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-Tierra llamando a Naruto.

Ante el llamado, Naruto dejó de mirar hacia la cafetería para mirar a Sakura, primero con confusión y bochorno, después con nerviosismo al no tener idea de lo que estaban hablando.

-Eh, si. Solo estaba...

-Observando al equipo Uchiha- se unió Sai a la plática mientras abría su lata de gaseosa. Naruto lo miró indignado al saberse descubierto. -Llevas tres días haciendolo. Dudo que ese tal Sasuke sea telepata. Pero si lo que dijo Sakura sobre él es cierto, sería mejor que solo lo olvidaras.

Visiblemente contrariado, Naruto se sujetó la cabeza. Sentía la penetrante mirada de Sakura en él. No había modo de evadir la verdad. Desde su último encuentro con Sasuke, no dejaba de pensarlo. Lo había visto todos los días con sus compañeros y todos lucían bien, pero días atrás no era el caso. No entendía nada y quería llegar al fondo del asunto.

-Sai tiene razón, Naruto- le secundó la chica de cabello rosa, tendiendole al susodicho su cartón de leche. -Sasuke solo piensa en sí mismo. Se ha olvidado de nosotros tan pronto ya no nos necesitaba. Se ha hecho nuevos amigos y nosotros tampoco lo necesitamos.

Naruto fue a refutar, pero leyó en los ojos jade de su amiga la mentira implicita tras sus palabras. Por supuesto que Sakura tampoco se había olvidado de Sasuke. Solamente se había resignado a los hechos.

-A menos que...- Sai dejó su emparedado a medio comer para pasar a mirar con aires inquisidores al rubio. -Naruto este enamorado de Uchiha. Tendría más sentido que lo busque con tanto desespero, dejando su dignidad tirada en el proceso.

Aquello fue suficiente. Naruto se levantó molesto de su lugar.

-Yo no...- de nuevo la picazón en su cuerpo se hizo presente. La ansiedad trepó como espuma por su sistema. -Tengo que irme. Nos vemos por la noche.

Ignoró el llamado insistente de Sakura y echó a correr hacia su dormitorio. Necesitaba alejarse de ellos. Necesitaba más que nada, huir lejos de la verdad.

Las siguientes tres horas Naruto las invirtió entrenando en uno de los patios. Había pasado directamente a la práctica porque la teoría siempre lo aburría. Y sin Sakura presente dictaminandole lo que debía hacer, fue mucho más sencillo saltarse los pasos. Cualquier cosa estaba bien con tal de olvidarse un poco de todo y mantener su cuerpo y mente ocupados.

Se sentía completamente lleno de energía, casi euforico.

Cuando terminó de prácticar los tiros, decidió escalar uno de los árboles para ver qué tan alto podía llegar. Grande fue su sorpresa al rebasar una de las ramas más próximas a la copa. Luego bajó de un salto y empezó a correr por la cancha. A la tercer vuelta Naruto comenzó a sentirse mareado, asi que disminuyó la velocidad hasta que el trote se volvió caminata. Su respiración se había acelerado demasiado, y podía sentir su órgano vital golpeteando desaforadamente contra su pecho.

Desesperado, Naruto trató de inhalar aire a grandes bocanadas, pero eran insuficientes. Pronto los jovenes rezagados comenzaron a acercarse para preguntarle qué le pasaba. Sin embargo Naruto no podía contestar. No había forma de hacerlo cuando sentía que se ahogaba. Cuando la respiración se cortó de golpe, su cuerpo se desplomó de lleno en el piso y empezó a sacudirse en involuntarias contracciones que derivaron en convulsiones.

-¡Llamen a Kakashi!

Después de eso, Naruto no supo más de si.
**

Cuando despertó, le tomó varios minutos darse cuenta de que se hallaba en la cama de su dormitorio. No lo hizo hasta que Sai entró en su campo de visión.

-¿Sai?, ¿Qué ocurrió?- la confusión hacía estragos en su cabeza. Le dolía todo el cuerpo, pero por más que lo intentaba, no lograba recordar nada.

La expresión neutra de Sai sufrió un ligero cambio al sentarse sobre la cama.

-Tuviste un ataque en uno de los patios. Ahora mismo estan deliberando sobre tu baja. Es posible que llamen a tus tutores para que te recojan.

-¿Qué?- el rostro de Naruto era todo un dilema, pasando del desconcierto al enojo y finalmente a la tristeza. -Yo nunca...- se calló al recordar que nadie estaba al tanto de su condición. Ni siquiera sus amigos lo sabían. Se había asegurado de mantenerlo en secreto, pero ¿Acaso estaba empeorando?

-Es mejor asi, Naruto. Tu salud es más importante- le cortó Sai de tajo, señalando hacia una de las esquinas de la pieza, donde yacía la mochila de Naruto. -Te he ayudado a empacar algunas cosas.

-No pueden darme de baja- de nuevo Naruto se sentía extremadamente mareado. -Es que...no es para tanto. Nunca me había ocurrido algo asi.

Lentamente Sai se incorporó para hurgar en el bolsillo de su pantalón. Enseguida extrajo un pequeño pomo azulado que entregó a Naruto.

-Ino estaba en la multitud cuando sufriste el ataque. Dijo que vio un objeto rodar hacia un costado y lo tomó. Si te olvidaste de tomar tu medicamento...

Llegado a ese punto, Naruto dejó de escuchar. Tomó el frasco entre sus dedos y lo giró poco a poco. Aquel pomo no tenía etiqueta, y la tonalidad tampoco era la misma.

-Sasuke- el nombre brotó de sus labios de manera automática. Naruto rebuscó en sus memorias. Había acudido a la habitación de Sasuke para devolverle su cuaderno. Aquella vez había tirado accidentalmente su medicamento bajo la cama. Debió confundirse al tomarlo. Esas pastillas no eran suyas, sino de Sasuke. Pero ¿Qué eran exactamente?

Un escalofrío recorrió su espina dorsal obligandolo a recostarse de vuelta mientras terminaba de procesar lo ocurrido. No quería que Sai leyera en sus facciones la confusión y la tristeza que actualmente lo consumían.

Réquiem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora