Capítulo 20: "El incidente".

2.4K 214 57
                                    


Parpadeé, y noté que, en un abrir y cerrar de ojos, nos encontrábamos nuevamente en mi habitación.

Miré mi celular: 3.58 p.m. Había transcurrido sólo un minuto ¡Cuando en realidad habíamos estado varias horas en Warlock!

Lucas se paró detrás de mí y miró la pantalla con perplejidad:

—¿Cómo... cómo es posible?

—No lo sé —me senté en la cama. Me sentía mareada y el cuerpo me temblaba de pies a cabeza.

Temía por mi familia: tarde o temprano, alguien revelaría mi identidad. Tarde o temprano, alguien querría lastimarnos para que mi brujo no pueda beber mi sangre. Tarde o temprano, tendría que morir para que Carmen, Arturo y Albina pudieran vivir en paz.

—Carli —Lucas se sentó a mi lado y pasó su brazo por mi hombro—, yo te protegeré...

Lo miré a los ojos, y dejé escapar varias lágrimas. Le acaricié el rostro con la yema de los dedos: no podría soportar que él volviera a exponerse al peligro por mi culpa.

Mi mejor amigo me leyó la mente.

—No te preocupes por mí —me secó las lágrimas con la manga de su camisa—, estaré bien.

En ese momento y sin golpear, mi mamá ingresó en mi habitación.

Lucas se apartó rápidamente y agachó la cabeza.

—¿Qué pasó? —preguntó Carmen frunciendo el entrecejo.

Quizás no sospechaba lo que sucedía entre nosotros y mucho menos sería capaz de imaginar el rollo mágico en el que nos habían involucrado.

Como ninguno de los dos respondió, ella continuó:

—Desaprobaste filosofía ¿Verdad? —enarcó una ceja.

Ella jamás me daba tiempo a explicarle ninguna situación. Siempre había detestado la escuela, pero preocuparme por ello en un momento así me parecía absurdo.

—No, mamá. Me siento mal porque me peleé con Agostina, pero pronto arreglaré las cosas con ella.

—Bueno —respondió, no muy convencida—. Bajen a merendar ¡Preparé chocolatada! —pegó media vuelta y se marchó.

Lucas me dio unas palmaditas en el hombro.

—Vayamos con tu familia, y aprendé a valorar el tiempo que pases con ellos...

—¿Estás diciéndome que debo aprovechar su compañía porque pronto moriré?

Sus ojos brillaban intensamente. Lo conocía muy bien: estaba guardándose sus emociones para no hacerme sentir aún peor.

—Vamos —me obligó a levantarme y me arrastró escaleras abajo.

—Vamos —me obligó a levantarme y me arrastró escaleras abajo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Medealis [COMPLETA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora