PETTING • Bajifuyu

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Capítulo completamente editado.

Keisuke Baji

—¡Le damos la bienvenida al capitán de la primera división de la Tokyo Manji! ¡Que la buena suerte, la vida, la salud y las grandes peleas estén siempre de tu lado como estaremos nosotros!¡Por Baji!

"POR BAJI"

Las voces decoran en un eco todo el templo Musashi y sus alrededores.

Victorean mi nombre, como si fuese un auténtico campeón por sobrevivir a la muerte y estar de vuelta en las calles en las penumbras de la noche, con mi nombre y posición intactos después de mi renuncia y la traición que cometí. Pero no me sentía como uno. Imposible sentir que algo de esto estaba bien, cuando en el inicio de mis filas faltaba el único hombre de ojos azules en este lugar,  y el que más me importaba.

—Lo busque en casa, pero su madre dijo que no estaba. Le deje un mensaje. – Mitsuya murmura a mi lado, sin mirarme. No le doy indicios de haberlo escuchado, pero no importa que tan indiferente actúe ante la ausencia de mi vicecapitán, todos aquí saben que no me es indiferente.

Aprieto mi mandíbula con fuerza, incapaz de gozar este recibimiento. Salí del hospital hace una semana, y hace cuatro fue el enfrentamiento contra el Valhalla. Desde ese día no le he visto ni los pelos a Chifuyu. En cierta parte lo entendía, era mi culpa. Lo molí a golpes por mi cometido en vez de confiar en él y los demás. Lo traicione, lo lastime, y ahora estoy pagando con su indiferencia.

Muchas veces estuve de pie en las escaleras dispuesto a ir a su casa para verlo. No me importaba si decide devolverme los golpes o lo que fuese, solo necesitaba ver su cara.

Haría cualquier cosa que el me pidiese con tal de que me perdonara.

—¡Primera división!.—Mikey grita hacia mi escuadrón.—¿Dónde diablos esta su vicecapitán?—Observo a mi líder con duda.

Si bien todos aquí somos una pandilla, jamás ha cruzado con Chifuyu más palabras de las estrictamente necesarias. Pero supongo que la misma situación lo amerita, después de todo, no hay nadie más aquí que pueda ocupar su lugar.

Y Chifuyu es una gran persona, pero si yo no sabía de él, apostaba que nadie más lo hacía. Era un hombre reservado, de pocos amigos, incluso con nuestra propia división, así que no esperaba que alguien respondiera esa pregunta.

—Aquí.

Mis sentidos se encienden de inmediato.

Levantó la cabeza, y mis ojos buscan entre el mar de hombres sin importar que fuese obvio a ese chico de pelo rubio y ojos azules que tanto se ha mantenido escondido.

Lo diviso finalmente, se mueve hacia el frente entre los hombres de nuestra división que le hacen espacio. La respiración se me corta y siento mi pecho llenarse de fuego cuando lo veo caminar.

Por fin.

Algo en mi interior parece calmarse, al mismo tiempo que crecen las ganas que tengo para que levante la cabeza y finalmente nuestros ojos se encuentren.

Era la primera vez que lo veía en días, largos e interminables días. Desde que lo conocí, no hubo momento en el que no estuviésemos juntos, aunque fuese en la escuela. Cuando Sali del hospital de la conmoción pase a la felicidad, después a la tranquilidad y finalmente a la fatiga y frustración por no verlo. No me costo demasiado entender que mi mal humor era debido a él. Finalmente, esta última semana me convertí en algo parecido a un león enjaulado, ahogado y desesperado porque no estaba.