Capítulo 4
Y tenía razón, porque lo primero que hace el profesor es decir que él tiene que acompañarme, que yo no puedo ir sola para la clase, que al parecer es una de las normas que tiene el instituto. Mi cara era un poema, porque no me podía creer esa estupidez Esto me estaba oliendo mal y no sabía qué hacer. Sin ninguna el trayecto a clase fue uno de los más largos de mi vida, y mi instinto no se equivocaba, este tipo no era lo que parecía. Cuando me quise dar cuenta me había empujado y tirado en el suelo. Yo rápidamente me levante y me fije en lo que se estaba convirtiendo "mi profesor". Pude ver con mis propios como sus ojos cambiaban a unos inyectados en sangre, mientras que su cuerpo se deshizo de toda la ropa que tenía con la aparición de dos alas de murciélago. Todo esto era irreal y parecía empeorar mediante avanzaba el tiempo.-Profesor...-fue lo único que dije antes de que esa cosa se volviese a tirar encima de mí, mientras intentaba clavarme una especie de daga, que gracias a una de las tantas patadas que le di, conseguí quitársela y que se fuera lejos de nosotros.-Maldita semidiosa...-fue lo que dijo el ser, cuando yo me levante rápidamente y cogí la daga.-De nada te servirá...solo eres una semidiosa estúpida más...vas a ser una maravillosa cena...-fue lo último que dijo cuándo él se abalanzó otra vez sobre mí y le clave con todas mis fuerzas la daga en el estómago. Lo que sucedió después de esto parecía que iba a cámara lenta, esa cosa me soltó y pude ver como se convertía en un polvo dorado, mientras chillaba de dolor.
No esperé más. Cogí rápidamente todas mis cosas y me fui corriendo a casa. No me podía creer lo que estaba pasando. Mientras abría la puerta de casa pude ver como en mi móvil tenía un mensaje sin leer de mi abuela, que ni siquiera leí. Lo único que hice fue tirar todo en el suelo y llamarla al borde de un ataque de nervios.-Cariño, ya te envié el mensaje de que al final iré hoy a verte y...-solo dijo eso y la interrumpí.- No vengas o mejor vente. No se...abuela a sucedido algo muy extraño, tengo miedo...- intentaba decir mientras temblaba como una maraca. Todo se quedó en silencio por un momento que duro tanto, que por un momento pensaba que me había colgado la llamada.- Elara, quiero que te tranquilices y me intentes explicar que ha pasado.-dijo intentando tranquilizarme con su voz-Tenía los ojos muy rojos...tenia alas...y...-era lo único que conseguía decir, me estaba dando de cuenta que acababa de matar a una persona o a lo que fuera.-yo le clave una daga...-dije comenzando a llorar desconsoladamente.-Cariño, tranquila, ¿estás en casa?¿verdad?, no le abras la puerta a nadie, estoy de camino. Por nada del mundo le abras la puerta a nadie, ni a conocidos, ni amigos, a nadie. ¿Lo has entendido? Cuando este delante de tu puerta te volveré a llamar para que me abras la puerta. ¿Lo has entendido?- comenzó a decir después de un corto silencio, yo en este momento estaba aun con mi mente pensando en lo que había ocurrido en el instituto, pero aun así le respondí.- si, tranquila, ven rápido por favor.- Antes de colgar definitivamente mi abuela me volvió a intentar consolar con sus palabras.
Cuando termino la llamada, yo seguía algo nerviosa pero ya me encontraba mucho mejor. Me levante del sillón en el cual estaba sentada y justo en ese momento me llegó un mensaje de mi abuela.- Si por alguna razón alguien entra en casa, no me esperes y corre a Long Island, allí encontraras un campamento, pregunta por Quirón, él te lo explicará todo.
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La hija de Eros- Nico Di Angelo
Storie d'amoreSi estas leyendo esto solo hay dos posibilidades o eres un semidiós y alguno de los dioses ha bajado a la tierra a divertirse, y recemos para que no sea Zeus y no tener una guerra con Hera, pero si no es esa solo puede ser que alguno de los Stoll lo...