Demonio de Fuego [Fargexby] Omegaverse

10: Jerarca Indefenso

Willy

Corría asustado de aquellos mercenarios que me buscaban por mi pelaje Albo, el tono plateado y blanquecino de mi piel es preciado por altos nobles para demostrar su estatus en prendas de alta confección.

Los sonidos de los caballos me pisan los talones, mis piernas se mueven por inercia, meses fueron pasando desde la vez que me escape de mi lejano hogar. Desde la vez que mis propios padres me tendieron una trampa para matarme y vender mi joven sedoso pelaje. Mi albinismo o me condenó a vivir como forajido, con esperanza de una vida larga, mucho menos digna.

Una cuerda fue lanzada atrapan to mi torso sudado por el fervor de mi escape. Caí precipitado en suelo, levantándome rápido y sintiendo como más cuerdas gruesas impiden mi huida y defensa contra aquellos que se hacían llamar cazadores.

Grite desesperado viendo como tres hombres enzima de poderosos caballos relucían victoriosos dando vueltas uno tras otro en círculo entorno mío.

Fue la primera vez que vi a mi Alex, mientras uno de esos hombres se bajaba con espada en mano del caballo más imponente que su persona una flecha fue directa a parar enfrente del andar del asesino.

Gire mi vista a una nueva figura que se hizo presente, era un caballero de brillante armadura plateada y yelmo blanco, montaba un gigantesco caballo de pelaje negro que se veía a leguas de distancia era más diestro y de mayor linaje que mis captores.

El hombre a pesar de ser de escasa estatura se erguía sobre la bestia que montaba de tal forma que parecía uno con el equino, removió su casco dejando ver su oscuro cabello mojado por el sol y sus ojos feroces como sólo un héroe podría tenerlos.

– ¿se puede saber que hacen en mis terrenos? – su voz era elegante y dura, un tono propio de altas herencias.

El joven bajó de su caballo soltando un resoplido molesto por nuestros intrusos cuerpos en sus terrenos.

– largo – le dijo al que supo se era el líder de la banda de cazadores.

– sólo hacemos nuestro trabajo – habló el otro, y tenía razón, no había regla escrita en ningún lado sobre asesinar a un albino, pues en muchas tierras somos considerados sólo animales.

– en mis tierras está prohibida la cacería injustificada, si no quieren problemas con MI manada y MI alfa será mejor que se larguen – descubrió su naturaleza omega.

Algunos los otros dos cazadores rieron ante su amenaza, pero el que hablaba con él héroe estaba serio, reflexionando sobre la gravedad del asunto. – está bien, nos lo llevaremos a las tierras lejanas, no mancharemos su territorio con su sucia sangre –

– pero, solo es un omega – renegó uno de los que aún estaba a caballo.

– no sólo es un omega imbécil, es un sangre pura, un jodido Jerarca de la última población liderada por una pareja de su linaje –un silencio imponente repleto a historia invadió nuestros cuerpos.