Ya habían pasado dos años desde que Valt llegó a la vida de aquellos tres amigos. De que se conocieron y formaron una gran amistad. De que Shu empezara a confiar en las personas y que Valt alegrará su corazón.Claro que esos dos años que pasaron dejaron huella. Los chicos crecieron emocional y físicamente, pasaron de ser niños de secundaria a ser hormonales de preparatoria, maduraron y siguieron siendo los mejores amigos. Por suerte, una vez iniciaron la preparatoria y después de semanas de estrés por el examen de ingreso, los cuatro chicos quedaron en la misma preparatoria y, de milagro, en el mismo salón de clases.
Ahora mismo los cuatro amigos se encontraban platicando en el salón mientras esperaban el inicio de clases. Algunos de sus compañeros ya estaban dando vueltas por el patio y gritando en el salón.
–Quien lo diría, Aiga. Ya no llegas a la tercera hora de clases. –se burló un poco Shu de las viejas costumbres del castaño, que ahora ya llegaba a buena hora a la escuela. –
–Madure, Shu, deberías hacerlo tu. –habló con tono arrogante y divertido Aiga. –
–Oilo, soy más maduro que tú, pulga. –sigue bromeando el albino, causando una mueca en el castaño.
–Mmm, por mucho que me duela decirlo, Aiga si ha madurado demasiado.–admitió De La Hoya antes de que sus amigos se empezarán a jalar de las greñas. –
–Alguien que si sabe reconocer mi crecimiento.
–Sera emocional, pero físicamente serás siempre una hormiga. –dice Shu, sin dejar de reír. –
Todos menos Aiga rieron en grande. Era lindo ver qué después de todo solo se unieron más los cuatro y no se alejaron.
–Me alegra que nos haya tocado juntos. –comentó con su típica sonrisa Valt. Esa era una de las cosas que no cambiaban. Las enormes sonrisas que siempre tenía Valt en su rostro. –
Siguieron platicando entre todos, sobre como odiaban matemáticas (menos Free y Shu) y que harían a la hora de comer.
–¿Valt? ¿Eres tú?
En medio de la plática una voz se colo en la conversación, por lo que aludido, al igual que los demás, volteó para ver era el dueño de esa voz familiar que lo llamaba por su nombre. Al momento de confirmar sus sospechas sus ojitos se iluminaron y salio corriendo a abrazar a aquel chuco rubio.
–¿¡De verdad eres tu, Audaz!? –cuestionó el más bajo mientras abrazaba al rubio de ojos castaños con gran emoción. –
–¡El mismo! ¡En carne y hueso! –confirmó con una sonrisa. Estaba feliz de volver a ver a su mejor amigo de toda la vida. –
–Perdón que interrumpa, pero, ¿Quien es? –Aiga hizo la pregunta del millón, ¿¡Quién chingaos era ese chico!? –
–¡El es mi mejor amigo, Randaro! –dice efusivo, apartandose levemente del rubio. –Randaro, ellos son los amigos que hice en secundaria, el es Free, Aiga, y Shu. –presentó a cada uno de sus amigos sonriendo, feliz de que sus mejores amigos estuvieran reunidos. –
–¡Hola! Yo soy Randaro, pero me pueden decir Audaz, mucho gusto. –se presentó el chico. –
–Mucho gusto. –regresaron el saludo los tres al unísono. –
–¿Cómo has estado, amigo? –inquirió Valt. Hace mucho que no ve a sus amigos viejos, pero no por eso dejaron de importarle. –
–Pues bien, aunque todos te extrañamos.
–Por cierto ¿Cómo han... –no termino de hablar por que alguien lo interrumpió. –
–Valt Aoi, ¿eres tu? –y como anteriormente había sucedido otra voz se sumó a la conversación. –
–¡Ay por dios! ¡No puede ser! ¡Wakiya!
–No hay dos como yo. –habló con arrogancia en su voz el otro rubio. –
–Por desgracia, así es. –comentó en voz baja, pero el rubio de ojos celestes lo escucho. –
–¿Por qué lo dices, amor? ¿Con uno no te basta? –inquirió con burla Wakiya hacia Randaro, pero una frase en especial alegró a Valt. –
–¿Amor? No me digan que... –por la emoción no termino su frase, pero Randaro se encargó de completarla. –
–Así es, amigo, somos novios. –confirmó las sospechas del peli-azul. –
–¡Que emoción! ¡Siempre los imagine juntos! –y era cierto, cuando iban juntos a la primaria siempre shippeaba a los dos rubios. –
–Jajaja gracias. –se ríe Wakiya, solo Valt sabía que el sentía cosas por Randaro y Randaro por el. Claro, Valt era esa persona con la que podías hablar de todo. –Oye ¿no nos vas a presentar? –cuestionó cuando vio a Free, Shu y Aiga. –
–Uy, es verdad, ellos Shu Kurenai, Aiga Akaba y Free De La Hoya, mis amigos. –presentó con orgullo el más bajo. –
–Si son tus amigos también son mis amigos. –dice Murasaki, sabía que Valt siempre tenía excelente selección de amigos. –
–¡Al fin tengo a todas las personas especiales reunidas! –celebra el peli-azul. –
–También me alegro, enano, pero si me disculpas, debo hacerles la prueba a estos tres para ver si son dignos de tu amistad. –rie Kiyama refiriéndose al trío de mirada seria asesina. –
–Dale, por Valt lo que sea. –dice Shu, sin pensar en como sus palabras suenan realmente e ignora el leve rojo que se asienta en las mejillas de cierto chico de ojos castaños. –
–El tipo es decidido, me agrada. Veamos, ¿Qué haces en las tardes? –inicia el interrogatorio Kiyama. –
–Pues me gusta estar solo, relajarme, salir con amigos, ¿Y tú?
–Me gustan los juegos en computadora, veo tele y duermo ¡Duermo muchísimo!
–Interesante.
–Ahora dime, ¿Cuáles son tus intenciones con mi pequeño Valt?
La pregunta sale seria, sin embargo las risas de Wakiya le quitan dramatismo a la escena y todos empiezan a reír también.
Y así estuvieron platicando, y poco a poco se empezaron a unir los demás y se fueron conocieron. Todo iba de maravilla, y más porque Shu ya tenía confianza y le era más fácil abrirse a las personas, pero todo acabó cuando alguien entró al salón y habló a espaldas del albino.
–¡Vaya! ¡Que sorpresa encontrarte aquí, Shu~!
Shu sabía de quien era aquella voz. Lo sabía a la perfección, la reconocía a pesar de tantos años. Se tenso en su lugar y todo rastro de diversión fue borrado mientras Valt miraba expectante a su amigo.
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CAMBIASTE MI VIDA [editando]
RomanceShu Kurenai, un chico de trece años al cual la vida lo obligó a madurar, dejando de socializar y solo siendo un chico ejemplar, que considera ala amistad como peligrosa. ¿Qué pasará cuando llegué un chico de lindos ojos a intentar entablar amistad?