15. El Pecado

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-¿Para qué quieres a Michael? - sus ojos se volvieron verdes como el de los humanos normales, sentí como si la tensión entre nosotros bajara.

-Por qué gracias a él lograré hacer que aparezca Victor y Sasha. Para que no sigas preguntando, nosotros podemos ver levemente el futuro, solo Sasha puede saber específicamente que pasará con tocar a una persona o mirarla de cerca. Pero al parecer ella nunca tuvo deseos de saber tu futuro, ya que si ella lo hubiera hecho, definitivamente yo no podría estar aquí y ella estaría buscando a Victor para asesinarlo por ser un idiota… supongo es porque le gusta el drama y esas porquerías, entonces te dejo a la deriva.

-¿Qué le pasará a Michael?

-Me gustaría coserte la boca, te verías preciosa amordazada en mi habitación – me contraje levemente ante aquellas palabras, había olvidado con quien estaba tratando y que yo no era nada más que un pequeño ratón – vale, no te asustes, solo te molestaba, tengo hasta media noche para besarte – se alejo de mí y antes de salir del baño me golpeo con un dedo la frente – no vaya a ser que se te ocurra abrir la boca y contar algo de Sasha o de lo que paso aquí.

Y simplemente desapareció frente a mis ojos, me sentía confundida, entonces ¿ya no iba a poder hablar con nadie de esto, otra vez?

Salí del baño y rápidamente busqué a Michael, quien encontré con facilidad tomando al lado de Jack. ¿Pero qué mierda?

-Carolina! – sonrío con cariño Michael, mientras estiró su mano para que fuera hacía él – te tardaste un montón, ¿estás bien?

-Claro, es solo que de camino me tope a unas personas y olvidé el tiempo, tuve que retocar mi maquillaje y todo eso.

-No te lo he podido decir, pero te ves hermosa – me sonrojé ante sus palabras, llevaba una falda negra volada y una blusa roja de tirantes por dentro, parecía más un vestido, mi pelo estaba aplanchado dividido por la mitad, con dos mechones recogidos y prensados en la parte de atrás.

-Gracias – me le acerqué y le di un beso en los labios. Pero me sentí observada y obviamente era Jack quien nos veía.

-Chicos vengan a jugar – escuché a lo lejos a una chica hablando, ni siquiera recuerdo su nombre, pero acepté ante la invitación y me tomé un par de tragos de rapto.

-Yo no iré – dijo Michael – debo ir donde Carlos, dice que consiguió un novio, pero que quería que yo lo aprobara, no entendí muy bien, pero ya sabes cómo es él.

-Esta bien, nada más, no aceptes bebidas de gente extraña. Por cierto ¿Amanda y Charles? – suspiro con cansancio y negó con la cabeza.

-¿En una habitación tal vez? Antes de que llegaras estaban aquí, tomaron demasiados raptos, tequilas y cervezas, ni siquiera sé como lograron levantarse y caminar, iban balanceándose y riéndose como dos ebrios. En fin, no tomes tanto, pronto me les uno a jugar – me besó y se fue.

-¿Puedo ir? – su sonrisa diabólica estaba de nuevo ahí.

-Como quieras -intenté sonar lo más calmada posible, pero en realidad ese tipo me daba escalofríos.

Llegamos al círculo donde todos estaban, íbamos a jugar “beer pong”, iban por rondas y equipos. Hice equipo con Jack, quien era genial en esto.

-están haciendo trampa, ¿Cómo es que los aciertan todos?

-¿Siendo buenos tal vez? – Jack parecía un universitario más. Era genial en esto y por alguna razón siento que manipulaba mis tiros para que yo los encestara todos.

-Bueno, entonces hagan un 1 vs 1 – el resto de las personas apoyaban la idea, diciendo que les daba curiosidad saber quien ganaría. Pero yo sabía que Jack haría trampa y yo no podría meter ni uno.

Mentiras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora