Capítulo 3
Ese hombre lo había visto en otras ocasiones: cumpleaños, celebraciones con la familia, claramente cuando mi madre aún no se había convertido en este ser que es hoy en día. Un lugar donde nunca falla era sin duda en mis sueños, ahí siempre estaba para reconfortarme, era como mi abuela, siempre tenía las palabras claras para hacerme sentir bien. Verlo aquí, tan claramente, fue un gran golpe para mí. Siempre que é hablado de él, mi madre siempre me decía que dejase de inventarme amigos que no necesitaba mentir para llamar la atención. Nadie lo veía, excepto yo. Recuerdo cuando un día se lo intente presentar a mi abuela, y en ese momento fue cuando empecé a creer todas las cosas que decía mi madre, pude ver en su mirada la confusión cuando intente presentarle a este hombre pero no lo veía, ella que siempre me había dicho que me creía, no lo veía. Desde ese día decidí hacer como si yo tampoco lo viese, si mi abuela no lo veía, era porque de verdad no existía, eran cosas de mi cabeza, algo andaba mal, o por lo menos eso era lo que creía yo, aunque mi abuela no me dejó encerrar en mi misma.
Verlo otra vez, rodeada de tanta gente, solo hizo que eses recuerdos que se hallaban escondidos en lo hondo de mi memoria saliesen a flota. Escapé, no podía quedarme ahí, después de lo vivido ya en clases esto ya era demasiado para mí. Lo único que hizo que me sintiese mejor fue ver como una mujer mayor se chocaba con el hombre, de ese modo pude saber que por lo menos no me había vuelto loca.
Llegue a casa y lo único que hice fue preparar las cosas para el instituto. Me tumbe en la cama y lo único que quería era que estas situaciones extrañas se acabasen y que todo fuese como había sido hasta ahora.
A la mañana siguiente, todo estaba demasiado calmado. No había gritos, no había ruidos extraños. Todo estaba extrañamente silencioso y sobretodo solitario. Por un momento se me ocurrió la loca idea, de ir a mirar al cuarto de mi madre si estaba en él, pero ya había aprendido por otras situaciones y no quería que todo se volviese a repetir, fue suficiente con ver dos o tres veces a un tipo desnudo en su cama no hacía falta que se volviese a repetir.
Al llegar al instituto, nos informaron de que la clase que teníamos a primera hora sería cambiada por la hora de lengua castellana. Yo, que estaba encantada de no volver a tener esa clase hasta la semana, van y nos la cambian, sin duda este iba a ser mi día de suerte.
El estúpido que creó las clases al aire libre, no sabía lo que era estar a 30º grados a la sombra en Manhattan, y lo que lo mejoraba a principios de junio. Sin duda este profesor no era de este mundo, debe ser el único profesor en todo el instituto que prefiere dar la clase en el campo de fútbol, en vez de estar a cubierto y con un reconfortante aire acondicionado a unos maravillosos 20º. –Quiero que aprovechéis este maravilloso tiempo que tenemos la suerte de tener y comencéis a escribir sobre lo que hablamos en la anterior clase.-dijo el profesor después de estar un rato mirando a la nada. La mayoría de la gente comenzó a escribir lo que habíamos hablado en la anterior clase, excepto yo, se me había olvidado la mochila con los cuadernos y con todo en la clase, gracias TDAH, este día no puede mejorar más.
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La hija de Eros- Nico Di Angelo
Любовные романыSi estas leyendo esto solo hay dos posibilidades o eres un semidiós y alguno de los dioses ha bajado a la tierra a divertirse, y recemos para que no sea Zeus y no tener una guerra con Hera, pero si no es esa solo puede ser que alguno de los Stoll lo...