21. Una eterna historia de amor

2 1 0
                                    

Hoy es el cumpleaños de Matías, quien decidió invitar a sus compañeros de la guardería, de los cuales también venían algunos padres a quedarse.

-Hola señor Michael – dijo un tipo parecido a Charles.

-Hola! El señor está de más – dije riéndome a lo que él también río con delicadeza.

-Ella es mi hija – era una pequeña con el pelo negro y a pesar de que lo anda en una coleta alta, le llega por la cadera, sus ojos son extrañamente negros, los observé con determinación, perecían ¿lentes de contacto? – ella no tiene buena vista, así que le pusimos lentes de contacto por recomendación del doctor – dijo tranquilamente aquel hombre.

-Lo siento, no quería verme irrespetuoso.

-No se preocupe.

-Valentina!! – gritó Matías, quien se acercó felizmente hacía ¿Valentina? ¿Tipo que se parece a Charles? Por un momento analicé las posibilidades de que él fuera Victor y ella la hija de Amanda y Charles.

-Te recojo luego – dijo aquel tipo y ella asintió con felicidad y se fue con Matías y como si pudiera leer mi mente dijo - ¿Eres amigo de Amanda y Charles no?

-Mmm sí, ¿por qué?

-El prometido de Carolina ¿no? Sasha me ha contado infinidad de cosas de ellos, pero nunca habló contigo. Pero siempre mencionó que le parecería fantástico hablar contigo… ¿Te parece un día ir a nuestro hogar?

Sí era él, maldición, maldición, ¿Qué hago? La hija de Amanda y Charles ¿cómo no lo noté antes? Si es igual a ellos… y ahora me doy cuenta que la niña de la que siempre le habla Matías a Carolina es la hija de ellos, Dios, va a explotar mi cabeza.

-No se sienta presionado señor Clark – dijo con una sonrisa realmente tranquilizante – nosotros no le haremos daño, usted sabe quiénes somos y soló queremos que sepa el resto de la historia.

-¿Pero por qué yo? ¿Por qué ustedes están por todos lados?

-Así que no lo sabes… ¿Realmente no recuerdas quién eres?

Mis pensamientos se volvieron confusos, mi vista se nubló y no entendía el porqué de esta sensación… Sentía que me iba a caer, pero Victor actuó de forma rápida y se posiciono a mí lado.

-Tranquilízate, todo estará bien, puedes venir en la noche a dejar a Valentina a mi hogar y ahí hablaremos todos… lleva a Matías, tengo la sensación de que Jack está esperando a que te distraigas para hacerte daño.

Y con esas últimas palabras se fue, dejándome con un vacío en el estómago. Pero alejé mis pensamientos y continúe con la fiesta de cumpleaños, la cual todos los niños disfrutaron y después de unas 3 horas ya no había nadie en la casa, más que Valentina, Matías y yo.

-¿Victor dijo que había que ir a casa? – esa niña me producía un escalofrío, solo pensar que debería estar muerta y que aunque parezca de la edad de Matías, en realidad tenga 8 años…

-¿Te importa si pasamos por el hospital primero? – ella negó con la cabeza, así que nos dirigimos hacía el hospital y al llegar a la habitación mi corazón latió de prisa, al tener una esperanza de que ella estuviera despierta, pero al abrir la puerta lo único que vi fue una cama vacía. Un vació invadió mi estómago, llamé rápidamente a las enfermeras.

-La señorita que se encontraba aquí, Carolina Park, ¿Dónde está?

-Señor, no hay ninguna paciente con ese nombre… Esta habitación lleva vacía varios años.

-Eso es imposible, llevó 3 años viniendo - de pronto recordé a Matías que al volver mi mirada no estaba, tampoco estaba Valentina. Comencé a hiperventilar.

Mentiras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora