PETTING • Bajifuyu

10

Perdonen los errores <3

Freakin' Out on the interstate está sonando de fondo. Mis canciones en aleatorio se han adueñado del estéreo de Baji, quitando por algún tiempo sus canciones de rock estadounidense a pedido de el. Me dijo que hoy quiere algo más calmado, acorde al clima y el ambiente que creamos.

El frío se cuela poco a poco según el pasar de los días, y la mala calefacción del edificio es la excusa perfecta para mantenernos a ambos abrazados, en un nido hecho de las mantas de su cama, compartiendo calor. Sus cortinas están cerradas entregando oscuridad, aún cuando fuera es de día, solo con la finalidad de disfrutar de las pequeñas gotitas que entregan luz azul artificial.

Disfruto el tacto que me entregan la punta de sus dedos, que se deslizan con toda calma por la curvatura de mi espalda desnuda, marcando un camino sobre mi columna, mientras su aliento tibio choca suavemente contra mi mejilla, y su perfume cítrico inunda mi nariz.

Mi mano reposa en su cadera desnuda, donde doy suaves caricias con mi dedo pulgar desde su hueso a la cintura. Nuestras piernas, aún metidas en la tela de nuestros jens, están envueltas una contra otra, limitando nuestros movimientos de la cadera hacia abajo. Nuestros cuerpo están fundidos, y tan cerca como nos es posible, tal y como nos gusta. Eso es lo bueno de que los dos seamos de piel y cariñosos, poder estar así con frío o no, siempre que podemos y queremos. Y de todas las veces, aún se siente como la primera vez, aunque quizá sin todo ese nerviosismo, y manos torpes que no saben dónde estar, pero el gustito es el mismo.

Aún podía recordarlo. No saltamos mil pasos antes de hacer lo que hicimos. Todo el cortejo, y esas cosas. Aún así, y después de "esa"noche, cuando volví a juntar el valor de entrar en su habitación, nos tumbamos en su cama, mientras él sostenía el nuevo tomo de Naruto, y lo leíamos a la par aparentando tranquilidad. Estuve huyendo de él una semana, y esa tarde solo nos quedamos tumbados. Cuando terminamos la lectura, y se giró despacio a decirme que me había extrañado. Luego nos dimos una especie de abrazo muy extraño, y nos quedamos de esa forma, sin mover las manos hasta muy entrada la noche.

Pequeños besos que suben desde mi mentón hasta mi oreja, me distraen del recuerdo, y no puedo evitar estremecerme ante la sensación que causan sus labios sobre mi piel.

—Cientos de veces te he besado, y todas ellas te estremeces.—Puedo sentir su sonrisa, mientras sus dedos se deslizan hasta el cabello de mi nuca, donde aprieta levemente, y se queda.

—Me da cosquillas, no puedo evitarlo.—Refunfuño. El gruñe en voz baja, y me aprieta en un abrazo.

Le rodeó el cuello mientras se voltea quedando sobre mi, aplastándome con su peso. Me deja sin respiración unos segundos, hasta que me acostumbro. Mientras más músculos gana y crece, más pesa. Ya nadie si quiera piensa en meterse con el, solo basta con mirarlo y querer alejarse. Ahora mismo, los únicos que le hacen el peso en una pelea, son Draken y Mikey, este último mas por agilidad que fuerza.

—¿Que quieres para tu cumpleaños?—Pregunta, besando mi pecho. Suspire hondo, recordando que en muy pocas semanas cumpliría los dieciocho, y que la escuela acabaría pronto. Eso me llenaba de dudas y nostalgia, por separarme de todo.

—Quedarme aquí, contigo. Después de todo, estará nevando demasiado fuerte como para salir algún lado.—Baji suelta un bufido.

—Eso me deja en nada. Solo piensa en algo, ayúdame un poco, bonito. Soy un desastre para esto.—Sonrió ante el apodo y su insistencia en llamarme de esa forma.

Hace unos días estábamos aquí mismo, yo sentado sobre su regazo mientras me besaba las mejillas, y me preguntaba porque cada día que pasaba me ponía más bonito. Era tan vergonzoso que lo dijera.