No Pares

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En el preciso instante en el que acabaron las clases Alex me cogió de la mano y, prácticamente me arrastró a su casa. Aún seguía algo afectado por lo de Alfonso, pero gracias a Alex pude olvidarlo, al menos por el momento.

Cuando entramos en el salón me apoyó en la pared, encerrándome con sus brazos y acercó su boca a mi cuello, sentía su lengua jugando con mi piel de gallina, dejando surcos de saliva y chupetones allá por donde pasaba. Un gemido se escapó de mis labios y me hizo sonrojar, al mismo tiempo que hacía que Alex me besara con más ansia, dirigiéndose a mi boca ya abierta por los suspiros que me provocaba tan solo su tacto. Lamió mis labios antes de juntarlos del todo con los suyos y abrí más la boca, dejando que nuestras lenguas se deleitaran la una de la otra, lamiendo y succionando hasta quedarnos sin aire.

Mientras seguía besándome, metió sus manos por debajo de mi camiseta, recorriendo en una suave caricia mi vientre, mis costillas y deteniéndose en mis pezones, haciendo que un gemido se abriera paso entre nuestros labios, que ya eran uno.

-Sami... -dijo jadeante, ronco por la excitación. - ¿Quieres que comamos primero?

Aquello me dio una idea de cómo compensarle por fin y sentí como mi rostro enrojecía.

-Sí, tengo hambre... -llevé despacio mi mano a su entrepierna y le desabroché el pantalón, liberando su ya casi erecto miembro y lo acaricié por encima de la tela de la ropa interior, acercándome a su oído -... ¿Qué vas a darme de comer? -le susurré mientras me deshacía de su calzoncillo.

Vi a Alex sonrojarse levemente por primera vez y comprendí por qué le gustaba tantísimo eso en mí.

-No jodas... -dejó escapar en voz baja, sorprendido y excitado. -¿Vas a...?

Antes de que pudiera terminar la pregunta, hice que se sentara en el sofá y me arrodillé frente a él, acercándome lentamente a su sexo. Era la primera vez que iba a hacer algo así, pero el ver como se ruborizaba me había encendido tanto que ya no era dueño de mis actos.

Comencé a lamer la punta de su miembro, arrancándole un gemido profundo que contenía mi nombre, entonces me lo metí en la boca, lo suficiente para no provocarme arcadas y poder lamer toda su extensión a la vez que succionaba con cuidado, sentí como se endurecía tanto como era posible dentro de mí y comencé a apretar los labios en torno a la parte superior para bajar y subir una y otra vez hasta donde me lo permitía mi propia boca, cada vez más rápido, guiado por su mano que se apretaba en mi cabello.

-Joder... Sami...

Comencé a notar un sabor extraño, que anunciaba que no quedaba mucho para que se corriera, entonces hice más intensos los movimientos de mi lengua, succionando más fuerte y aumentando la velocidad de mi cabeza, disfrutando de cada gemido y palabra obscena que salía de sus labios, pues eran para mí, todo para mí.

-Voy a...

Sentí los espasmos de su sexo en mi boca y como se aferraba más fuerte a mi pelo, gimiendo mi nombre una y otra vez hasta que aquel líquido inundó mi boca por completo, obligándome a tragarlo para no atragantarme, pero aun así parte salió por la comisura de mis labios, creando un pequeño camino blanquecino hasta mi barbilla.

Alcé la vista y Alex ya se había acercado a mí, sentándose en el suelo, entrelazando sus piernas a mí alrededor y obligándome a hacer lo mismo en su cintura.

- ¿Te ha gustado? -dijo acercándose a mí y lamió aquél reguero blanco que salía de mis labios, haciéndome sonrojar una vez más.

Le cogí de las manos, las conduje al presionado cierre de mi pantalón y me quité la camiseta mientras él acababa de desnudarme por completo, entonces, le rodeé aún más con las piernas, haciendo que nuestros miembros se juntaran.

Alex y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora