Capítulo cuatro.

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Decían que colocar a una persona con la misma adicción en tu habitación era lo más recomendable para curar la misma. Al abrir la puerta la silueta pelirroja se encontraba leyendo una revista, levantó la mirada al sentir mi presencia y se sentó antes de voltear los ojos.

-Soy Mia. Tú debes ser Catherine- pronunció masticando un chicle.

Resoplé y me encaminé a la cama desocupada, deposité la maleta sin cuidado y comencé a retirar las cosas dejándolas en una gaveta que se encontraba junto a un viejo escritorio.

-Así que empezaremos con buen pie- dijo entre pequeñas risas sarcásticas, las que le permitía los tragos que le daba a una botella que había retirado de la parte inferior de su almohada.

-Al parecer el internado no es muy efectivo- comenté.

-Oh, sí lo es, más de quinientas personas libres de adicción. Pero tienes que ser más astuta que ellos-

-¿Más astuta que quién?-

-Todos- se incorporó y dejó la revista justo al lado de su botella -Si estás sola, te hundes- declaró.

-Yo no llegué aquí para hacer amigos-

-Tampoco llegaste para dejar una adicción- en su voz se notaba el reto que me suponía.

Ante mi silencio soltó una pequeña carcajada.

-Aquí no gana quien beba más, querida. Aquí gana la experiencia-

Se levantó de la cama y se marchó, no sin antes decir "lo mejor es que te prepares, ya comenzará la presentación"

Cierto, había una presentación. Según los folletos, en el FS Centro de Rehabilitación se encontraba establecido que una vez cada dos meses se adentraban a la instalación un grupo nuevo de personas con diversas adicciones, por lo tanto, cada dos meses había una presentación.

Vestí un suéter gris y unas zapatillas negras antes de salir en busca del lugar donde se suponía que estaba el auditorio. Apartado de los dos edificios de residencia estaba uno que poseía una estructura totalmente distinta: paredes elaboradas en vidrio y una altura algo comprometedora, al entrar a este h cruzar a la derecha se encontraba una cantidad delirante de personas aglomeradas delante de una tarima.

-Por favor, tomen asiento- pidió David desde la tarima.

Poco a poco la multitud se sentó y David comenzó a hablar.

-Este mes nos han llegado nueve personas que nos acompañarán durante seis meses para reparar lo que hicieron mal. En FS Centro de rehabilitación aprenderán que todo en exceso es malo y, más aún, hacerse daño. Se olvidarán del alcohol, del cigarrillo y de todas esas manías que llevaría más de dos horas mencionar- mostró toda una hilera de dientes blancos.

Me dirigí a uno de los asientos traseros acompañados de una joven muy delgada y de un chico que estaba sentado en la otra esquina con la capucha de su suéter arriba.

-Ahora irán uno a uno presentando sus problemas- anunció David pasando una mano por su calva -Primero se presentarán los que tienen más tiempo en el lugar-

Efectivamente, pasaron uno a uno, hablando de drogas, de problemas alimenticios como la bulimia o anorexia. Mia pasó hablando de cómo sus hermanos la habían maltratado y enseñado a beber. Y por último pasó el chico de la otra esquina, se levantó en silencio con la mirada fija en la tarima, subió a ella y al contrario de la otras personas fue muy preciso en lo que dijo.

-Me llamo Thomas Nolan y soy adicto al cigarrillo- acto seguido bajó de la tarima.

Estaba totalmente convencida que lo había visto en otra parte.

-Muchas gracias, Thomas. Es bueno tenerte de nuevo- David le dirigió una sonrisa y él sólo asintió sin interés.

Ahora seguía el turno de los nuevos pacientes . Había un chico alto al cual ni me dio tiempo de escuchar puesto que hablaba muy rápido, una chica rubia con ojos inyectados de color rojo y...yo; ahora seguía yo. Me levanté con cuidado de no hacer mucho ruido y con pasos cuidadosos me subí a la estructura de madera tomando el micrófono de las manos de David.

-Mi nombre es Catherine Wall y soy adicta al alcohol-

-Creo que te gustaría comentar algo más-

Alcancé el micrófono de nuevo, esta vez con las manos llenas de sudor, miré a mi alrededor y ahí estaba él; el chico del parque, el del avión...Thomas, con la mirada fija en mí.

-No creo que necesiten saberlo- dije con amargura.

Cuando fijé mi mirada de nuevo en Thomas un resoplido salió de su boca. Rodé los ojos y me retiré.

Primer día en el centro de rehabilitación, muchos sentimentales hablando de sus problemas como si a la multitud le importara, directivos tratando de aparentar que nos comprenden mientras tratan de cambiarnos por completo y yo camino a mi habitación.

-Deberías contar un poco de tu historia- me incitó Mia mientras delineaba sus ojos.

-Dame una botella-

-"Yo no llegué aquí para hacer amigos"- remedó mientras rodaba los ojos.

-No quiero tu amistad- me dejé caer en la cama que se encontraba desnuda -Yo quiero una botella-

Adicción || EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora