28: Traidores en la Manada

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Vegetta

Hice que el galope de Vicente fuera directo al hogar del alfa de gris, tenía que barrer toda la zona posible de mis territorios

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Hice que el galope de Vicente fuera directo al hogar del alfa de gris, tenía que barrer toda la zona posible de mis territorios. Empezando con este lugar y siguiendo con el área de mi hogar me permitirá tener todo el terreno cubierto.

Aquella carta me dejó claro que la tormenta apenas había empezado.

Los cazadores me seguían el rastro. Ya no en su forma de lobo, todos enzima de enormes caballos pintos.

Pero algo entre la nieve me alertó. Mi enorme corcel se levantó en dos patas relinchando asustado del nuevo descubrimiento.

Cadáveres de desdichados asesinos vestidos de negro, eran demasiados para ser una coincidencia, alguien les había llamado y contratado para terminar con algún miembro de la manada, hasta que se toparon con nuestro más reciente inquilino intruso.

– ¿pero que? – soltó uno de mis cazadores.

Baje del caballo cauteloso del nuevo descubrimiento, si duda a juzgar por el salvajismo de la masacre presente el encargado de esta caseria era el alfa intruso.

Tome una de aquellas armas forjadas, observando como tenía sangre en su filo, le dieron.

Note como uno de mis guardias lamio el filo de otra ensangrentada arma, para después escupir con toda su fuerza lo que su lengua había tocado.

– no sabe cómo nada que hubiera probado antes – volvió a escupir – creo que es del intruso –

– entonces esto sí lo hirió, en menor o mayor medida – explicó otro.

– tenemos que descubrir de qué están hechas, quizás nos dé una ventaja –

Apenas dije esas palabras el alfa que había probado la sangre de la bestia comenzó a toser y salivar demasiado. Fue obvio lo que ocurría.

– llévenlo con Auron – me levante – es veneno de anapelo – es demasiado líquido presente en las armas, es obvio que iban tras la bestia, con algo de suerte el cazador llegará aún vivo al pueblo.

Y el hombre dejó de luchar, cayó muerto en la fría nieve.

– no toquen las armas – ordené. A pesar de todo podía sentir el olor de la bestia aún presente, un olor frío a heridas.

Quizás ese sea el motivo por el cual ya no se le ha visto, quizás al final alguno de estos hombres dio su último aliento para acabar con el demonio.

Seguí mi instinto, busque por experiencia y olfato el rastro del monstruo, tenía esa leve esperanza de encontrar el cadáver del animal.

Pero, solo encontré un área llena de sangre ya casi cubierta por la nieve nueva, se asomaban sutiles plumas de entre el manto blanco. Removí un poco la nieve en búsqueda del cuerpo, pero no había más que sangre, pelaje marrón y plumas del ave nocturna.

Demonio de Fuego [Fargexby] Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora