Capítulo 17

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Holaaa, ¿como lleváis la cuarentena? Espero sinceramente que estéis bien junto con todos vuestros seres queridos. Cuidaos mucho y espero que os guste esta nueva parte de la historia.

Capítulo 17

Narra Nico

Ya iba ser la hora de la comida. Llevaba un buen rato observando a Elara. Pude darme cuenta que durante todo este rato, ella hacia muecas mientras dormía y poco a poco se fue acercando más a mí. La tenía muy cerca. Y pude darme de cuenta que, aunque tuviese la piel muy pálida en toda la zona de la nariz y cerca a los ojos tenía unas pequeñas pecas que eran prácticamente no se percibían. Cuando sonó la caracola y vi que no se despertaba, decidí que era el momento de despertarla.

-Elara...Elara...Despierta...-dije mientras la movía suavemente tocándole un hombro.

Narra Elara

Estaba sin lugar a dudas teniendo uno de los mejores sueños en mucho tiempo. Lo raro era que estaba en un lugar oscuro, con un gigantesco palacio protegido por una inmensa muralla, con un hermoso jardín lleno de flores y estatuas. Pero sin lugar a duda, me sentía muy cómoda y tranquila. Solo estaba allí, sentada apoyada en la puerta, sin ninguna preocupación. Y cuando parecía que la puerta se iba a abrir, escuché una voz que me intentaba despertar.

-Elara...Elara...Despierta...- oía mientras sentía que me movían.

- ¿Qué pasa? - pregunté todavía adormilada, mientras me restregaba aún somnolienta los ojos. Pero no obtuve ninguna respuesta. Por lo que cuando ya estaba un poco más espabilada me giré hacia Nico, que me estaba mirando fijamente desde el suelo.

- ...Hay que ir a comer...acaba de sonar la caracola...-Dijo con una voz bastante baja. Durante un minuto nos quedamos mirando fijamente, él sentado en el suelo y yo todavía tumbada, hasta que decidí que esto definitivamente se estaba poniendo incomodo para los dos y me levanté.

- Bueno...entonces me iré para mi cabaña...- dije mientras me levantaba viendo como el también se levantaba y miraba como intentaba hacer la cama.

-Déjalo, lo haré después. Vamos te llevaré a tu cabaña, en este momento todos ya estarán comiendo. – dijo mientras cogía mi mano. Cuando lo hizo, yo no la aparté. Pude sentir una especie de descarga. Y sin lugar a dudas él también lo sintió por como se quedó mirando nuestras manos. Cuando quise darme de cuenta, estaba haciendo lo mismo que hizo el otro día de noche, ese viaje extraño.

Cuando me quise dar cuenta estábamos en la cabaña de Hermes, pero en este viaje, sentí como alguien de la nada me agarraba de una pierna, por lo que, de manera inconsciente, agarré firmemente el brazo de Nico, mientras pegaba mi cara a su brazo y contenía un pequeño grito. Nico no dijo nada. Solo seguía agarrando firmemente mi mano, mientras seguía abrazada a su brazo, hasta que rápidamente me alejé.

- Algo me ha agarrado...- dije mirándolo, esperando una respuesta.

- Son espíritus, cuando viajas por las sombras se corre el riesgo de perderte entre ellas. Por eso no puedes soltarte nunca cuando hagamos una. ¿Entiendes? – dijo mirándome fijamente. -Cámbiate y así nos llevaré a los dos al comedor, al parecer la gente ya está saliendo. -Dijo mirando por la venta.

Rápidamente me cambié y cuando salí pude ver como Nico miraba de forma extraña por la ventana.

- ¿Pasa algo? -dije mirando por la ventana.

- Han salido muy pronto. Algo raro está pasando. -dijo mirándome. – Ven vamos a descubrir que ha pasado.

Cuando quise darme de cuenta llegamos al comedor. Allí podía ver como todo el mundo prácticamente corría hacía su cabaña. Pude ver como en una de las mesas estaba aún Quiron. Por lo que, sin darme cuenta, me acerqué a él, acompañada de Nico, dado que aún no lo había soltado.

- ¿Ha pasado algo Quiron? – preguntó Nico cuando nos acercamos a él.

- Nico, Elara menos mal que habéis aparecido. Los chicos os han estado buscando toda la mañana, por lo que veo estabais juntos. – dijo mirando nuestras manos, por lo que rápidamente nos soltamos. – Bueno se vienen tiempos difíciles chicos...- empezó a decir, pero fue interrumpido por Nico.

- ¿Otra profecía? – preguntó al nervioso.

- No por ahora aún no hay ninguna, pero al parecer... -respondió Quiron con tranquilidad, mientras intentaba seguir contando lo que estaba pasando, pero otra vez, fue interrumpido por Nico.

- ¿Los dioses han hecho algo? – dijo Nico poniendo mala cara mientras miraba a otro hombre que estaba bebiendo una Coca-Cola.

- No Nico, no ha pasado nada con los Dioses, o por lo menos creemos que no tienen nada que ver. -dijo mientras miraba ya algo cansado a Nico, por lo que cuando vi que iba volver a interrumpirlo me acerqué a él y le tape la boca.

- ¿Qué ha pasado? – dije firmemente.

- Al parecer a los mortales le está atacando un virus y prácticamente en todo el mundo están haciendo confinamiento o cuarentena. Al parecer se trasmite de forma rápida. Hemos decidido que durante dure esta pandemia, evitareis estar en grupos y realizar las actividades que hacéis normalmente. Además, tendríais que estar a una distancia prudencial entre vosotros. – cuando dijo eso, me separé rápidamente de Nico, provocando una sonrisa de Quiron. – Podéis estar tranquilos, entre vosotros no creo que haya problema, ¿os duele el cuerpo, tenéis fiebre o síntomas de un resfriado? -dijo mirándonos a los dos.

- No. -dijimos al simultáneamente.

- Pues os recomendaría que os quedaseis juntos, sobre todo para tu seguridad Elara, porque pueda que haya algún caso en la cabaña de Hermes. Igual realizaremos los test correspondientes y os iremos informando mediante esto se esté desarrollando. Las comidas se aparecerán en vuestra cabaña y todo será igual que siempre. Evitad salir lo máximo posible, Nico esto es serio, evita hacer viajes por la ciudad, puede ser muy peligroso. Y ahora iros a tu cabaña Nico, cuidaos esto al parecer no será algo que pase rápidamente.

Cuando nos quisimos dar de cuenta, Quiron se había ido y nosotros nos quedamos plantados. No sabia como tratar la situación. No quería volver a la cabaña de Hermes, pero tampoco quería estar con Nico, pero sin lugar a dudas las razones por las cuales no quería estar en cada lado eran muy distintas. Cuando quise darme cuenta volvía a estar en la cabaña de Nico.

La hija de Eros- Nico Di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora