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Cinco minutos antes de que fuera anunciado el cambio de clase, Kakashi Hatake terminó de escribir la información del siguiente examen en la pizarra. Naruto esperó a que todos abandonaran el salón para acercarse al adulto. 

Lo había estado aplazando desde hace algunos días, pero ya no había tiempo para darle vueltas al asunto. Además, lo último que Naruto pensaba hacer era acudir a Sasuke a rogarle una vez más para que regresara al equipo. Sakura tampoco estaba de acuerdo en que Sasuke retornara. 

Además, los dos últimos días, Sakura pasaba más tiempo con su compañera de habitación. Ahora Naruto empezaba a sentirse solo, y había llegado a la conclusión de que serían dados de baja. Lo único que le restaba era explicarse y pedir una oportunidad para buscar un nuevo compañero, pues no quería que sus escasos logros fueran en vano. Incluso había sido mordido por serpientes como para permitir que los expulsaran por culpa de aquel egoísta. 

-Ah, Naruto. ¿En qué puedo ayudarte?- el excéntrico profesor de mediana edad siempre solía llevar una bufanda envuelta hasta la altura de los pómulos, lo cual impedía vislumbrar el resto de su rostro. 

En cierto modo a Naruto le hacía gracia, aunque también le parecía de lo más enigmático. A pesar de todo, Kakashi le inspiraba una mezcla de temor. Era estricto cuando se lo proponía, y los castigos que impartía rayaban en lo severo y el absurdo. Desde correr varias vueltas por las canchas, hasta permanecer el día entero en ayuno si llegaba a encontrar el mínimo desperfecto en su clase.

-Si, bueno... verá- Naruto se rascó la nuca, sin saber a ciencia cierta cómo exponer una situación que ni él mismo terminaba de entender. -En mi equipo hace falta uno de mis compañeros- supuso que no tenía caso irse por las ramas. Kakashi lo dejó continuar mientras borraba la pizarra. -El decidió formar su propio equipo, y entonces Sakura y yo...

Naruto se silenció cuando Kakashi se dio la vuelta para dirigirle una mirada de reproche.

-¿Intentas decirme que tu equipo está incompleto y pretendes presentar el examen teórico así? 

-Se que suena algo tonto. Pero...- calló al notar que iba a recriminar de nuevo a Sasuke. -Sakura y yo nos hemos esforzado estudiando. He intentado pedirle a mi compañero que regrese, pero se ha negado y y no se qué más hacer.

Kakashi exhaló un hondo suspiro de pesar. 

-Si una persona rompe una regla, es escoria.

Naruto bajó la mirada, entre apenado y dolido, hasta que Kakashi esbozó algo parecido a una sonrisa segundos antes de alborotarle el cabello. 

-Sin embargo- continuó con menos seriedad que antes. -Un compañero que abandona a otro, es mucho más que escoria.

**

Esperó pacientemente apoyado en uno de los muros laterales hasta que la ventanilla de la puerta se abrió y por ella apareció el rostro encapuchado.

-Sasuke. Llegas temprano.

No contestó. No pretendía hacerlo, así como tampoco pensaba pasar o quedarse más tiempo allí. Se retiró de la pared y se acercó más a la ventana, alargando el brazo en el proceso.

Cuando la diminuta bolsa cayó en la palma de su mano, Sasuke se apartó con la intención de alejarse hacia su dormitorio. Era la primera vez que acudía solo. Había descubierto esa sección por intervención de Suigetsu. Cuando este le pidió integrarse en su equipo, creyó que se trataba de simple fanfarronería. Los equipos ya habían sido creados al azar con anterioridad. Y Sasuke había supuesto erradamente que no habría manera alguna de deslindarse de Naruto y Sakura. Pero cuando Suigetsu le explicó sobre las facilidades que le eran otorgadas a determinados grupos, no pudo sino sentir curiosidad por ello.

Fue así que Suigetsu le había presentado a Karin y Juugo. Ellos formaban un equipo, pero no eran los únicos. Había al menos otros cinco equipos camuflados entre el sector estudiantil. 

Karin era inteligente, atrevida, seductora, mientras que Juugo poseía una fuerza física inigualable. Suigetsu oscilaba entre ambos, no llegaba a ser lo suficientemente inteligente como Karin, pero lo compensaba en creces con la fuerza de sus brazos y la astucia. Sasuke lo había visto por primera vez cuando recorría las instalaciones del internado. Había una zona destinada para la natación, y allí era donde Suigetsu pasaba gran parte del tiempo, entrenando en una de las profundas piscinas centrales. 

Cuando lo presentó con Orochimaru, lo primero que Sasuke experimentó fue desconfianza, repulsión y miedo ante la penetrante mirada de aquel hombre que no aparentaba serlo. Había un brillo malicioso en su mirada. Tenía una lengua bífida que exhibía cada vez que reía, y una sonrisa tan siniestra que, en conjunto con la palidez de su rostro, lo hacían parecer un ente espectral, casi inhumano. 

Y pensar que se tratara de un instructor más, parecía a todas luces impensable. Sin embargo, así era. Orochimaru formaba parte del personal del internado. La química y la biología eran su fuerte, pero mantenía una faceta oculta que muy pocos eran merecedores de ver. Sasuke era uno de los pocos casos. 

Cuando Suigetsu los presentó, no sabía qué esperar. Aparte de tener la posibilidad de formar su propio equipo, Orochimaru le ofrecía afinar sus habilidades. Y Sasuke había aceptado. Se había dejado seducir por la promesa de poder al recordar su propósito de posicionarse entre los mejores allí dentro. Su meta era superar a su hermano, sin importar el costo ni los métodos que debiera emplear para ello.

Orochimaru estaba perfeccionando unas píldoras experimentales que permitían una mejora en las capacidades físicas y mentales de quién las ingiriera. Dichos resultados se hacían visibles desde las primeras tomas. 

Hebi. Así se llamaba la píldora experimental. El pase asegurado para que su meta se realizara. 

Cuando Sasuke terminó de subir las escaleras y dobló el pasillo, una voz hueca resonó a su espalda. Aquello le habría pasado desapercibido, de no ser porque la voz que precedió a la primera le resultó aguda, enérgica y singularmente conocida.

"Naruto"

Aminoró la rapidez de sus pasos a propósito, y se dejó rebasar. Fue entonces que pudo verlo. Su eterno dolor de cabeza, acompañado de otro chico de tez extremadamente pálida, cabello corto y oscuro, y una sonrisa de lo más hipócrita enmarcando sus labios.

-Aquí es, Sai. De verás.

Cuando Naruto pasó a su lado, Sasuke reprimió el impulso de tomarlo del brazo para preguntarle. Una vorágine de emociones empezaba a arremolinarse dentro.

Y no fue sino hasta que la puerta de junto se cerró, que Sasuke reaccionó a lo que estaba pasando.

-Mi reemplazo- sonrió inexpresivo momentos antes de abrir la puerta de su dormitorio.

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