Final

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   El capítulo uno (o0) esta subido completamente editado y DIFERENTE. Porfavooooooor vayan a leerlo, por favooor y diganme que les pareció.


El aire me ahoga.

La desesperación sacude con fuerza mi corazón, oprimiendo mi pecho y garganta impidiendo el paso del aire. Mi cuerpo se vuelve de plomo, y veo esas manos acercarse a mi con lentitud.

  Sangre, sudor, esfuerzo. Desesperación.

Veo su figura al fondo de la habitación, cada vez mas lejana. Puedo oirlo gritar mi nombre, que no me rinda, que sea fuerte, que no muera.

Pero me ahogo, me ahogo, me ahogo.

Me siento de golpe.

Suelto un jadeo doloroso desde lo profundo de mi pecho, y llevo mi mano a mi garganta, asustado. Enfoco mi vista mientras jadeo en busca de aire.

—Maldición.—Mascullo, cuando caigo en cuenta que solo era una pesadilla. La misma pesadilla que atormenta mis sueños en mis días más débiles.

Casi diez años y aún las tengo debido a esa noche. Esa maldita noche.

Me paso una mano por el pelo quitando rastros de sudor. Reconozco el sofá en donde me quede dormido, diciéndole a mi mente que estoy en casa, no en esa fábrica. Observo las paredes, los cuadros, las plantas, la lampara...¿Los cachorros?

Si, cachorros.

—¡Kazutora!—Grito, poniéndome de pie—¿Qué hacen ustedes aquí?—Me agacho para tomar en mis brazos a los tres cachorros que juguetean por mi sala y que desde luego no debían estar aquí.

Camino con ellos en mis brazos por el corredor en dirección a la puerta que conecta con mi tienda. La empujo con el pie, ya que estaba entreabierta por estos pequeños invasores, seguramente.

Ahí estaba, el inepto más grande del mundo. El me mira, y bufa.

—Corral de mierda, el seguro no pudo con estas bolas de pelo.—Kazutora carga a otros tres cachorros en sus brazos que jadean divertidos, esta despeinado, sudado y lleno de pelo.

Eso me hizo sentir mejor.

—Tu eres el que no puede con estas bolas de pelo.—Me burlo, dejando a los cachorros dentro del corral. El hace lo mismo, pero soy yo quien se encarga de ponerle el seguro. Sonrió, y acaricio esas cabezas peludas.

—Como sea.—Chasquea la lengua.

—Alguien está de mal humor. —Mascullo, levantándome para revisar si los pájaros tienen suficiente comida, había dormido toda la tarde. Ellos se acercan a la orilla de sus jaulas para intentar picotear mis dedos.

—Sabes que tengo resaca. Me gusta el alcohol, pero no al otro día por la mañana. - Kazutora se suelta la coleta, para volver a tomar su pelo de forma mas ordenada. Toco mi cabello por inercia, extrañando mi pelo largo, pero me sentía bien con el cambio.

—Suerte para ti que yo soy el idiota que debe levantarse temprano y hacer todo el trabajo de la mañana. —Ruedo los ojos y lo empujo lejos.

—¿Malos sueños?—Adivina.

—Mm.—Respondo con un sonido, acariciando a los gatos.

—Aprende de una vez a dormir solo, o te morirás con esas pesadillas.—Si, eso es algo a lo que le temía. Chasqueo la lengua con molestia por sus palabras, pero no digo nada, no quiero hablar del tema.

—En vez de estar aquí hablando, sirve de algo y ve por nuestros trajes a la tintorería. Te lo pedí ayer.

—No los usaremos hasta dentro de tres días.

PETTING • Bajifuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora