¿Novios?

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Al día siguiente pasé a buscar a Alex a su casa antes de ir al instituto. Yo no quería hacerlo, pero él me había obligado, amenazándome con que si no lo hacía me arrastraría hasta el centro del recreo y me besaría delante de todo el mundo.

-Buenos días novio. -me saludó con una sonrisa maligna cuando abrió la puerta.

-No me puedo creer que vaya a decir esto, pero llámame Sami. -dije rojo de vergüenza.

-Vale, muy bien, pero no me mires así que me dan ganas de hacerlo aquí mismo.

-Cállate...

Mientras caminábamos Alex me agarró de la mano como si tal cosa, arrancándome de nuevo el rubor en mis mejillas, pero no dije nada y le correspondí entrelazando mis dedos con los suyos. Corría un grave peligro de morir de vergüenza, pero no podía evitar sentirme feliz.

Cuando llegamos a la puerta del instituto no me dejó soltarle la mano y el camino hasta clase fue la experiencia más incómoda de toda mi vida, aun mirando fijamente al suelo podía sentir como todo el mundo nos miraba y hablaban entre ellos. De pronto un chico que no me sonaba de nada, al cruzarse con nosotros pude oír como decía "Maricones" en un susurro lleno de desprecio. Decidí ignorarlo, pero casi al instante me di cuenta de que Alex había soltado mi mano. Se acercó a ese chico y le agarró del brazo con una sonrisa de lo más calmada.

- ¿Qué coño has dicho? -le preguntó Alex sin abandonar la sonrisa, lo cual hacía que diese mucho más miedo.

-N....nada, déjame en paz. -contestó con valor claramente fingido.

-Creo que has dicho que eres un patético intento de machito heterosexual. -y apretó con más fuerza el brazo del chaval, cuya cara era comparable a la de un sumiso perro siendo castigado.

-Vale, p....pero suéltame.

-Dilo. -esta vez la sonrisa se borró del rostro de Alex y el otro parecía que iba a hacérselo encima en cualquier momento.

-S....soy un patético intento de machito heterosexual.

Alex volvió a sonreír y dejó marchar al asustado personaje. Ahora la gente se reía de él y ya no nos miraba, pensé que se lo merecía y sonreí para mí.

-No todo el mundo es así, Sami, no te preocupes. -me dijo como si pensara que aquello me había afectado.

-Ya lo sé, tranquilo. Además... has estado muy sexy. -admití sin poder evitar sonrojarme.

Hizo un par de comentarios obscenos sobre lo que quería hacerme y luego volvió a cogerme de la mano, decidí dejarle hacerlo, aunque me diera muchísima vergüenza. Se lo había ganado.

-Alex... suéltame ya, por favor. -supliqué antes de entrar en clase.

-Has aguantado más de lo que esperaba. -dijo divertido y me soltó la mano, pero cuando estábamos ya dentro de clase, con todo el mundo sentado y hablando, esperando a que llegara el profesor, se giró con una sonrisa de auténtica malicia y me dio un beso en los labios, haciendo que absolutamente todo el mundo se callara de repente.

-Ya estamos en paz. -me susurró y me arrastró hasta nuestros pupitres.

Estaba tan sorprendido que ni siquiera me sonrojé, creo que estaba en shock o igual simplemente me había muerto ya definitivamente de vergüenza. Al final, cuando ya había llegado el profesor y todo había vuelto más o menos a la normalidad, volví en mí y pude hablarle.

-Eres idiota.

-Te quiero.

-Pero muy idiota.

Alex y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora