El agua helada chocaba contra mi piel a pesar de los intentos de mantenerme acorralada en una esquina de la ducha, retengo el poco aire que flota en el ambiente y me adentro de una buena vez. El agua estaba más helada de lo que imaginé, pero como todo en la vida, poco a poco me fui acostumbrando. A esta hora casi nadie estaba despierto así que era más cómodo tomar una ducha, a excepción de la temperatura. Me terminé de quitar toda la espuma de mi cuerpo, tomé la toalla que guindaba y salí envuelta en ella.
Miré a mi alrededor y todavía no se encontraba nadie, abrí un pequeño bolso que había llevado para guardar la ropa antes de caminar a los vestidores. Los pantalones subían con dificultad gracias a que mi cuerpo todavía se encontraba húmedo y la camisa se adhería a mi piel. Traté de secar mi cabello mientras lo frotaba con la toalla y salí a colocarme unos zapatos.
-Buenos días- sonrió la chica rubia-
Sólo la ignoré y guardé todo lo que había dejado regado.
-No vamos a seguir así, ¿verdad?- sonrió.
-Sólo son seis meses- le anuncié -Trata de ignorarme por ese lapso de tiempo-
-Es difícil ignorar algo que siempre causa problemas por donde pasa- dijo aquello sin ganas de insultar.
Tomé un respiro hondo y seguí guardando las cosas. Me dirigí hacia la ducha y saqué mi jabón y enjuague de cabello.
-Es cuestión de adaptarse- ella seguía hablando mientras se despojaba de su ropa.
Terminé de arreglar las cosas y traté de salir.
-Por cierto, me llamo Molly- volvió a sonreír como si no tuviera ningún problema.
-Catherine- dije entre dientes.
-Ya lo sé-
Tomé el manojo entre mis manos y salí del lugar.
Una que otra persona se encontraba entre los pasillos con caras de recién levantados, muchos tenían los ojos rojos y a otros sólo se les notaba al andar
-pensaba que eras de las que dormía más- la voz de Thomas se hacía presente.
Rodé los ojos y seguí mi camino hacia la habitación.
-Rodar los ojos, caminar- se estaba riendo -Es un patrón muy infantil-
-Te dije que nada iba a cambiar, Nolan- resoplé.
-Nada ha cambiado. Yo te odio- metió sus manos en sus bolsillos.
-Entonces puedes seguir con tu camino-
-Tú estás por el mío- se encogió de hombros.
-Es el camino a mi habitación-
-Y a la mía. Habitación cincuenta y nueve-
-Entonces no me hables- me aparté un poco de él.
-Tú también estás hablando- objetó.
Ahora sólo obtuvo silencio. Él también se apartó un poco y por el rabillo del ojo pude notar que se le escapaba una sonrisa.
Llegué a mi habitación y Mia seguía dormida de la misma manera en que dormía cuando salí, dejé mis cosas y fui en busca de un café.
Al llegar a la cafetería ya Thomas estaba hablando animadamente con Laura.
-Un café- tiré los billetes sobre el mesón.
Los ojos de Thomas se toparon con los míos y enojo era lo único que emanaban.
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Adicción || EDITANDO
Teen FictionCath no es la típica joven a la que vas a encontrar en los pasillos de la escuela cantando una dulce melodía. Amargada, egocéntrica, malcriada; algunos adjetivos que se le pudieran obsequiar. Y Thomas, ¿cómo lo diría? Thomas es...simplemente Thomas...