XVI

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-Naruto.

-¿Eh?- fue hasta el tercer llamado que Naruto reaccionó. Se había pasado casi toda la tarde distraído, mirando a tráves de la ventana de su habitación mientras le daba vueltas una y otra vez al asunto de Sasuke.

Cualquiera en su lugar se habría dado por vencido hace mucho, pero aunque a Naruto aquello no le concernía, no podía evitar angustiarse por el futuro incierto del muchacho.

-Te he traído el desayuno- anunció Tsunade al entrar al cuarto. Le entristecía enormemente ver el estado en que se encontraba Naruto a diario. Distante, soñador, nostalgico, como desconectado de la realidad.

Sabía además, al igual que Jiraiya, que todo se debía a la expulsión de Naruto del internado. Y pese a que se había tratado de un malentendido con su medicación, ningún prefecto o encargado quiso responsabilizarse del hecho, por lo que Naruto había quedado irrevocablemente fuera.

A casi una semana de su expulsión, Naruto apenas si comía algo. Dormía la mayor parte del tiempo y no salía de su habitación más que para asearse.

Era otro duro golpe en la vida del Uzumaki. Perder a sus padres había sido el primero, tener que depender de medicinas era lo segundo, y ahora su sueño por pertenecer a un colegio tambien sucumbía. Era impensable sugerir otras opciones hasta que Naruto se recuperara un poco de la depresión que le asediaba actualmente.

-Jiraiya volverá pronto. Si necesitas algo, puedes pedirmelo a mi.

Naruto asintió, tomó la bandeja con comida y se sumergió una vez en el último recuerdo de Sasuke.

Quizá Sai había tenido razón al decir que estaba obsesionado con ese muchacho. Lo peor era que no había tenido las agallas de delatarle porque sabía que si frustraba el sueño de Sasuke por superarse, terminaría siendo odiado por él.

Pero ¿Por qué era tan importante que Sasuke no lo odiara?

De todas formas no volverían a verse. Asi que no tenía caso pensar en ello. Lo que realmente le alarmaba era lo que Sasuke estaba haciendo para quedar primero en los examenes.

"Sus ojos" recordó con pesar, y de nuevo la angustia se apoderó de su pecho.

-Abuela, Tsunade- la llamó a tiempo al ver que la aludida salía de la recámara. -Creo que olvidé algo en el colegio.

Con expresión severa, Tsunade suspiró.

-Cuando vuelva Jiraiya, le pediré que...

-Es importante- la interrumpió Naruto con los ojos fuertemente cerrados y las manos unidas en son de súplica. -Prometo no tardar. Por favor.

Aunque se sentía indecisa, Tsunade terminó accediendo al ver que sería la única manera de que Naruto espabilara un poco. Le hacía daño estar tanto tiempo aislado.

*

Convencer a Tsunade había sido relativamente fácil, pero poder acceder nuevamente al internado, le valió a Naruto una mentira mucho más rebuscada. Había tenido que presentar una de sus recetas y hacer hincapié a la importancia de sus píldoras que tan descuidadamente había olvidado en su dormitorio.

Cuando el guarda se ofreció a ir por ellas, Naruto tuvo que modificar su mentira al recordar súbitamente que en realidad se las había dado a cuidar a uno de sus compañeros el día que hizo su equipaje.

Minutos después rogó internamente que su treta no metiera en problemas a su amigo. Una vez que localizaron a Sai, bastó con que Naruto le dirigiera una mirada de súplica para que Sai comprendiera la situación.

-Si tengo esas pastillas- afirmó el chico de pálida tez, firmemente apostillado junto a la puerta. -Sígueme Naruto. No tardará- se dirigió al guardia antes de hacer un ademán al rubio.

Naruto dejó escapar un suspiro de alivio y siguió a un pensativo Sai.

-Tiene que ver con Sasuke. ¿Cierto?

-Si- de nuevo Naruto exhaló al saberse descubierto. -Solo quiero verlo una última vez.

Aunque no dijo nada, Sai negó con la cabeza en rotunda desaprobación.

*

A sabiendas de que tendría poco tiempo antes de que lo pillaran, Naruto corrió directamente al dormitorio del Uchiha. Llamó un par de veces a la puerta y tuvo que esperar angustiosos minutos antes de que la abrieran.

-¿No se supone que ya no estudias aquí?

Arrogancia fue lo primero que Naruto notó, tanto en su expresión altiva como en su tono soberbio.

-¿Estás bien?- tuvo que contener todas sus quejas, maldiciones y reproches al ver que Sasuke se cubría el ojo derecho con la palma. -¿Sasuke?- insistió, a lo cual el susodicho le instó a pasar.

La puerta se cerró a sus espaldas.

-¿Qué le ocurre a tu ojo?, ¿Por qué sigues tomando esas pastillas, Sasuke?

Una sonrisa vacía se delineó por breves instantes en la nívea faz del susodicho.

-¿Volviste solo a preguntarme tonterías?- se mofó. -Podrías haberte ahorrado la molestia.

Mordiendose indeciso el labio inferior, Naruto cerró los ojos.

-En realidad vine- tomó a Sasuke de las mejillas, cerró los ojos y lentamente aproximó su rostro. -A decirte que me gustas- remató, uniendo sus labios en un firme contacto.

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