Al día siguiente Shu se despertó un poco más temprano de lo normal, pues la noche anterior se había peleado con su tía de nuevo y no la quería ver, pero ¿por qué se pelearon? Fácil, nuevamente la tía de Kurenai lo comparó con sus hermanos, pero esta vez Shu se defendió (algo que ocurría rara vez), dando como resultado que la mayor se indignada por "la falta de modales" de Shu y que el albino se hartara de la hipócrita actitud de la señora y que ambos se enajoran.Pero bueno, ese es tema viejo.
Shu preparó sus cosas y un pequeño desayuno para todos, si, incluso su tía, y salió de su casa con rumbo a la escuela. Se puso los audífonos y puso una canción al azar, dejando que la música resonar a en sus tímpanos y lo aislaran de los ruidos matutinos de la ciudad.
–¿Por qué siempre me compara con mis hermanos? ¿Qué hice mal?... ¿Me odia? –se preguntaba mentalmente el oji-carmín. –
Con esas preguntas en su mente siguió su camino hacia la escuela. En su rostro tenía una sonrisa melancólica e irónica ante las preguntas que él mismo se hacía. Su rostro trasmitía tristeza.
Cuando Shu llegó a la institución sólo estaba el encargado de recibir a los alumnos y como a Kurenai la agradaba el sujeto lo saludó con la mejor sonrisa que le salió y se fue a su salón.
Cuando iba llegando al salón se sintió relajado, al menos podría pensar ahí, pero apenas cruzó el marco de la puerta pudo distinguir a Valt sentado en el mismo lugar que el día anterior y al parecer era el único en el salón. Ni siquiera estaba presente el profesor.
–¡Hola, Shu! –saludó el peli-azul al percatarse de la presencia del oji-carmín en el salón. –
–Hola, Valt, ¿Cómo estás? *lo que faltaba, no podré estar en paz.* –era el pensamiento actual de Shu al saber que el pequeño quería hacerle platica. El día anterior se pudo percatar que Valt hablaba mucho. Demasiado para su gusto. –
–Bastante bien ¿y tu? –inquirió en un intento de sacar platica con el más alto. –
–Todo bien. –respondió amable el albino, pero también muy seco. –
Tras esa respuesta de parte de Shu se quedaron unos minutos en silencio, Valt no sabía que más decir para hablar.
–Oye, Shu, ¿por qué ayer casi no hablaste? –nuevamente Valt hacía otra pregunta. –
–Por nada en especial, solo que mi vida es aburrida. –excuso Shu con calma. No quería levantar sospechas. –
–Ya veo. –por un segundo Shu creyó que ahí terminaría la platica, pero esa vaga esperanza se esfumó cuando Valt continuó hablando... En fin, Valt. –¿Me podrías contar un poco de ella? –insiste el más bajo, aunque tampoco quería incomodar a Shu. En su defensa, Valt no iba a preguntar, de verdad, pero su curiosidad era enorme, por lo que se atrevió a cuestionar. –
–¿Y cómo que quieres saber? –inquirió, aunque era obvio que el albino no tenía planes de contarle su vida personal a un perfecto extraño. –
–Mmm, no lo sé, ¿tienes hermanos? –preguntó lo primero que se le vino a la mente. –
–Si, tengo dos, pero no me llevo demasiado bien con ninguno. –simple e incluso un poco cortante fue la respuesta dada por Kurenai. –
–¿Por qué? –inquirió curioso el más bajo, quería saber más de ese chico callado y distante. –
–Simplemente tenemos gustos diferentes. –aunque la respuesta no fue la esperada por Valt. –
–Ya veo, y ¿qué haces por las tardes? –pero Valt tampoco quería presionar al de ojos carmín, por lo que desvío el tema. –
–Escuchó música, hago mi tarea, me encierro en mi cuarto. –respondió. No era del todo mentira, pero tampoco del todo verdad, era una verdad a medias. –
–¿Te gusta la música? ¿Qué tipo de música te gusta? –y claro que a kilómetros se notaba que Valt era demasiado curioso. Por eso quería indagar más acerca de los gustos y pasatiempos del albino, a quien ya consideraba un amigo. –
–Ninguna en especial. –pero Shu no ponía mucho de su parte. –
–Un poco de todo. –dice Aoi cómo afirmación y Shu asiente, dándole la razón. –Mmm, ¿Cómo es tu mamá? –mala elección de pregunta. –
–*Tantas preguntas que hay y escogiste esa.* –bueno, era oficial, la vida odiaba a Shu, pues tras escuchar aquella incógnita se quedó en un trance. –
–Shu, ¿estas bien? –y por obvias razones Aoi se preocupo al no obtener respuesta alguna del albino. Lo bueno es que con esa pregunta sacó al más alto de su trance. –
–¿Eh? Oh, s-si, todo bien, solo v-voy al baño. –respondió con una sonrisa claramente fingida. Sus nervios estaban presentes. –
–¿Estas seguro? ¿No quieres que te acompañe? –insistió Aoi, no estando del todo seguro que el albino estaba bien. –
–¡Que estoy bien! ¡Solo déjame en paz! –exclamó claramente molesto. No con Valt, sino con sus traumas que no lo dejaban seguir y perdonar a su madre. –
Y claro que aquel acto asustó a Valt. Shu por otro lado abandonó el salón y salió con rumbo al baño. Por sus ojos carmín se asomaban unas pequeñas e imperceptibles lágrimas cristalinas. Odiaba hablar de su madre, pero también odiaba que lo vieran llorar.
–*Mierda! ¿Por qué me hizo esa pregunta? Tantas que hay en el maldito mundo y escogió precisamente esa!* –Shu maldecia una y otra vez esa maldita pregunta. –
Ya pasados unos minutos Shu se calmó y se fue al salón. Aunque dudaba si era lo mejor, pero al final lo hizo, aún no había nadie más. Solo estaba el pequeño de pelo azul, al que momentos antes le había gritado.
–Valt, perdón por haberte gritado, es que no me gusta hablar del tema. –se disculpo apenado por su actitud anterior. –
–Descuida, lo entiendo. –y era más que obvio que Valt lo iba a perdonar, ¿cómo tenía un corazón tan grande en ese pequeño cuerpo? –
–*Claro, como no, nadie me entiende.* –pensó Kurenai con ironía. –
–Jajajaja. –se empezó a reír, cosa que confundió al más alto. –
–¿De que te ríes?
–E-Es que... –no podía ni hablar, hasta que al fin se calmó y habló. –se lo que piensas nadie me entiende ¿o me equivoco? –finalizó Valt con una sonrisa ladina y melancolíca. –
Ante esas palabras Shu se quedo impresionado, ¿cómo Valt sabía lo que pensaba?
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Holis! ¿Que les parece?
Les juro que hago lo que se puede, pero ahora estoy en clases presenciales todos los días y me tienen muy acupado.
Perdón si no actualizo, sin más me retiro.
Sayonara!
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CAMBIASTE MI VIDA [editando]
RomanceShu Kurenai, un chico de trece años al cual la vida lo obligó a madurar, dejando de socializar y solo siendo un chico ejemplar, que considera ala amistad como peligrosa. ¿Qué pasará cuando llegué un chico de lindos ojos a intentar entablar amistad?