Bucky Barnes

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Regresando a ese fatídico día el cual se vieron por ultima vez, recuerda haberse quedado observando durante un largo rato en la dirección en la que partió Helmut. 

¿Eso era todo? 

Cual arena entre sus dedos se había desvanecido Helmut. En medio de la calle un grito que fácilmente podría compararse con el alarido de un lobo a la luna llena y tal cual no le quedo de otra más que regresar con la cola entre las patas a lamer sus heridas, por lo que tomo rumbo a su hogar. 

Antes de ir a dormir quiso escribirle un mensaje para preguntarle que es lo que había pasado cuando llego a su casa y desearle una buena noche pero enseguida de su nombre de contacto no había señal de que estuviera disponible, así que opto por hacer una llamada pero en cambio recibió un mensaje de la contestadora indicando que a quien quería contactar estaba fuera de servicio. 

Gracias a ese mensaje su buena racha de confortables sueños lo había abandonado. Así fue durante ese fin de semana, Morfeo lo dejo a su suerte. 

El lunes en la escuela no vio ninguna señal de que Helmut estuviera ahí, ni siquiera en sus lugares concurridos, ni los miembros del club de teatro habían tenido la fortuna de regocijarse con su presencia; luego descubrió que no había asistido a la escuela e igual forma así fue al día siguiente, al día siguiente fue más de lo mismo hasta que se cumplió una semana. 

Su estado tan deplorable mantenía a sus amigos preocupados, su aspectos e había descuidado considerablemente y unas horribles ojeras aparecieron en su rostro. Por más que intentaron abordar Barnes para que hablara o darle una razón por la cual debería cambiar su actitud lamentable. En cambio Barnes, los esquivaba diciendo que tenia cosas más importantes que hacer o que estaría estudiando, lo cual no era del todo mentira, los exámenes finales estaban prácticamente a la vuelta de la esquina y un pequeño repaso nunca le venia mal a nadie.

Y de esa manera paso una semana más en la que estaba ensimismado en si mismo, tratando de contactar por cualquier medio a Helmut y noches de desvelo que estaban acabando lentamente con su cordura. 

Un día mientras estaba en medio de una clase, de la cual se había perdido hace un par de minutos atrás y justo cuando su cuerpo había decidido que era apropiado tomar una reparadora siesta a la mitad de su clase de biología cuando se escucho por los parlantes que requerían su presencia en la oficina de la prefecta Ayo. 

Al parecer tendría que esperar un poco más para poder descansar tranquilamente. 

Una vez más en esa oficina. ¿Cómo había sido la primera vez que entro ahí? ¿Fue por meterse en asuntos en los que no debía? ¿O era por decir algo que consideraron inapropiado? Como sea, esa oficina lo recibía de forma tan familiar. 

--¿Cómo has estado?-- Recibió un seño fruncido y un silencio que se sintió incomodo. -- De acuerdo Bucky, se que no iniciaste con el pie derecho pero lo has estado haciendo bien, en especial en los últimos meses. 

--¿Y qué con eso? Me darás una estrellita, me darás palmadas en la espalda y me dirás que siga así. Ayo, hago lo mejor que puedo, de acuerdo. No 

--Bucky ¿Aún tienes pesadillas?-- ¿Qué si las tenía? Con un poco de ayuda de Helmut había logrado dormir con mayor tranquilidad, las llamadas y mensajes a altas horas de la noche habían servido de mucha ayuda. 

Hace unos cuantos años su padre se fue, no les dejo ni un solo centavo a excepción de una vieja guitarra que estaba abandonada en un rincón. Al principio pensó que seria una buena idea salir a la plaza para tocar un poco de dinero para apoyar a su mamá con los gastos en lo que encontraba un trabajo, no obstante las cosas no le estaban resultando como el esperaba así que opto por la solución más fácil y rápida, delinquir. 

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