amigo Takuma, salió tras de él.
- ¿Qué ha pasado? - pregunta alarmado el rubio
- Yuuki no ha ido por los niños a la guardería - responde molesto el hombre
- Esa mujer - dice Takuma con desprecio - Ella no es madre ni nada -
- Bueno, supongo que debe tener una buena explicación y no te refieras a ella de esa manera, te recuerdo que es mi esposa -
- Pero eso no quita que sea una pésima madre - responde Takuma - Pero ¿cómo te enteraste? ¿Fue esa llamada que recibiste? -
- Sí, me llamó un jovencito para decirme que los niños siguen en la guardería y que Hana tiene hambre - responde Kaname terminando de colocarse su abrigo
- Si es guapo el chico, me ofrezco a ir y venir por los chicos a diario - sonríe pícaramente Takuma
- Amigo, no tienes remedio -
Quince minutos demoró Kaname en llegar a la guardería, el lugar estaba casi en penumbra, solo una pequeña habitación estaba iluminada, en cuanto el hombre llegó, los niños corrieron a su encuentro.
- ¡Papá, tengo hambre! - gritó Hana y estiró sus brazos para que el hombre lo levantara.
- Llegando a casa, podrás merendar - responde el hombre con dulzura
- Hace frío - protestó Seiren, la mayor de los dos niños
- El automóvil está calentito -
Zero no dijo mucho, en realidad no dijo nada, fue entonces cuando el hombre castaño, se acercó a él.
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¿El hombre perfecto?
FanfictionInteligente, atlético, educado, romántico, responsable, divertido, analítico, sensible, detallista, ama a los niños y sumamente guapo. Son algunas de las características del hombre perfecto y las que encajan a la perfección con Kaname.