3

221 28 2
                                    

Seiren despertó al llegar a casa, por lo que bajó solita del automóvil de su padre, mientras Hana era llevado en brazos de su padre. Shizuka, la ama de llaves, esperaba a los niños con la merienda lista, desde hacía ya muchas horas.

- ¿Mi esposa? - pregunta el hombre entregandole al niño

- En su habitación. Llegó hace media hora -

- Te encargo a los niños -

- Vaya tranquilo. Yo me ocupo de ellos -

Kaname subió las escalas que lo llevarían al segundo piso y se encontró de frente con su esposa, quién se quitaba el maquillaje.

- Te pedí una sola cosa. Que fueras por nuestros hijos al pre-escolar - dice molesto Kaname

- Tienes nueve empleados en casa y me fastidias a mí -

- Son tus hijos, podrías demostrarles de vez en cuando tu amor de madre -

- ¡Yo nunca quise tener hijos! fuiste tú el que insistió -

- Los cargaste en tu vientre nueve meses, no puedo creer que no sientas nada por ellos -

- Tú querías hijos ¡Yo no! No los aborté porque me lo impediste -

- Eres una pesima madre - dice furioso Kaname - No entiendo como puedo seguir junto a una mujer que no es capaz de amar a mis hijos -

Yuuki dejó de lado lo que estaba haciendo y corrió al lado de su esposo y poniendose de puntillas lo besó en los labios, aunque esta vez él no fue muy receptivo con ella.

- Discúlpame, sé que los niños son importantes para tí, tambien lo son para mí, pero yo no tengo tu paciencia, sabes que no me gustan las travesuras y el ruido -

- Pero son nuestros hijos, son el fruto de nuestro amor -

- Te amo, Kaname. Pero no me presiones con respecto a ellos. Quizas cuando ellos sean mayores... -

- Para ese momento ya será tarde para ustedes - responde el hombre cada vez más desepcionado de su esposa - Pero no te puedo obligar a querer ser parte de mi familia -

Yuuki no era una mujer tonta, llevaba diez años de matrimonio y siempre había hecho con Kaname lo que quería, ese hombre tenía la inteligencia de un simio cuando de las manipulaciones de su esposa se trataba. Seiren había nacido por un descuido de la mujer, aunque estaba segura que esa niña no era de su esposo, pero cuando Kaname lo descubrió, tan solo unas horas antes de que Yuuki se sometiera a una intervención de aborto, no lo permitió y practicamente la obligó a dar a luz. En esa oportunidad Kaname pensó que Yuuki estaba asustada, pues hacía muy poco había perdido a su madre y la mujer estaba pasando por un mal momento, pero dos años despues cuando nuevamente quedó embarazada la historia era ya distinta, Kaname no entendía cual era el problema ahora.

Yuuki, jamás había tomado a Hana entre sus brazos y eso le dolía mucho a Kaname, para el niño la mujer era una auténtica desconocida y con Seiren las cosas no eran tan diferentes, para la mujer su primogénita era su peor enemiga.

Esa noche Kaname se quedó a dormir en su estudio, no quería escuchar más las excusas de Yuuki, cada una dolía más y más.  No podía sacar de su cabeza esa imagen de Zero acariciando a su bebé ¿Por qué su esposa no era así? Seguramente ese chico tenía muchos más problemas que Yuuki y aún así era dulce y cálido con Yori.

A la mañana siguiente Takuma llegó temprano a casa de Kaname. Vestía su ropa de tenis, venia por el castaño para llevarlo al club de tenis al cual pertenecían.

- Hola, Shizuka - saludo el hombre abrazando a la mujer por la cintura - Estás cada día más guapa, uno de estos días te voy a secuestrar y te llevaré a mi departamento -

- Jovencito que ideas tan locas tiene, ya suelteme. Sabe que no me gustan los niños llorones - rie la mujer mayor

- Nunca me darás la oportunidad de demostrarte que ya no soy el niño llorón que conociste hace años -

- No, para mí usted y el señor Kaname siempre serán los niños llorones que cuidé siempre -

- Por eso eres la indicada, ya sabes lo patético que soy -

La mujer sonrió ese jovencito era un encanto, lástima que estuviera tan solo. El rubio se soltó de Shizuka cuando vio a Rido, el esposo de esta llegar.

- Hola, tío Rido - dijo el hombre sonriendo - Su esposa no quiere dejarlo para tener una fogosa aventura conmigo -

- Jajaja, siempre tan atrevido. Niño - dice el hombre tocando el hombro de Takuma - ¿Cuándo vas a sentar cabeza? -

- Algún día, tío - respondió el rubio.

Takuma siempre había sido amable con ese matrimonio, quizás por eso Kaname quería tanto a su amigo,  porque veía en él calidez. Finalmente, el joven salió de la cocina y al dirigirse al estudio de Kaname se encontró de frente con Yuuki.

- Viniste a buscar al hombre que jamás será tuyo - dice Yuuki con veneno en sus palabras

- Zorra, pensé que ya te estaban follando - responde Takuma - Como ayer, cuando te tenían a cuatro patas, mientras tus hijos te esperaban en la escuela -

- Sí, fue fabuloso. Así como cuando Kaname me deja fulminada.  Es algo tan grandioso, lástima que tú jamás sabrás que se siente tener a Kaname dentro tuyo - y acercándose a Takuma - Sólo tendrás que conformarte con tus sueños húmedos con él. Pero para que no digas que soy mala, te diré que lo que lo vuelve loco es cuando pongo su grande y grueso pene en mi boca. Allí cuando mi lengua suavemente lame su prepucio él se vuelve loco -

- Eres una descarada -

- Te estoy dando un dato, para tus puercas fantasías. Para cuando sueñes con él, un imposible para ti -

- Kaname y yo somos amigos. Ambos somos alphas -

- Pero tú eres un alpha desviado,  uno tan enfermo que sueña con ser sometido por otro alpha -

- Eres una perra. Pero algún día Kaname se quitará la venda de sus ojos y te dejará -

- Eso jamás pasará.  Porque a ese idiota lo tengo en la palma de mi mano -

- ¡Maldita ramera! - grita Takuma - Eres una pésima madre y esposa. No sabes lo arrepentido que estoy de haberlos presentado -

- Entonces eres doblemente idiota - rie la mujer

- ¡Algún día Kaname te va a dejar por ser una maldita mujer! -

En ese momento Kaname llegó junto a ellos.

- Takuma, qué te pasa con mi esposa. Te recuerdo que ella es mía y no dejaré que nadie la trate mal, ni mi mejor amigo -

Takuma se puso pálido. Pero esa maldita mujer quedaría al descubierto aunque eso causará dolor a su amigo.

- Disculpate con ella - dice el castaño al rubio

- Vamos, estoy esperando tu disculpa - sonrie Yuuki, Takuma la miraba con odio - Esta bien... Eres orgulloso -

- Takuma - dice Kaname algo desilucionado 

- Dis...discúlpame, Yuuki - dice Takuma extremadamente humillado

¿El hombre perfecto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora