20. Un amor tan puro

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Michael

-Papá! Papá

-¿Qué pasa chiquitín? – dije viendo a Matías, quien saltaba de emoción.

-¿Hoy podemos ir a ver a mamá?

Apagué la computadora, seguido de levantarme y agitarle el pelo a Matías – claro, ve a ponerte ropa.

Nos subimos al auto, le puse el cinturón a Matías quien va en su silla atrás.

-Papá!

-¿Sí?

-¿Pasaremos por flores?

-Obviamente – dije apretando mis puños contra el volante, tratando de contener mis lágrimas... debía ser fuerte por él... y por ella.

Llegamos a la floristería donde compré unas rosas rojas para ella. Continuamos nuestro viaje y llegamos al hospital, donde las enfermeras saludaban ya acostumbradas a nuestras visitas y le daban dulces a Matías.

Llegamos a su habitación y ella seguía ahí, hermosa como la primera vez que la vi... aún dormía plácidamente en aquella camilla.

-Mamá!! – dijo con emoción Matías quien se le acercó tranquilamente a Carolina y subió a la camilla... él podía pasar horas ahí conversándole a ella, contándole mil historias y todo lo que le pasaba durante la semana.

-Entonces llegó una niña hermosa...

-Esa historia es nueva... ¿o caso es algo que te pasó? – dijo la enfermera quien entraba a verificar si los signos vitales de Carolina estaban bien.

-Es que... es una niña de la gua... gu... a

-¿Guardería?

-Lo siento, no puedo decirlo bien.

-¿Qué dices? Más bien es sorprendente lo bien que hablas para ya casi tener 3 años.

-Papá me enseña mucho y en ese lugar también. Y aprendo rápido, papá dice que eso lo heredé de mamá.

-Que buen padre tienes, pero él no te contó que es conocido por ganar el campeonato de matemáticas del país en edades de 17 a 19 ¿o sí?

-¿Papá es un genio de las matemáticas?

-¿Quieres que te cuente más? Ven conmigo y así comemos algo.

-Está bien, chao papi – alcé mi mano para despedirlo, la enfermera me observó y me sonrío con nostalgia, todos en el hospital sabían que llevo 3 años de venir a verla una vez a la semana con Matías y dos veces a la semana que la vengo a ver solo, de pagar cada cuota, de nunca perder la fe de que ella despierte.

-Hola... te traje rosas, se que te encantan... - coloqué las flores en el jarrón que le tenía a su lado, cambiando las viejas por las nuevas, pero pequeñas lágrimas bajaban por mi rostro, seguía siendo doloroso cada día que ella no estaba conmigo.

-Dentro de una semana nuestro hijo cumplirá 3 años... 3 años desde que tuviste el parto y casi mueres...

Comencé a llorar más y más, estábamos tan felices, a pesar de toda situación con Charles y Amanda, simplemente nos centramos en nosotros y en la familia que seríamos...

-Por favor despierta... te necesito Carolina, viniste a mí vida a distorsionar cualquier orden y ahora que no estás aquí me haces tanta falta... tú voz, tus ideas locas, nuestros paseos espontáneos...

Estuve llorando en silencio por unos 5 minutos, hasta que tomé aire y decidí contarle que otra vez Jack, quien supe que era un "Erased" y me contó cada detalle de la historia. Hasta lo de la fiesta, pero no pude hacer nada más que ahogarme en mi enojo, porque él claramente era más fuerte que yo.

Mentiras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora