Capítulo 23

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Después de mucho tiempo aquí vuelvo con un nuevo capítulo. Espero que os guste y espero que próximamente haya nuevas actualizaciones. Un saludo <3.

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Capítulo 23

Narra Elara

Cuando Nico terminó de recoger las cosas de la cena se sentó en su cama mirándome fijamente mientras yo estaba en la mía. No hizo falta que yo dijese nada, cuando Nico empezó a contarme varias cosas que suelen suceder a los semidioses. Cuando ya eran las cuatro de la mañana pude ver como Nico cada vez estaba más cansado y como se iba quedando dormido prácticamente sin darse de cuenta.

Por primera vez en mucho tiempo estuve sola. Estuve sola con mis pensamientos. Durante todos estos días había estado muy ocupada con todo lo que había descubierto. Hasta este momento. No estaba dibujando. No estaba mirando el tiempo pasar por la ventana. No estaba Nico intentando buscar algún tipo de información. Sola. Así es como estaría a partir de ahora. Ya nada de su abuela. Ya nada de la señora que se hacía llamar "madre". Ya no más amigos de esta señora. Sola. Soledad. Esta sería la situación en la que se encontraría tan pronto se solucionará todo este problema. Debería acostumbrarme.

Había estado sola toda mi vida. No sería muy diferente. La diferencia es que antes a pesar de estar sola, sabía que con una llamada podía sentirme acompañada por mi abuela. Ahora eso no sucedería nunca más.

A pesar de no estar dormida esta serie de pensamientos trajo a mi cabeza otros, como la situación que me despertaba por las noches. Decidí que ya que tenía papel a mano lo iba a escribir. La abuela siempre decía que si lo plasmaba en papel lo dejaría allí atrapado. Me levanté

Podía recordar ese día como si estuviese sucediendo en este preciso momento. Recordaba como ese...ese monstruo me tocaba. Me tocaba mientras dormía. Esa noche, recuerdo despertarme y como él solo tapaba mi boca con sus ásperas manos. Recuerdo su sonrisa. Su asquerosa sonrisa mientras me decía que estuviese tranquila, que nos íbamos a divertir. Como se acercó y finalmente se tumbó junto a mi en mi cama. Como esa noche intentó con palabras vacías tranquilizarme mientras él con esa mirada asquerosa, me tocaba cada parte de mi cuerpo. Recuerdo que esa noche se me hizo eterna. No podía moverme. Siempre me reprochaba que no hiciera ni el mínimo intento de levantarme o de hacer algún tipo de ruido. Ese día él se levantó al amanecer y prometió volver a la noche siguiente para seguir "jugando".

Durante todo ese día no puede comer. Estuve en profunda angustia. Ese día le pedí a mi madre. cuando él se fue, si podía ir a casa de la abuela. Incluso me inventé una amiga para poder irme esta noche con ella. Pero ella no cedió y lo único que me dijo es que esta noche ella hoy tenía trabajo y no podía perder el tiempo con esas cosas, que me iba a quedar con él.

Lloré. Lloré delante de ella. Y cuando ella se fue me puse a llorar en mi cuarto. Él aún no había llegado, pero sabía que lo que pasaría hoy...yo no quería que pasase. No sabía como explicarlo, pero sabía que lo que iba pasar no me gustaría.

Él llegó en la hora de la comida. Me vino a buscar a mi cuarto. Me llevó a la cocina. Justo en ese momento empezó todo. Me puso mi comida favorita delante. Me encantaba la lasaña. Mamá nunca la compraba. Él la trajo ese día. Me la puso delante y cuando iba a comer... Me la quitó.

Me dijo que íbamos a jugar a un juego. Que si yo jugaba bien esta parte me iba a poder comer lo que quisiera. Me dio una bolsa. Miré de reojo lo que se encontraba dentro de ella y se parecía a los uniformes escolares que tenían las chicas mayores. Me dijo que me cambiase. Cuando me levanté para ir cambiarme, cerró la puerta. Me dijo que tenía que cambiarme allí. No me dejaría irme hasta que me cambiase.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2021 ⏰

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La hija de Eros- Nico Di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora