Demonio de Fuego [Fargexby] Omegaverse

07: Guerra de Mordidas y Aullidos

Luzu

No me di cuenta cuando todo se volvió un caos total, estaba de pie con las manos sobre la mesa gritando estupideces al intento de alfa pelinaranja, por su parte Mangel (su pareja) intentaba calmarnos, mientras que Auron parecía echar gustosamente más leña al fuego que se creaba entre Lolito y yo.

– chicos cálmense – pronunció Mangel en un intento desesperado por frenar la pelea.

– esa cosa morirá al primer toque de mi navaja de plata esterlina – me gruño Lolito.

– lo único que harás es que te mate como al tipo del molino –

– uy si, y tu magia negra seguro le hará algo, cosquillas me haces a mi imagínate a esa cosa –

– ¡Cosquillas dice!, ¡a que le puedes tumbar los dientes Luzu! – provocó Auron.

– Auron se supone que los tenemos que calmar – gruñe Vegetta.

– no soy niñera para calmarlos –

Willy ríe ante el comentario.

– ¿que no se supone que el alfa debe protegernos? ¡Por qué no atacamos el día del molino! – gruñe casi gritando Lolito.

– ¡porque partió un hombre a mitad como si de un pedazo de rama seca fuera! – grito mi omega.

– ¡eso no quita el hecho que se echó para atrás! ¡¿Qué clase de líder es entonces?! – recrimina el alfa de cabellos naranjos.

– ¡será mejor que te calles Lolito! ¡No le llegas ni a los talones a Vegetta! –

– ¡bueno, aunque sea si soy mejor que tú! ¡A mí no me dan por culo! –

La sangre recorrió mi cuerpo recorriendo la brecha con fervor para detonar aquella bomba en mi interior. Mi rostro ardió en intenso fuego y mis garras felinas emergieron arañando la dura madera de la mesa.

Salte contra el pelirrojo buscando arrancarle los ojos de sus profundas cuencas. El inmundo animal rojo cayó de espaldas conmigo arañando continuamente su pecho y gruñendo enfurecido.

La primera mordida me hace chillar y dejar fluir mis marcas por todo mi cuerpo sustituyendo la piel por pelaje rayado. Veo como mi rival hace lo mismo y se lanza con fiera mordiéndome con ese hocico largo y claro, es un híbrido de zorro e hiena por lo que es de menor tamaño pero su dentadura es como tiras de agujas listas para desgarrar la carne.

– ¡Basta! – grita Vegetta enfurecido por nuestra repentina transformación.

Cierro el hocico dejando de lucir mis colmillos amenazantes para mirar al líder sintiéndome regañado, por poco no se nos lanza enzima por la desesperación. Mi distracción es usada en mi contra recibiendo una mordida en mi espalda propia de mi guardia baja.