PETTING • Bajifuyu

Penúltimo capítulo

                                      Baji Keisuke

Me ciego.

No escucho.

No razono.

No controlo mi cuerpo, y apenas soy capaz de percibir lo fuerte que aprieto mi mano en el acelerador.

Soy un tonto.

Si tan solo me hubiese quedado con él para escucharlo jamás habría permitido que alguien le pusiera un dedo encima y nada de esto hubiera pasado. Lo hubiera cuidado, y cualquiera antes hubiese tenido que pasar sobre mi antes de poder tocarle un solo pelo, pero simplemente me permití ser un idiota que se dejo llevar por sus impulsos hacia un lugar equivocado.

—¡Si nos haces estrellarnos no ayudaremos a nadie!—Un golpe en mi casco me saca de mis pensamientos.

Vuelvo a la realidad, recordando también que necesitaba respirar. Por inercia aflojo levemente el acelerador, y trato de enviar mis pensamientos recriminatorios lejos. Estaba tan inmerso en mi mente que apenas recordaba que Mitsuya subió detrás de mi en la moto.

Me concentro en el camino, cada vez mas oscuro a medida que abandonamos la ciudad y sus grandes luces. Un gran peso se instala en mi estomago desde que soy consciente de lo mucho que nos alejamos de casa, el lugar donde Chifuyu estaría a salvo conmigo, celebrando su cumpleaños. Pero en vez de eso corro con todo lo que tengo para alcanzarlo en un lugar donde nunca debío estar.

¿Y mi corazón? Jamás lo he sentido peor.

Nunca he sido un hombre asustadizo. Jamás le he tenido miedo a nada, mucho menos a los enfrentamientos. Si bien no es primera vez que Chifuyu está envuelto en problemas, ni es primera vez que lo golpean hasta hacerlo sangrar, esta vez se siente muy mal. Diferente a otras veces.

Siempre me reconforto el hecho de que es un hombre fuerte muy capaz de valer por sí mismo, malditamente inteligente y resistente, pero hay algo en el fondo de mi alma, un terror tan grande que apenas me esta dejando respirar. Esta vez no es simplemente una pelea callejera, es el solo contra toda una pandilla llena de monstruos, y ni yo ni nadie esta cerca para poder ayudarlo.

Temo, temo mucho. Por el, por su vida y, por ende, la mía. Mi corazón late con el suyo, mi cuerpo se mueve junto a él, y mi alma le pertenece. Sin Chifuyu yo no existo. No querría existir jamás en un mundo donde él no está, no podría, como tampoco quiero dejar de existir, así que en mi interior ruego para que espere por mí.

No tienes nada que temer, si no tienes nada que perder.

Por desgracia para los humanos, no importa que tan fuerte, valiente o inteligente seas. El amor es tanto una fortaleza como una debilidad, y nadie puede vivir sin amor. Por ende, todos tienen una debilidad.

A su manera, todos los involucrados en esa macabra red de pandillas temían a algo esa noche. No llegar a tiempo, no ser lo suficientemente fuerte, perder a un compañero, a un amigo, al amor de tu vida. Y el resto de la Touman también mantiene esos sentimientos. Manjiro Sano, en la lejanía, podía sentir en el aire como el infierno estaba por desatarse.

Si había algo particular que lo molestaba como líder, es que todo eso pasará dejado de sus narices. Dejo ir a Kisaki muy fácilmente, subestimando el daño que una mala persona puede causar. Siente que nuevamente le fallo a su pandilla, y a sus amigos. Sabía muy bien que Hakkai estaba perdido por causa de su hermano, pero decidió no intervenir hasta que Mitsuya se lo pidiera, cuando en verdad sólo debió tomar su posición de líder y actuar en ayuda de su subordinado de las garras de su hermano y la pandilla enemiga. Y ahora no solo Hakkai estaba en problemas, Chifuyu también, y por ende, sus amigos estaban en la boca del lobo por rescatarlos.