Sin dudarlo comenzó a correr, por Dios que corría, era un tipo atlético, pero no estaba hecho como para correr una maratón, mientras corría por el frío campo verde del castillo recordaba las velocidades medidas en las cintas, si un tipo promedio corría 15 k/h a alta velocidad, él debía de superar al hombre promedio, tenía que correr a más de 20 k/h, lo que era casi imposible, ya que tendría que ser una hora sin parar a alta velocidad, no estaba hecho para eso y asumía que grandes atletas de su época tampoco lo estaban, miró el reloj dorado que volaba sobre su cabeza y el mismo marcaba 15 minutos ya transcurridos, se asustó tanto que empezó a temer por las palabras que le dijo su entrenador "¿Esqueletos?" Se preguntaba sin cesar a sí mismo. Y lo más increíble era que aún no finalizaba la primer vuelta, el sudor corría por su frente, pero se secaba rápidamente por el frío que habia en ese lugar, el vapor salia de sus narices y de su boca, al intentar adelantar su paso debía respirar profundamente y el mismo acto provocaba un fuerte dolor en el pecho, vio en el reloj que marcaba la temperatura también, estaba a unos -5°, un frío recorría su cuerpo, aún mareado por el brebaje que había bebido anoche y adolorido por el golpe que había recibido en el pecho, finalizó la primer vuelta, el tiempo marcaba 20 minutos ya transcurridos, empezó a trotar, ya no podía seguir el ritmo de velocidad, vio a un lado, un tumulto de personas lo miraban interrogados, de seguro pensaban que estaba loco. Fuera de todo eso se había dado cuenta que en realidad era imposible completarlas, ya que una vuelta era un total de 5 kilómetros, por lo tanto le quedaban 95 kilómetros para recorrer, pasaron 40 minutos y terminó la segunda vuelta, cayó rendido de rodillas con el aliento casi perdido, se le cerraban los ojos, pero su fuerza de voluntad no le permitía esos lujos.
Abraham: ¿90 kilómetros? -ríe desquiciado-. Ni un auto los hace en 20 minutos...
Ya cansado, miró el cielo, el sol estaba tapado por la nubes, unas aves viajaban en montones, probablemente migraban pensó, o emigraban, nunca entendió muy bien el concepto de ambas palabras, tal vez hacían lo mismo, ellas seguramente tampoco entendían a donde iban, o tal vez sí, no era momento para cuestionarse ese tipo de cosas, pero ya humedecido por el rocío de los pastizales deseó ser un ave, simple vagante de la tierra y viajero sin rumbo, la libertad...
¿Ser libre? Se preguntó.
¿Soy libre? Se susurraba a si mismo en forma de incógnita. Se le fueron 6 minutos de su libertad lamentablemente, eso marcaba el reloj, 46 minutos transcurridos, ahora 47.
Se levantó con pocas ganas de continuar y fue ahí cuando a lo lejos vio a su madre, la distinguió por su hermosa cabellera, deslumbraba a lo lejos, fue a pasos arrastrados hacia ella, no se daba cuenta como lo miraban los estudiantes, él solo quería llegar a su madre, o ahora era una mujer nada más, no distinguía que pasaba, al llegar a ella, estaba de espaldas, vistiendo un hermoso vestido negro, él sonrió, pero... ¿Por qué lo hacía? Si nada era verdad, abrazó a su madre por la espalda, ella se dió vuelta y le siguió el abrazo, él solo reposó su cabeza en el hombro de su amada madre, le daba calidez, ignoró el frío, el dolor de pecho, los problemas, le restauró la vida, un viento sopló sobre sus ojos y se encontró con un árbol frente a él, comenzó a llorar, se tocó las lagrimas que escurrían por sus mejillas.
Abraham: ¿E-Estoy llorando? Pero... ¿Por qué?
Una chica se acercó a él lentamente, se le puso de frente y le colocó una mano en la mejilla, él alzó la mirada, vio a una chica de pelo negro ondulado, un poco del mismo se asomaba por el frente de su rostro, ojos claros, de matices perfectos a los ojos de cualquier hombre, carne magra, vestía unas ropas extravagantes y adaptadas al clima. Tenía una mirada cálida, estaba un poco ruborizada por el frío que yacía ahí, abrió la boca para decir unas palabras y fue ahí cuando se oyó su voz angelical.
- ¿Te encuentras bien? -dijo con una expresión un poco preocupada-.
Abraham estaba cansado, el reloj marcaba 58 minutos transcurridos, sabía lo que se venía.
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Legión de Héroes
FantasyY miró a la lejanía de la tierra Prohibida no solo porque vio a el rey Mozet bajando por el mismo camino que Adrián si no porque se dio cuenta que el inicio de una guerra estaba por comenzar. Mozet caminaba por los caminos de Adrián pero...¿Cómo los...