Capítulo 4 - El despertar de una leyenda.

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[Bsss...] [Bsss...] [Bsss...].

Se escuchaba sin cesar un zumbido muy molesto para Abraham, quien se encontraba durmiendo en el suelo seco y caluroso del desierto en el que había aparecido. Poco a poco se fue despertando por ese ruido y se dio cuenta que solo eran un par de moscas que volaban por encima de si, se levanto de golpe cuando recordó lo que había pasado hace unos instantes.
Miraba los alrededores con cautela, estaba en un tipo de carpa con pieles de animales, había una pequeña caja de madera a su izquierda y un par de huesos pequeños a su derecha.

Abraham: ¿Donde estoy?.-se paró e instantáneamente vomitó-. Puaj...-se limpió la boca y tomó su cabeza con ambas manos-. Que dolor de cabeza, santos cielos.

Salió fuera de la carpa y quedó impresionado al ver el paisaje. Frente a él había una ciudad enorme, amurallada con unos muros de piedra llenos de enredaderas, un bosque rodeaba completamente la ciudad, se lograba ver gente recolectando madera, mas al norte había unas montañas que les resultaba familiar y en medio de ellas un torre muy alta con un gran destello en la cima. Abraham se quedó sin palabras al verlo y al instante también se quedó pensativo desenfocando el paisaje y sentándose en el seco suelo.

Abraham: Alguien me raptó mientras dormía en casa y de seguro está chica Abril debe de tener algo que ver, me enveneno en medio de la nada y seguramente me trajo aquí.-sonríe-. Debería de ir al pueblo y preguntar donde estoy.

"Mierda, creo que me estoy volviendo loco, qué hago hablando conmigo mismo?..."

Volvió a entrar a la carpa y husmeo entre los huesos, logro ver una pequeña moneda de plata con una "X" en medio, luego fue hacia la caja y vio que estaba cerrada, la tomó de todas formas y la llevó consigo. Salió de allí y partió rumbo a la ciudad.
Para poder llegar tenía que cruzar un lago y luego unos densos arboles que continuaban hasta la entrada de la ciudad, todo esto lo había visto desde la loma de arena, donde estaba la especie de carpa.

- Alto ahí muchacho.-desenfunda un arco a espaldas de Abraham-.

Abraham: Wow, wow.-levanta las manos y trata de mirarla de lado-. No he robado nada.

- Yo seré quien juzgue eso, suelta la caja que llevas entre tus manos.

Abraham: -la suelta y se gira para ver quien le apuntaba-.

Al girarse se encontró con una chica de piel pálida, unos ojos celestes que brillaban a la luz del sol, unas prendas de cuero finamente cocidas una con la otra y unas orejas puntiagudas las cuales llamaron la atención de Abraham. Su rostro no parecía normal, era linda ante cualquier ojo humano pero de una forma extraña.
La chica se acercó y se agachó a tomar la caja, Abraham creyendo que estaba despistada la tomó del hombro y trato de tirarla contra el suelo, pero ni bien entró en contacto con ella, la misma le tomó el brazo, lo giró y lo dejo contra el piso siendo apuntado nuevamente con el arco.

Abraham: -sonríe nervioso-. Ehm...

- Si dices una palabra más, suelto la flecha. ¿De donde sacaste la caja?.-levanta una ceja-.

Abraham se quedó en silencio, mirando el arco y a la mujer de orejas puntiagudas.

- Vamos, responde!.-le pega con el pie-.

Abraham: Lo siento, l-lo siento, es que como me dijiste que no hable, solo me confundí.-ríe nervioso y se levanta lentamente, siendo custodiado por el arma de la chica y la posesora-. Como puedes ver, la caja aún esta cerrada, yo sólo la encontré en la carpa que se encuentra en la colina de arena, en la cual desperté sin...-es interrumpido-.

- Lo demás no me interesa.-guarda el arco y desenvaina un cuchillo-.

Abraham: ¡Alto ahí!. Yo respondí a lo que preguntó, no dejaré que me haga algo con ese cuchillo.-se pone una mano en los bajos-. Es más, me defenderé si es necesario.

- Ja, ja, ja.-sonríe-. No te iba a hacer nada, es por si intentas hacer algo, vendrás conmigo.

Abraham: Por favor basta con esta broma, un loco que me ataca, una mujer que me envenena y ahora una chica que me quiere arrestar? Y no es el peor día que he tenido.-la mira a los ojos angustiado-. Solo quiero llegar al pueblo y saber donde estoy y como ir a mi hogar.-se sienta en el suelo-. Prefiero morir aquí que morir entre rejas.-mira el suelo-.

- Yo te diré donde estamos; en el bosque del reino "Kheiya".

Abraham: Con que reino, eh? No conozco este lugar de Inglaterra y eso que lo he visitado bastante.-se levanta-. Mira, yo soy de España, ¿Tienes algún teléfono para darme así llamo a mi madre?

- No lo siento, no llevó eso...-levanta una ceja-. "Teléfono"...

Abraham: De seguro eres del campo, eso explicaría el arco y demás. Bueno, yo me iré a la ciudad...-sonríe y sale corriendo-.

La chica sacó su arco y flecha, esperó para que esté un poco mas lejos, luego le lanzó un flechazo que paso bien por al lado de su cabeza. Abraham se tiró al suelo y luego gritó"¡Policía!" repetidas veces hasta que la chica llegó a él.

- Vendrás conmigo o...

Abraham: Si, entiendo, lo siento por intentar escapar, solo me estoy volviendo loco.-se levantó de nuevo lentamente-.

Pasó un minuto de puro silencio, esto llamó la atención de la arquera, la cual sacó el arco y se puso en alerta, Abraham quiso hablar pero fue callado por un ruido de un árbol cayendo.

- No hagas ruido.-dice susurrando-. Hay un orco cerca...

Abraham: ¿Acaso es algún tipo de mafia inglesa?

La arquera tomó la muñeca de Abraham y le colocó un tipo de cinta verde que se adhirió a su piel.

- Veté, yo luego te localizó. No eres capaz de enfrentarte a lo que viene.

Abraham: -se ríe-. Una Mujer no me da ordenes. Aparte, qué no soy capaz? Dame un arma y veras como te defiendo damisela.

Unas fuertes pisadas, que hacían temblar el suelo, se acercaban cada vez más hacia ellos. De un momento a otro tenían a una bestia verde, con grandes dientes sobresaliendo de su boca, unas orejas gigantes, músculos fuera de lo normal que medía aproximadamente 3 metros de largo y 2 de ancho, llevaba un taparrabo puesto como única prenda y del medio de su estomago salía un brazo extra que sostenía un tronco roto y podrido.
Abraham se quedó sin palabras y cuando logró reaccionar, salió corriendo de ese lugar lo mas rápido que pudo. Miró para atrás y vio como la arquera esquivaba un ataque feroz de la mismísima bestia.


Legión de HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora