Capítulo 44: "El hada de las flores".

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Logré alcanzar a Javier y le toqué el hombro. Claro, había olvidado que ahora era invisible.

Él se cayó al suelo a causa del susto y suplicó:

—¡No me mates! —cubriéndose el rostro con ambas manos.

Menudo cobarde había resultado ser.

—Soy yo, Carla —no me quité la pulsera porque no me apeteció hacerlo. Él no merecía sobrevivir más que yo—. Voy a usar la luz de mi anillo mágico para que me sigas ¿De acuerdo?

—¿Cómo sé que puedo confiar en vos? —se puso de pie, algo avergonzado.

Bufé.

—¿Acaso tenés otra alternativa? Seguime si querés volver a ver a tu familia —me hice la fuerte, pero sentí una punzada de dolor al mencionar la palabra con "f".

Froté la piedra azul de mi anillo con mi pulgar derecho.

—Deberías ver la luz, ya que la magia de Crewe recorre tus venas.

—La veo —asintió—. ¿Hacia dónde iremos?

Decidí dejarme llevar por mis instintos.

—Al bosque. Francis nos dijo que allí nos protegerán las criaturas mágicas ¿Te acordás?

—No entiendo por qué confiás tanto en ese brujo. Al fin y al cabo ¡Él está protegiéndonos para que sus amigos nos chupen la sangre!

Me encogí de hombros, aunque claro, Javier no lo notó porque yo era invisible. Unos instantes después, repliqué:

—¿Tenés alguna idea mejor?

—No...

—Entonces, andando. Prestá mucha atención: ¡Debemos evitar a aquellas criaturas que parezcan sospechosas!

Asintió, y empezamos a andar hacia el bosque, guiándonos por las copas de los árboles que podían verse a lo lejos.

—¿Cómo conseguiste volverte invisible?

—Tengo un brazalete mágico. También cuento con una varita mágica, una piedra anti-rastreo y el anillo cuya luz podés ver.

—¿Quién te dio esas cosas?

—Mi novia... Cassandra Haider. La chica que habías dicho que era poderosa. Por cierto... ¿La has visto hacer algún truco de magia?

—Ha visitado a Lord Crewe en varias ocasiones, así que sí... —hizo una breve pausa—. Entonces... ¿Es tu pareja? ¿No te causa rechazo que ella tenga poderes mágicos? ¿No te da miedo?

—No... Y en este momento, a quienes más les temo es a los hechiceros. De sólo pensar en ellos, siento pánico.

—No podría decir lo mismo ¡Dicen que Lord Crewe desangra a sus víctimas de una manera muy dolorosa! —Javier se cubrió el rostro con ambas manos.

—No te preocupes: sobreviviremos. Pensaremos en una forma de escapar.

—Eres demasiado optimista, Carla. Somos dos simples humanos sin la capacidad de teletransportarnos. Tendríamos que sobornar a alguien para que nos llevara nuevamente a la Tierra ¿Y para qué? ¡No podríamos volver a nuestras antiguas vidas!

Sentí una punzada de dolor. Sabía que Javier estaba siendo realista, sin embargo, yo no quería darme por vencida.

Caminamos en silencio durante un rato por las calles de cemento negro. Pensé en el sueño que había tenido sobre Medealis (en el cual aparecía el hada de las flores) y me impresionaba ver lo viejas que estaban las imponentes edificaciones, lo demacrados que se veían los ciudadanos y el ambiente lleno de melancolía que reinaba en el aire.

Medealis [COMPLETA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora