Capítulo 25: "Verdades".

1.9K 170 45
                                    


Tuve que hacer un enorme esfuerzo para no dormirme sobre mi pupitre. No podía dejar de pensar en el sueño que había tenido —el hada que me había dado la semilla y me había pedido que salvara su mundo—, y a su vez, me dolían los músculos por el entrenamiento que Francis me había hecho hacer.

Por otro lado, Haider no había asistido a la escuela. Sabía que estaba de viaje, pero no podía evitar preocuparme. No se había vuelto a comunicar desde la noche anterior.

—Señorita Krstch ¿Se encuentra bien? —me preguntó la profesora de matemáticas—. ¿Por qué lleva la mano vendada?

—Estoy bien, sólo he dormido mal... Y en cuanto a mi herida, rompí un vaso y el cristal me cortó la piel.

—Entonces, si usted está bien, debería prestar atención a la clase —enarcó una ceja.

Mis amigas me contemplaron con preocupación, pero mis compañeros de curso soltaron unas risitas por lo bajo.

Usé toda mi voluntad para mirar el pizarrón y escuchar cuando la docente explicaba cómo hacer operaciones combinadas.

Usé toda mi voluntad para mirar el pizarrón y escuchar cuando la docente explicaba cómo hacer operaciones combinadas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Qué te está pasando, Carli? Siento que no sos la misma desde aquella noche en el boliche... —Camila frunció el entrecejo.

—Todavía sigue preocupada por lo del ladrón. Sus padres continúan paranoicos —explicó mi mejor amigo—. Si me permiten, señoritas —miró a Agostina y a las demás fijamente—, llevaré a Carla hasta la biblioteca. Aunque tenga problemas, no debe descuidar sus estudios.

—¡Siempre tan aguafiestas, Lucas! —Macarena revoleó los ojos, pero nadie lo detuvo cuando me arrastró lejos de ellas.

Una vez que llegamos a la biblioteca, no entramos. Nos sentamos afuera de la misma, en el suelo helado.

Cómo odiaba el invierno.

—Tenemos pocos minutos para que me cuentes qué hiciste ayer. Estás cada vez más ojerosa y deprimida, Carla.

—No me pone feliz estar marcada, Lucas —susurré, y solté un largo suspiro.

—Lo sé... —se encogió de hombros.

Le conté que Francis Cuadrado me había hecho entrenar —con lujo de detalles—, y lo que él me había contado sobre la magia y sobre Medealis.

—Creo que tengo que ir a ese mundo, Lucas. Necesito obtener información sobre mi brujo. Haider me dio la piedra de Warlock... si la activo, impedirá que me localicen por unos días...

—¿Acaso estás demente? —murmuró, abriendo los ojos con consternación—. ¡No podés ir a meterte a la boca del lobo!

—Nadie imaginará que yo estaré allí.

—¿Y si te descubrieran? ¿Y si alguien quisiera atacarte? Aunque te acompañara, sabés que yo no soy capaz de protegerte... —parecía a punto de echarse a llorar. Desvió la mirada hacia la pulsera dorada que le habían dado los procesadores.

Medealis [COMPLETA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora