Habían pasado ya tres meses desde aquel beso en el departamento de Takuma y Kaname y Zero se habían visto solo una vez a lo lejos.
Era martes el día estaba bastante soleado, el invierno estaba en franca retirada o eso pensaba ya todo el mundo. Los niños jugaban al aire libre, varios niños jugaban en los columpios otros jugaban en el sube y baja y otros chicos hacían filas para lanzarse por el tobogán, Hana no debía estar en esa fila, pero su hermana había dicho que era muy divertido y él quiso experimentar esa sensación.
El grito de los niños advirtió a los maestros que algo había sucedido. Zero corrió velozmente a ver que pasaba, Hana estaba tirado en el césped de espalda el niño había perdido el conocimiento y su rubio cabello tenía manchones rojos. Zero comprobó que el pequeño respiraba y sin moverlo mucho entre él y otra maestra le dieron los primeros auxilios mientras esperaban la ambulancia.
Al subir a la ambulancia Hana recuperó la conciencia y lloraba asustado y dolorido, llamaba a su papá y al ver a Zero comenzó a llamarlo a los gritos.
- Debe venir con nosotros - dice uno de los paramédicos a Zero - Necesitamos que alguien cercano al niño lo calme -
- Claro, iré con ustedes -
Zero subió a la ambulancia y su colega llamó al padre del niño.
Kaname estaba en una pequeña reunión con algunos colegas en su oficina cuando su celular comenzó a sonar en forma insistente.
- Discúlpenme, pero me han llamado ya cuatro veces de este mismo número telefónico -
- No hay problema, Kaname, toma tu llamada - dice uno de los participantes de la reunión
- Gracias - dice Kaname al momento que hacía una impecable reverencia de agradecimiento - Sí, diga ¿Qué le ha pasado? ¿Dónde está mi hijo? Voy enseguida - y corta, sin decir nada tomó las llaves de su auto que estaban en el cajón y salió corriendo.
Takuma le dio alcance en los ascensores.
- ¿Qué pasó? -
- Hana tuvo un accidente y va camino al hospital - responde el hombre con su voz temblorosa - No sé que tan grave es. Cayó desde un altura importante.
Takuma tomó a su amigo de la mano y lo hizo correr con él por las escalas, el rubio parecía más aterrado que el mismo padre. Al llegar al estacionamiento, el rubio sin soltar a su amigo lo llevó hasta su auto y se montó en el asiento del conductor.
- ¡Sube de una maldita vez! - grita el rubio
- Iba a ir en mi auto -
- Que mierda importa en que auto vayamos. Tenemos que darnos prisa - dice Takuma
El recorrido desde las oficinas de Kaname al hospital era de unos quince minutos aproximadamente, pero Takuma lo hizo en menos de seis. Al llegar Kaname bajó corriendo y en el piso de urgencias de pediatría encontró a su hijo llorando junto a Zero que intentaba calmar al niño que se movía inquieto.
- ¡Papá, papito! ¡Quiero a mi papito! - lloraba Hana
- Hana, amor. Tu papá llegará pronto - le dice Zero limpiando las lágrimas del pequeño rubio
- ¡Papá! -
Kaname tenía su corazón apretado, al ver a uno de sus mayores tesoros llorando de esa manera. Además ver la camisa de Zero con manchas de sangre le indicaban que el accidente de Hana habia sido bastante grave. Se apresuró a tomar la mano del niño, en el momento que Zero le daba espacio al hombre castaño.
- Tranquilo, amor. Papá ya está contigo -
Hana dejó de llorar por unos breves segundos, pero al no ver a Zero a su lado, volvieron los gritos .
- ¡Mamá Zero! ¡Ven, mamá Zero! -
Zero abrió sus ojos en demasía, Hana le llamaba mamá y frente a su propio padre.
- Por favor, maestro - pide Kaname al platinado - Ayúdame a calmarlo -
Kaname y Zero tomaron cada uno una de las manos del niño, poco a poco Hana se fue calmando. Y el efecto del anestésico comenzó a hacer efecto. Pronto el personal médico limpio la herida, cortó parte del cabello de Hana y dieron las puntadas correspondiente. Once puntadas fue el resultado del accidente.
- La radiografía de cráneo mostró que no hay daño, aparte del corte. Pero Hana deberá quedarse al menos tres horas en observaciones. Básicamente es para descartar alguna lesión mayor. Intenten que no duerma en estas horas y que no se agite más de lo que ya lo está -
- Como diga doctora - responde Kaname
- Cualquier cosa que vea anómala en Hana, por favor informe al personal -
- Claro -
La mujer se fue y dirigiendo su mirada a su hijo acarició su rostro. Luego levantó la mirada hacia Zero.
- Lamento mucho todo lo que pasó. Fue un accidente, le juro que nunca he sentido tanto miedo que cuando vi a Hana en el suelo - dice Zero muy nervioso - La guardería costeará los gastos médicos, pero... -
- ¿Usted estaba a cargo de Hana cuando sufrió este accidente? - pregunta directamente Kaname
- Sí - responde Zero, omitiendo que no era el único - Lo siento tanto -
- No voy a negar que siento mucha rabia, es mi pequeño el que está lastimado... pero... - dice acercándose a Zero que tenía su cabeza gacha - Pero sé que nadie cuidaría a mis hijos con más amor que tú, por que en estos momentos estás sufriendo tanto o más que yo por el accidente de mi hijo -
- No diría que lo amo más que su propio padre. Pero si es verdad que Hana y Seiren son especiales para mí -
Kaname nuevamente sintió que su corazón palpitaba más rápido de lo normal. Ese chico tenía ese efecto en él y eso lo aterraba. Zero también se sentía así por lo que se despidió del hombre y con cuidado soltó la mano de Hana para retirarse del lugar.
- ¡Mamá Zero no te vayas! - comenzó nuevamente a llorar
Zero no sabía que hacer, tenía que alejarse de ese hombre, pero escuchar que Hana lo llamaba mamá y que le pedía que no se fuera le partía el corazón.
- Por favor. Quédate - le suplica Kaname - Hana no debe agitarse y si te vas llorará -
- Pero... -
- Si es por lo de hace unos meses atrás, le prometo que no haré nada parecido - y sonriendo nervioso - Además estamos en un hospital -
- Llamaré a la escuela y avisaré que me quedaré a hacerle compañía -
- Muchas gracias, Zero -
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¿El hombre perfecto?
FanfictionInteligente, atlético, educado, romántico, responsable, divertido, analítico, sensible, detallista, ama a los niños y sumamente guapo. Son algunas de las características del hombre perfecto y las que encajan a la perfección con Kaname.