Mentiras de amor

4. Un conocido desconocido

Charles

- Su habitación es la 103, disfruten - dijo la recepcionista, con un tono demasiado sensual y provocativo, lo que me hizo sentir incómodo y recordar a Carolina.

- Grac - me interrumpió Carolina diciendo con espontaneidad - vamos mi caramelito - quedé atónito razonando mientras caminaba.

- ¿Caramelito? ¿En serio? - mí tono sonó incrédulo.

- Al menos deberías fingir un poco quererme, tch - se alejó de mí en su ridículo intento de enojo, debía admitir, que el vestido rojo vino que pronuncia sus pechos, que marcaba su cintura, pero que deja olgado la parte de su trasero y piernas, la hace ver estupenda.
De pronto recordé el vestido verde musgo con un diseño liso y de tirantes que dejaba a la imaginación los hermosos pechos de Amanda el día de la fiesta.

- Te ves hermosa - susurré al oído de Amanda, ella me llenaba de todo lo que siempre he deseado, no era tan espontanea, pero su forma de interactuar, la forma en la que trataba a los demás, y lo exclusiva que se sentía, me volvía loco. Deseaba tenerla en mis brazos por siempre, en ese momento solo le pedí a la vida que ella siempre fuera mía.

- Lo sé - respondió dándome un beso en los labios, un beso tan delicado y lleno de vida.

Todo con ella era así, delicado, como si fuera tu primer amor. Su comportamiento era sensato, es risueña y siempre observaba todo como si fuera la primera vez que lo veía, su cualidad más grande siempre fue dar su mejor esfuerzo en todas y cada una de las cosas que hacía.

- Me encantan tus besos, estaría feliz con tenerlos el resto de mi vida - murmure sin apartar mis ojos de los suyos, ella sonrío y me beso de la manera más apasionada, como si solo fuéramos ella y yo en el mundo. Sus besos me hacían perder la razón, sólo quiero permanecer ahí.

Ella sentada sobre mí, con sus brazos sueltos, recorriendo mi cuello y besándome, me ponía tan caliente. Sé que ella lo sentía sobre sus delgado vestido, ya que se frotaba como si me gritara que la follara.

Pero sé que ella no lo haría conmigo, porque a pesar de que para mi ella era la mujer de mí vida, yo no era el de ella.

- Un respiro - dijo ella incorporándose - voy al baño, ya vengo - besó mis labios de nuevo de manera dulce y tranquila, se levantó y se fue.

- Amigo si sigues aguantando esas erecciones te vas a morir - Escuché una voz femenina muy familiar, al voltearme vi a Raquel, una rubia sorprendente, aunque nunca me fueron muy bien las de su tipo.

-Tanto tiempo Raquel, que habré hecho para tener tú presencia el día de hoy - ella se río y se paró frente a mí.

Ella era famosa por ser la más hipócrita y con orgullo llevaba su apodo de arpía por toda la universidad.

-Te doy un anuncio rápido, porque después llega la zorra con la que intentas dormir, y no queremos problemas - sentí como mi estomago subió a la garganta, escucharla hablar ya era espantoso por su voz chillona, pero que hable mal de Amanda me hizo enfurecer, así que no le respondí y me limite a mirar a otra parte.

Mis padres tenían un famosa compañía de préstamos y electrónicos, lo que lleva a que todos supieran quien soy, he participado en diferentes entrevistas por ser el próximo empresario joven y apuesto. Lo menos que ocupo es una portada de título "El famoso próximo empresario joven de préstamos y electrónicos P&P golpea a una joven mujer" y con su subtitulo de "¿Es este el heredero que todos queremos?

- Bueno, te informó que por ahí escuché, que tú noviecilla se acostó con el tipo de atrás, Michael ¿era? - tomó aire y siguió - bueno en fin, no solo es eso, en una habitación donde tengo mis maletas tengo información que se filtró de tu madre con fotos, siéndole infiel a tu padre, pero aún no se divulga - soltó una disimulada risa - si quieres te lo doy, a cambio de que firmes un contrato donde el 10 % de las ganancias de tu empresa, sean mías - levantó los hombros en un movimiento de desinterés - pero si no me crees, sólo tienes que ir conmigo al cuarto y verlo por ti mismo. Eso es todo, estaré en la terraza, búscame antes de la media noche - Se despidió con su sonrisa que le daba énfasis a su apodo de arpía.