Demonio de Fuego [Fargexby] Omegaverse

37: Solo Ilusiones

Alexby

Montaba aquel hermoso corcel que la pequeña jauría de cazadores me proporcionó.

De algún modo me permitieron quedarme con ellos, estos vestían con el mismo tipo de ropajes de aquellos malnacidos que asesinaron a mi pequeña.

Pero dudo mucho que sean como esos hombres, ya me hubieran reconocido y atado para venderme, o mínimamente puesto atención a mis sutiles muescas de sangre pura y buscado un mejor postor en una subasta clandestina de pequeños lords.

Los suaves rayos del sol acarician mi cuerpo, cierro mis ojos dejándome llevar por ese cálido abrazo, tengo tanto tiempo sin tener estos pequeños placeres que por fin siento que sigo con vida. Algo similar se sentía cuando mi Staxx me besaba.

– y dime Alex – escucho la voz de la fémina que distrae mis pensamientos antes que estos se volvieran venenosos – tú manada ¿cómo escapaste? –

Parece que dicha pregunta llama la atención de todos, Maximus, el alfa de barba curiosa se acerca sin cautela alguna a escuchar mi respuesta siendo el menos discreto de todos.

– yo... – ¿ya me habían hecho esta pregunta antes? Podrían detectar inconsistencias en mi historia y destruir mi fachalla – la mayoría dormía cuando tomé el arma, sabía que tendría que sobrevivir sólo por eso la tomé y corrí cuando nadie veía, permití que a mi lobo seguir el rumbo de sus instintos –

La chica miró a su líder, la mujer beta de nombre Cristinini.

– ¿crees que?... –

– lo dudo Aroya – interrumpió Maximus – lo vieron caer a un río, deben pensar que está muerto, o si no verían buscarlo cómo perdida de tiempo, ni siquiera está marcado por su líder – el hombre río por eso.

–  ¿porque no te marcó? – habló la beta mujer detrás nuestra.

– pensaba que era lindo, si la manada se veía envuelto en conflicto con otra, me daría como parte de un intercambio, no estar marcado aumenta mi valor para sus ojos –

– Alex, dijiste que te querían para criar – dijo la rubia.

– y eso hisieron, bueno, intentaron, nunca me marcó y mi cuerpo rechazaba su semilla por lo mismo, soy un macho al fin y al cabo – justifique de la forma más lógica que pude.

Frente de mi trote estaba el imponente alfa prestando atención a la conversación y a los peligros del camino.

– ¿nunca tuviste hijos? –