Insomnio

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Llegamos a casa de Alex antes de cenar, pues habíamos pasado toda la tarde tumbados en mi cama, abrazados en silencio, besándonos y, al final, tocándonos, pues estaba demasiado exhausto de tanto llorar y de tantas emociones como para hacer nada más, pero Alex tenía la habilidad de calentarme en cualquier situación.

- ¡Hola chicos! ¿Dónde estabais? -saludó la madre de Alex desde el salón. Estaba sentada en el sofá, con una lata de cerveza y una revista, mientras acariciaba a Itachi de forma ausente.

-Por ahí. -pude apreciar un cambio repentino y casi invisible en el ánimo de Alex al ver la cerveza encima de la mesilla.

-Este gato está más gordo que nunca ¿Qué le das de comer? ¿Personas? -comentó su madre con aire divertido obviando el tono algo tosco de Alex.

-Es que Sami le deja que le robe la comida. -respondió volviendo a su tono despreocupado de siempre.

-Eres demasiado bueno. -me dijo su madre con una sonrisa burlona. -Así tú te estás poniendo delgado y este gato va a explotar cualquier día. -y soltó una carcajada.

-No puedo evitarlo... tiene unos ojos muy persuasivos. -al decir esto, miré a Alex de reojo, quién me dedicó una mirada de lo más cómplice, sabiendo que me refería a sus ojos, no a los del gato.

-Eres adorable. -me dijo y me dio un beso en la mejilla. Por alguna razón no me sonrojé y solo pude sonreír tímidamente, mientras apretaba con fuerza la mano que me ofrecía.

- ¡Oye! Yo también quiero mimos. -exclamó Beth llamando nuestra atención, entonces sí que me ruboricé y Alex soltó una pequeña risa antes de acercarse a su madre y besarla en la frente con ternura.

-Vale de cerveza por hoy, mamá, vamos a cenar. -le dijo sin abandonar esa actitud tierna, ella se puso seria al instante y simplemente asintió. Tiró la lata aún llena a la basura, donde se podían ver otras cuantas latas, vacías obviamente.

-No estoy borracha. -advirtió a su hijo en tono desafiante, y en parte era verdad, no lo estaba... mucho.

-No he dicho eso... voy a preparar la cena ¿Por qué no ayudas a Sami a poner la mesa? -al decir esto último me miró pidiendo ayuda y enseguida cogí a Beth de la mano y le obligué a que me ayudase a poner el mantel en la mesa del salón.

-Creerás que soy una madre horrible, Sam. -me susurró para que Alex no la oyese desde la cocina.

-No... Beth. Alex te quiere mucho y... se nota que harías cualquier cosa por él. -intenté tranquilizarla para que no estallase ningún tipo de guerra familiar en mis narices.

-Sí, lo haría. Bien dicho... a veces pienso que quiere controlarme como si tuviera catorce años. Me pone enferma. -volvió a susurrar compadeciéndose de sí misma y yo me quedé algo bloqueado. Era obvio que estaba algo borracha, por eso me daba miedo que lo que pudiera decir acabase en discusión y Alex no se lo merecía. Por supuesto que la trataba así, pero ella se lo había buscado solita.

-Es solo que se preocupa siempre demasiado... a mí también me lo hace, pero enfadándonos con él no vamos a conseguir nada ¿No crees? -gracias a Dios esa respuesta pareció de su agrado.

-Sabes... eres un chico muy especial. Me alegro de que Alex te haya encontrado. -me dijo conmovida.

-Y yo me alegro de haberle encontrado a él.

*

Después de cenar Alex llevó a su madre a dormir, que se caía del sueño, supuse que debido a la cerveza.

Nosotros también estábamos muy cansados por todo lo que había pasado ese día, así que enseguida fuimos también a la cama.

-Siento lo de mi madre... -dejó escapar con aire cansado, mientras se acomodaba a mi lado, abrazándome por la espalda.

Alex y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora