Capítulo 3- El renacimiento de Servil.

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Las frías gotas de sudor que escurrían por el rostro de Hatari indicaban que estaba asustado, pero no por la bestia sino porque tenia miedo a morir, miedo a dejar de luchar por las personas, abrió los ojos sosegado por los rayos del sol, se quejo por el simple hecho de querer levantarse.

Hatari:-toma su espada y la usa de apoyó para poder caminar-. Maldito hijo de puta..-toce y mira su pecho-.

Se veían los cortes que eran profundos, perforando el cuero y la tela que lo cubría, su camisa blanca manchada por su propia sangre, él con un gesto de locura rió.

Hatari: Ya veras... Solo espera a que levante a los olvidados.-toma la tela de la ropa que quedaba de Servil y la lleva en su hombro-.

Caminó de regreso al pueblo y fue hacía su casa donde no había nadie, solo el soplo de la brisa rodeando la casa y el frágil movimientos de las cortinas de hojas.

Hatari:-se sienta en una de las sillas toma un lienzos y se lo coloca dentro de la boca-...-comienza a calentar un cuchillo y cuando llega al rojo vivo se lo pasa por los cortes (claro que antes se había sacado sus prendas)-. Por Dios!..-trata de no gritar y comienza a sudar-.

Luego de completar el proceso, deja el cuchillo y se venda el pecho, coloca su espada en la mesa y se recuesta en su cama, ni bien llego a acostarse cayó en un sueño profundo.

* * * 3 horas más tarde llega Aterek a la casa y ve el desastre que le dio la bienvenida.

Aterek:-se mantiene en calma hasta que ve la sangre en el piso-..Hatari?..¿Servil?.

En el fondo de la habitación se escucha quejidos pero como si fuesen susurros, no eran tan fuertes, aunque, lo suficiente para escucharlo.

Aterek:-va a la habitación con paso acelerado y ve a Hatari-. Hatari, ¿Qué te paso?

Hatari:-corta las vendas-. Llévame con un médico... Por favor.

Aterek:-ayuda a su hijo a levantarse y a tranco lento comienza a avanzar hacia el clérigo más cercano- ¿Qué fue lo que pasó?.-ve el pecho de Hatari y ve como expulsaba líquidos fétidos-.Tu tranquilo, solo es un poco de glóbulos muertos.

Fuera de las tierras descubiertas del Gran Continente, donde nadie se atreve a pisar, allí estaba el cuerpo de Servil tendido sobre las hojas, sobre el barro y uno que otro insecto, estaba casi desnudo y con un ojo sangrando el cual no le permitía ver bien si es que aún veía.
Servil:-mueve un dedo y abre el único ojo que aun tenia vista-. Ahh!!.-grita y solloza al sentir un dolor que recorría todo su cuerpo-. ¿Qué?.-toca su ojo herido y luego ve su mano con sangre y tierra-. E-Esa maldita bruja..-tartamudeaba y con la poca fuerza que tenia empezó a caminar-

Parecía confiado por donde andaba pero en realidad era todo lo contrario, estaba desconcertado y sin idea alguna de donde estaba, vio en su mano la daga con la cual apuñalo a Merezit.

Servil: Me siento... Más pesado.-cae de rodillas-.Necesito agua..-mira hacia el frente y ve una forma esbelta acercándose con una roca en la mano- ¿Per..-no completo su frase que fue noqueado-.

Ese ser se lo llevaba arrastrando a quien sabe donde. Servil no era tan estúpido, aún que tenga más de un miedo encima de sí, estaba medio despierto, así que aprovecho la situación en el que él hombre estaba con la guardia baja y le pego una patada en el Izquierdo el cual le provocó un desequilibrio.

Servil:-sonríe victorioso y se levanta rápidamente aun que cayó-.¿Qué?.

Hombre: Estás atado de pies y manos.-se voltea y se dejó ver por el ojo de Servil-.

Era esbelto como había mencionado anteriormente, estaba calvo, de piel morena, en su pecho se podía observar como tenia pintado figuras abstractas seguramente por la religión de su tribu.

Servil:-mira sus pies y sus manos quedando impactado por el golpe certero que le dio aun estando así.- ¿Eres un Noriente?

Hombre: Me gusta que me llamen como me puso la madre tierra, Kiribati. Así que si me permites.-levanta la piedra-.

Servil: Espera, Ki...Kiribati.-tardó en pronunciar su nombre-. No se donde estoy, ni que pasó, necesito ayuda..además. ¿De qué te sirvo?.-sonríe nervioso-.

Kiribati: La madre quiere hablar contigo.

Servil:-hace un juego de manos y se las llevas atrás empezando a cortar la soga con la daga que tenia guardada- y dime..¿Quién es esa "Madre"?

Kiribati: No me tomes por idiota.-suelta la piedra y le coloca un cuchillo en el cuello-.Se lo que haces con los demás... Bestia.-lo mira directamente a los ojos-. Pero hoy no sera el día que conseguirás lo que quieres.

Servil:-ríe-¿no?.-se tira para atrás le coloca sus piernas en el pecho y lo empuja-. Adiós Kiribati, por cierto, yo no soy ninguna bestia.-comienza a correr-.

Kiribati se quedó sentado en el suelo aun que luego de unos segundos se paró y lo miró desde el mismo lugar.~yo solo protejo mi tierra de los hombres que quieren adueñarse de ella, es mía y de mis hermanos..no las ganamos, no pueden quitárnoslas así por así, lo siento Bestia, mi Hermandad corre peligro~

Servil recibe un golpe fuerte en el cuello, el cual lo tumba y lo deja inconsciente, mientras que Hatari era sanado Servil era capturado.

Legión de HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora