PETTING • Bajifuyu

15

—Debes calmarte, Takemichi. Te lo contaré todo
Pero debes dejar de llorar.

De todos los futuros este es el peor que pude haber imaginado. Es más, creo que jamás pude imaginar que ocurriría algo como esto.

Apenas Naoto recuperó sus recuerdos se contactó conmigo y me recogió en el cementerio. Llore todo el camino hacia la comisaría, y tuve que taparme la cabeza con mi chaqueta para que no me viesen los demás policías llorar. Nos encerramos en una oficina y después de diez minutos me pude calmar.

—¿Como es posible que murieran los cuatro? Que diablos fue lo qué pasó. ¿Se mataron entre ellos o qué demonios?—Me tomó la cabeza frustrando. Nada en mi cabeza logra dar una explicación lógica ante lo que vi. No había modo que las personas más fuertes que conozco fallecieran, mis compañeros, mis amigos. No tenía sentido.

Naoto deja una carpeta sobre la mesa, y lo miro atentamente antes de tomarla entre mis manos y abrirla con temor m. Hay muchos documentos, incluidas noticias de diario.

Cuatro adolescentes mueren en pelea de pandillas.

Una fotografía de la antigua fábrica de motores casi a las afueras de la ciudad acompaña el titular. Miro a Naoto, mientras mi mente intenta saber cómo pudieron morir en una pelea Chifuyu, Baji, Kazutora y Hakkai.

Naoto se sienta frente a mi y toma la noticia entre sus manos. Luce triste de igual forma y aunque no ha mencionada nada respecto a esto, se ve que tiene mucho que decirme. Trago saliva mientras siento las dudas revolotear en mi cabeza.

—Esa noche murió la Tokyo Manji, junto a sus miembros. Fueron derrotados y los Black Dragons tomaron la zona, poco tiempo después, la ciudad.—El frío se instala en mi estomago.

Escuchaba a Naoto hablar, pero mi mente no podía procesarlo. Pestañeo incrédulo ante sus palabras, y tras pensarlo una risa nerviosa sale de mi garganta, mientras mis ojos leían el reporte policial. Nadie en Tokyo era tan fuerte como para derrotar a Mikey y a la Touman. No tenía lógica, él jamás perdería ante nadie.

Nadie podría hacerme frente ni a él, ni a mis amigos. Chifuyu nunca dejaría que Baji muriera, y Baji nunca dejaría qué Chifuyu falleciera. Eran ellos dos, ambos, muy fuertes y poderosos entre si. No era simplemente posible.

—¿Porque los Black Dragons se enfrentaron con nosotros?¿Quien es su líder, y como fue lo suficientemente fuerte para acabar con Mikey y los demás?¿Ellos también están muertos?—La voz me tiembla nuevamente mientras soy incapaz de pensar en alguna situación en la cual los cuatro resultaran muertos. Naoto me mira con lastima y suspira.

—Mikey ni siquiera pudo pelear. La muerte de Baji y los demás miembros lo dejaron sumido en la locura.—¿Locura?

—¿A que te refieres con que no lucho? No entiendo nada.—Niego con la cabeza.—¿Porque los Black Dragons se enfrentaron a nosotros?—No lo entendía, hasta el momento en que me marché jamás había escuchado sobre algún problema con esa pandilla. Sabía quien era su líder y sus sucias jugadas pero se mantenían ajenos a nosotros.—¿Porque de la nada? O más bien, por quien.

—Por Kazutora.

—¿Ah?—Su sola mención hizo que se me revolviera el estómago. Recuerdo su nombre tallado en la lápida. Primero estaba la de  Chifuyu, seguida de Baji, Kazutora y Hakkai.—Pero Kazutora también está muerto.—No tiene sentido. ¿Manipuló a Chifuyu? Porque querría matarlo si se han visto a escondidas tanto tiempo. ¿Porque querría a Baji y a Hakkai muertos? En especial a Baji cuando lo único que quería era tenerlo de regreso. Nada de esto tenía sentido.

—No exactamente.—Naoto menea la cabeza y yo me inclino hacia adelante. —Kisaki y Hanma en un intento para vengarse de Kazutora y la Tokyo Manji asesinaron a Chifuyu.—La piel se me erizó.—Lo raptaron a las afueras de su departamento y lo llevaron a la fábrica junto a toda la pandilla de los Black Dragons. La idea era atraer a Baji para matarlo y dejar a Kazutora como el culpable.—Me congeló ante sus palabras, y pienso en mi mejor amigo. ¿Fue cuando lo deje solo? Trago saliva sintiendo mi estómago revolverse, mientras maldigo a Kisaki a las no poder.