¿Qué hacer? ¿Qué hacer? ¿Qué hacer?
Esa era la cuestión ¿Qué hacer mientras esperas a la adversidad?
Bucky no saco más el tema por el resto de la semana, sus amigos si porque para eso estaban los buenos amigos, reírse de tus desgracias para luego ayudarte a superarlas.
Porque aparentemente parecía muy interesante quedarte horas en el auditorio cargando cosas con un chico de actitud excéntrica con la apariencia de un felino, al mínimo nivel de expectación te saltaría por la espalda y luego te encajaría sus colmillos directo a la yugular.
Y parece que el universo le había dado la espalda porque el chico Helmut desapareció de la faz de la tierra. Ni auditorio, ni biblioteca, ni área de recreación. La tierra se lo trago.
--¿Crees que tenga un problema conmigo?
--Y aunque lo tuviera, posiblemente nunca lo admitiría en voz alta. —Tal vez era un chico muy tímido o quizás su actitud de ese día le dio la impresión equivocada. Pensar las repercusiones de sus actos después de realizarlos le era más practico que pensar antes de actuar. --¿Quién te dijo que pararas? ¡Atrás hay más cajas!
Loki siempre había tenido la capacidad de interpretar sus papeles a la perfección, un buen mentiroso que engañaba a la audiencia para hacerles sentir algo real, alegría, ira, tristeza. Era impecable.
Pero en estos momentos nunca había disfrutado tanto ser un espectador.
Luego de que Bucky cumpliera con la condena de ese día, a Loki no le fue tan difícil encontrarse con el pequeño Helmut que aún se encontraba en la escuela dentro de una de las aulas que utilizaba como bodega. Ahí estaba escondido cual rata en su madriguera, leyendo a Maquiavelo por qui quinta vez cerca de la ventana.
--Deberías estar en casa.
--Si, lo olvide por completo.
--Seguro—Aunque tenía amigos del club de teatro como Loki, Zemo estaba tan familiarizado con la soledad que le era instintivo buscar un espacio en el que pudiera pensar tranquilamente como lo estaba haciendo en ese momento. --¿Ya tienes la lista oficial del cast?
--Casi. Quiero asegurarme de que sea perfecto.
--¿Cuál es el problema?
--No hay ningún problema.
--Claro, no hay ningún problema. —Todo esto para tantear terreno, lo conocía. Pronto soltaría la bomba. --¿Y qué opinas del chico Barnes de la audición sorpresa?
--impuntual e insistente, es posible que su capacidad para realizar la sinapsis este atrofiada porque no creo que utilice sus manos para otras cosas que no requiera fuerza bruta.
--Yo me refería a su audición.
--Mmgh. Es intenso en cuanto a sus emociones, pero la consistencia de su voz denota que tiene nociones de técnica, así que definitivamente no es su primera vez cantando en público.
¿Cómo actuar y pensar después de tal espectáculo? Después de su retirada honorable de aquel día, cuando llego a casa esa misma tarde noto que le había dejado un moretón en su brazo, Oeznik lo había bombardeado con preguntas y había insistido con comunicárselo a sus tías en Londres.
--Entonces ya tomaste tu decisión
--No creo que tenga lo necesario. Barnes tiene la fama de ser un chico problemas y no está en mis planes lidiar con un chico que ni siquiera muestra el mínimo interés en participar.
--Tienes razón querido, lidiar con chicos problemáticos en serio es problemático. Pero te diré algo – Durante todo este tiempo que estuvieron conversando había estado evitando encararlo frente a frente, hasta ese preciso instante. —es menos problemático que lidiar con alguien determinado a cumplir sus objetivos sin importar los riesgos.
Ya estaba por cerrar la puerta del almacén cuando recordó algo. —y por cierto, no ha faltado a su detención ni un solo día.
Y antes de que pudiera decir algo más, su amigo partió dejándolo con las palabras en la boca.
Eventual e inevitablemente el ansiado viernes llegó y Bucky estaba más que resignado a nunca más volver a ver a Zemo.
--Mira el lado bueno
--¿Y cuál es ese lado bueno?
--No fue tu actitud lo que lo alejo y por tu buena asistencia la prefecta Ayo te dejara de molestar por un largo rato.
--Seguramente – les siguieron un par de golpes y empujones amistosos.
--Oigan chicos, quizás sea la única que lo haya notado, pero desde que Steve descubrió como usar redes sociales no se despega de su celular.
--uy, ¿de quien se trata?
--¿Recuerdas a Peggy?
--Si no mal lo recuerdo es tu prima que conocimos el verano pasado ¿Por qué?
--Al parecer vendrá a estudiar aquí para el año siguiente y digamos que estos tortolitos no han parado de hacer planes desde entonces. — El mencionado soltó una risita nerviosa junto con un sonrojo que cubrió su rostro completamente, mientras seguía mensajeándose con la mencionada. Aunque quisiera negarlo, no podía porque era cierto, hasta se había empeñado en aprender a bailar para poder sorprenderla, la última vez lo había hecho tan mal que desde entonces se propuso a mejorar sus habilidades lo suficiente como para fingir que no tenia dos pies izquierdos.
Si, así es un día normal para este grupo de amigos.
Entonces algo inusual paso.
No era normal que de repente una multitud se arremolinara alrededor de un tablero de anuncios, nadie veía los tableros a menos que publicaran el calendario indicando los días que no habría clases en el año o los horarios de los exámenes de recuperación, el primero era anunciado a principios del año escolar y el segundo lo publicaban dos semanas antes de finalizar, así que esas dos opciones estaban descartadas.
--¿Qué esta pasando ahí? –Cuestiono Sam para dejar su asiento y dirigirse al remolino de gente seguido detrás por los otros tres.
Entre más se acercaban al centro de la atención más evidente era el asombro del resto de personas que no podían creer lo que estaba pasando frente a sus ojos, no podían dar crédito suficiente a lo que estaban presenciando.
James Buchanan Barnes había sido seleccionado para el papel protagónico de la obra musical.
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THE MUSICAL
FanfictionBucky es un chico problemático y debido a su conducta termina cumpliendo su castigo ayudando a la obra escolar, sin embargo en cuanto llega al auditorio queda flechado por el director de la obra Helmut Zemo y en un intento de verlo más tiempo, Bucky...