-¿Mamá?
Al oír eso mi cuerpo se tensó por los nervios y, tan rápido como pude, conseguí acabar de vestirme antes de que la madre de Alex entrara en el salón.
Aquella mujer aparentaba apenas treinta años, pese a que claramente era mayor. Tenía el pelo castaño oscuro con mechas rubias, una cara de lo más alegre y unos ojos almendrados verdes como los de su hijo. Además, vestía como si fuera una adolescente y, en cierto modo, lo parecía.
-¡Hola! Tú debes de ser Sam ¡Pero qué guapo eres! Yo soy Beth, la madre de Alex.
-Hola... encantado. -respondí lo más sonriente que pude, intentando que no se notara lo avergonzado que estaba.
-Ya me ha contado Alex lo de tu padre... puedes quedarte el tiempo que quieras. -me dijo con una sonrisa algo convaleciente, yo aún estaba sorprendido por lo tremendamente simpática y jovial que era.
-Gracias... de todas formas, aunque no me hable, mi padre me está pasando algún dinero a la cuenta del banco... lo que pasa es que Alex no me deja pagarle nada. -dejé escapar, mirando a Alex con ojos acusadores.
- ¡Y bien que hace! Mientras haya algo que sobre, se podrá compartir ¿Verdad cariño?
-Verdad. -respondió Alex devolviéndome la mirada con aire triunfal y un poco de burla.
Después de comer comida a domicilio, a consecuencia del incidente con las lentejas, nos sentamos los tres en el sofá. Yo me ofrecí a dejarlos a solas para que se pusieran al día, pero ninguno de los dos estaba por la labor de dejarme solo, podía ver muchas cosas de Alex en su madre, y esa era una de ellas.
-Bueno ¿Qué tal te las has apañado estos meses solo en casa? Espero que no haya habido ningún problema... -preguntó la madre de Alex con cierta culpabilidad.
-La verdad es que casi todo el tiempo Sami me ha hecho compañía, así que he estado entretenido. -me dedicó una mirada intrigante que hizo que me sonrojara antes de continuar. -Y para pagar las facturas y comer y todo eso me las he apañado bien, como siempre.
-Lo siento mucho, cariño, pero esta vez te prometo que seré fuerte... por nosotros. -la madre de Alex parecía a punto de llorar y yo estaba de lo más incómodo.
-Da igual... de momento no pienses en eso.
-Tienes razón, perdona, no quería incomodarte, Sam...
-Tranquila... está bien. -contesté con una sonrisa.
-La verdad es que hacéis una pareja adorable.
- ¿Verdad que sí? -dijo Alex soltando una carcajada mientras pasaba el brazo por mi hombro y juntaba su mejilla con la mía, haciendo que volviese a ponerme rojo de vergüenza. A Beth también se le escapó una carcajada y no pude evitar reír yo también, aunque seguía bastante avergonzado.
-Pareces muy tímido... vaya, con lo desvergonzado y desconsiderado que es Alex te lo debe hacer pasar muy mal. -dedujo sin dejar de reírse y no podía tener más razón.
-No sabes cuánto... -dejé escapar evitando la mirada de Alex que quería hacerse el ofendido.
-No puedo evitarlo... me gusta que te pongas nervioso. -ese comentario me volvió a ruborizar y le obligué a apartarse del todo.
-En fin, chicos, me voy a duchar y a recoger mis cosas...- anunció mientras se levantaba, pero antes de marcharse se acercó a mí y me susurró: -Gracias por cuidar de mi Alex estos meses, Sam. Sé que significas mucho para él.
Sonreí como única respuesta, pero era la sonrisa más sincera que le había dedicado a alguien que no fuera Alex en mucho tiempo.
Cuando Beth salió del salón, él soltó un largo suspiro y se dejó caer en el sofá, tumbándose con la cabeza en mi regazo.
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Alex y Yo
RomanceSam es un joven tímido y de carácter triste que se ve obligado a empezar de cero en una ciudad desconocida. Todo parece estar desmoronándose hasta que conoce a Alex, ese chico alegre y bocazas con el que debe sentarse en clase... ****** AVISO IMPORT...