Capítulo 30: "Urgencia".

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Kingdom of Blood.

Agosto de 2012.


Amadeo todavía no podía volver con su amiga a la Tierra. Tenía muchos asuntos que resolver junto a Lord Crewe y Abigail Weis.

Esa tarde, en el Kingdom of Blood, hubo un enfrentamiento entre kingdomnianos y hechiceros. El joven Cuadrado les debía su vida a estos dos grandes brujos, entonces estaba dispuesto a ayudarlos a resolver cualquier problema, aunque no siempre estuviera de acuerdo con ellos. Era consciente que la bondad de Crewe y Weis se debía a cuestiones políticas y no porque realmente estuvieran encariñados con él.

Brujos (como Brenda y otros conocidos más), vampiros, lobos, hadas y dragonoides —las criaturas mágicas más fuertes—, estaban luchando cuerpo a cuerpo con un grupo de hechiceros. Amadeo no entendía qué hacían sus enemigos en el Kingdom si sólo eran un grupo muy reducido de atacantes ¿Acaso aquella rebelión era en realidad una distracción para los brujos? Esperaba que no.

El joven Cuadrado fue atacado por una mujer pelirroja cuya expresión era salvaje: Luna. La había visto el día que Carla la había herido y luego en Warlock. La maldita inútil parecía curarse más rápido que cualquier poderoso brujo. Deseaba aniquilarla pronto para que dejara de ser una molestia.

—¿Acaso sos el gatito amarillo que se refugió en los brazos de Weis? —masculló, mientras lanzaba un hechizo de fuego contra él.

Amadeo no respondió, y se limitó a esquivar el ataque.

Visualizó mecánicamente los elementos naturales que había en el Kingdom para lanzarle un encantamiento mortal a su enemiga: un rayo que penetraría el tórax de cualquier criatura y le paralizaría el corazón.

Luna supo lo que él haría —era bastante astuta—, y lo pateó, haciéndole perder el equilibrio. No pudo finalizar su hechizo.

Acto seguido, comenzaron a luchar cuerpo a cuerpo, como si ninguno de los dos pudiera usar magia. Era evidente cuánto odio sentían el uno por el otro.

Amadeo no disfrutaba de golpear a una mujer, él era instintivamente un caballero. Sin embargo, sabía que, si no se defendía, Luna lo haría añicos. Además, aborrecía a la esposa de Máximo con todo su ser.

Recibió un puñetazo en el estómago que casi le quitó el aliento. No obstante, reaccionó jalando del cabello a la hechicera y pisándole la mano para que soltara su varita, aunque no lo logró. A pesar de que ella era rápida y habilidosa, él era más fuerte. Debía dominarla y someterla a toda costa.

—La guerra recién comienza, brujito —murmuró Luna, liberándose para pegarle un puñetazo en la nariz que le hizo ver las estrellas.

Unas gotas de sangre se deslizaron por su boca y su mentón.

—Maldita seas, hechicera —Amadeo le escupió la cara—. ¿Acaso no entienden todas las vidas que se perderían si tomaran Medealis o el Kingdom?

—Es política, niño. Cada vez que hay un golpe de estado mueren inocentes.

—¡Medealis desaparecerá si no mantienen los encantamientos! ¡Causarán un desastre!

—Aprenderemos a conservar los ecosistemas. Si para ello debemos chupar un poco de sangre, lo haremos... Dejando de lado la prohibición y a nuestros principios.

—¡Hipócrita!

Amadeo tomó el cuello de la hechicera con ambas manos y presionó con todas sus fuerzas. Ella le rasguñó los brazos, haciéndolo sangrar. Sin embargo, no pensaba soltarla: quería que éste fuese el último momento de su vida.

Medealis [COMPLETA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora